Dulce como la miel

Si usted es de los que conoce el amor, deme su número para morir por él en un teléfono. [...] Nos duelen los huesos, el cuello y los labios, y sólo conocemos esos besos fríos de botella que nos dejan el paladar con un sabor de la chingada, besos amargos de cerveza, pero tan carnales de veras, que nos crispan las carnes en recuerdo de nuestra hoguera
Claudia de la Torre, Sobre el amor mal conjugado​

Yo también alguna vez quise hablar del amor, pero no es posible hablar de algo con las visceras tan alborotadas, vomitas sobre el papel la historia de tus amores frustrados e intentas adornarlo para poder llamarlo “poesía”, pero que va, el resultado es más horrible aún que el amor mismo.

Luego pues intente hablar seriamente del amor, me documente, leí, tome nota y cité a tantos autores como mi pereza me permitió. Pero el resultado fue algo más absurdo que el amor mismo.

Del amor yo sólo puedo decir que es aburrido y pesado, un día te hace sentir que todo lo puedes, al siguiente te tumba en la cama sin querer moverte, para al tarde ya no sientes nada y aquel corazón que antes latía con pasión ahora sólo bombea sangre y te mantiene “vivo”, si es que a ese estado de insencibilidad se le puede llamar vivir.

Cuando ya te has hastiado del amor es cuando por fin puedes ver con claridad lo petético que te debiste haber visto rondando como mosca aquel objeto amado. Te conviertes en un “meta” amante que puede ver el amor desde fuera del mismo. Así pues, ya puedes hablar del amor y decir, “el amor es tal.”

Por eso digo yo que el amor es aburrido y pesado, yo estoy fuera de él ya, y sin embargo lo sigo anhelando, puedes no sentir el amor ya, pero aún así, si en cada tarde ves frente a ti aquel objeto amado, es dificil olvidar que alguna vez estuviste a su lado y creiste poder vencer al destino cruel que te condenaba a vivir solitario.

¿Y que más te puedo decir yo sobre el amor? Que te hace hacer cosas graciosas, graciosas para los demás que te ven, pero cuando estas por fin fuera de él, te dan más ganas de llorar al ver a aquel triste borracho besado por na botella de destilado tratando de marcar un numero en el teléfono con mirada cristalina y ojos inyectados. Es más triste esa visión que cualquier desamor.

Concluyendo, el amor es dulce como la miel, come demasiada miel y te hostigarás y vomitarás de asco, despues de eso sabrás la verdad, la miel no es dulce en realidad, es tan amarga que tu lengua incapaz de reconocer ese sabor, te hace creer que es dulce.