Duele

Duele

Una partida que marco tu ausencia.
Un adiós inesperado,
Quien pensaría que esa tarde era tu última salida matutina, tu adiós para el mundo, tu despedida.
Ha pasado un día de tu adiós y duele como si un pedazo de mi se fue contigo.
No puedo evitar recordar esos momentos, observar donde te acostabas, dónde me esperabas cada mañana para que te abriera la puerta al mundo, a ese mundo que también te perdió.
Trato de contener el llanto pero mis lágrimas fugitivas salen sin control, sin pedir permiso, bañas mi mejillas y nublan mis ojos.
Cómo duele que ya no estés, que no me mires más y sonreír viéndote jugar.
Me voy adaptando al cambio, hacerme la idea que te perdí, pero eso no puede evitar que te extrañe.
La rutina del día buscan distraerme, ocupar ese espacio del tiempo que compartía contigo.
Puede que con el tiempo supere la idea de que ya no vuelves más pero jamás tus recuerdos se irán ni mucho menos en algún momento evitar hablar de ti y de todas las cosas que hicimos juntos.
Mi querido perro Saint Seiya vuela alto, mi amigo fiel y compañero de vida, fue un honor tenerte en la familia y aunque tú tiempo fue corto, tu ausencia es eterna y los recuerdos son para siempre.