Egoísmo.

Todo ser humano tiene en su cabeza el tedioso eco de una voz. Una voz que grita desde nuestro interior, una voz que solo se preocupa por su bienestar y que hace que olvides al resto de iguales. Una voz, que si obedeces, acabará por cegarte por completo arrastrándote a la más oscura de las soledades y a la más falsa y superficial de las felicidades.
Pero lo verdaderamente espeluznante es que el ser humano, incluso sabiendo los efectos que conllevan el obedecer esa voz, sabiendo que la soledad es su destino y la felicidad una de las cosas que no conocerán, siguen esa voz, prefiriendo así vivir en la triste ignorancia y pensar que son felices vividores de un cuento de hadas.
Esto es reflejado en la misma sociedad, en la que todos codician un estúpido papel que tiene un valor ficticio otorgado por ella misma y harán todo lo posible por conseguirla. Es reflejado en la fría relación que se da entre todos los transeúntes de una grisácea acera, en todos los lugares del mundo. Reflejado en el oscuro porvenir, cuyas primeras manifestaciones se dan ya a conocer, como el simple pero triste hecho de tener que pagar por mantener una salud digna, por tener que pagar por vivir, por vestirte, por alojarte de una manera "socialmente correcta", por civilizarte.
A veces me pregunto porqué yo no soy así, porqué soy feliz si no tengo nada de lo que esa voz me pide que consiga, pero supongo... que será porque a cada bolsillo vacío regalo una sonrisa, a cada ropa ajada una mirada al horizonte y a cada momento de aprendizaje un enriquecimiento inigualable.