El alquimista y las dos rosas

Sebastián de la Porras · 1 de Octubre de 2009

Hace mucho tiempo, antes de que la ciencia fuese un campo de estudios modernos, existió un hombre humilde y bondadoso que tuvo un peculiar acontecimiento en uno de sus experimentos. En esa época, los experimentos científicos se llamaban experimentos Alquimistas y dichos experimentos, eran rudimentarios, sin complicadas maquinas de medición y mucho menos, microscopios
¡Bueno! Continuando con nuestra historia- Nuestro amigo, era un joven enamorado, que creía fuertemente en el amor. Ese hecho en particular, lo alejo de las personas que amaba. -No es raro hoy en día, ver que las personas se olviden del verdadero amor por perseguir sueños de fortuna y mundo moderno- En conclusión, tras varias derrotas sentimentales, su corazón no pudo con tanto y nuestro amigo, se recluyó en una casita en el bosque, ocupando así su mente en algo realmente valedero, algo vivo y algo que de hecho necesita mucho amor La Botánica.
Día tras día, aquel joven alquimista, cuidaba de sus plantas y las hacia crecer derechas para que se alimentaran de la bondad del sol
Tenia muchas variedades de plantas, entre las cuales figuraban especies raras como la Hydnora Africana, la Dranculus Vulgaris, la Amorphofallus y también tenia muchas Wollemia Nobilis, Weswischia mirabilis y Drakea gyptodon. Entre otras muchas claro esta- Sin embargo, entre todas esas hermosas y raras plantas, había dejado espacio para su muy querido rosal y en dicho rosal una planta de la especie Alba muy particular de la cual brotaban dos rosas
Aquellas dos rosas blancas eran sus preferidas; por el simple hecho de que nunca se marchitaban, siempre vivían en plena madurez y su color blanco como las nubes del cielo nunca perdía su brillo y delicadeza
Un día, ¡algo extraño ocurrió!
¡Las dos rosas comenzaron a marchitarse con el pasar de los días!
El joven, desesperado, apuró a conservarlas en el lugar más fresco de su jardín y ponerle todos los cuidados necesarios. Sin embargo, no pasaría mucho tiempo antes de que las pobres rosas murieran. ¡Era necesario hacer algo al respecto!
Igual... ¿Qué se podía hacer contra la muerte?

Sentado frente al fuego de su calida cabaña, muy frustrado ante la muerte inminente de sus más preciadas amigas (las rosas) el joven tuvo una descabellada idea
Recordó de todas las sustancias que conocía, aquella que nunca había tenido el coraje de utilizar.

La luz

La luz es una poderosa fuerza que nadie sabe controlar. Nadie conoce su naturaleza y tampoco saben que aspecto tiene Solo pueden notar su presencia pues viaja a una velocidad tan impresionante que es imposible tomarla con la mano.
Así el enamorado alquimista y descabellado botánico, tomo todos los objetos que tenía en su laboratorio; entre ellos un diamante, trozos de cristal y bastante agua en una pecera esférica de un radio de 2 metros y se dispuso a probar si existía alguna forma de detener la luz.
Primero probo con el agua, mezclándola con varias sustancias extrañas para lograr un mayor espesor pero nada funcionaba. La luz era tan rápida que no podía ser frenada
Entonces acomodó los cristales en una línea perfecta con el diamante al final e intentó filtrar la luz esperando que así se detuviera. ¡Nada! ¡NO FUNCIONABA NADA!
¡El sabia que todo estaba perdido!
Después de tantas pruebas, una pregunta empezó a rondar su ingenio
¿Que tal si la luz se detuviese con el máximo filtro del mundo? aquel de tal densidad que incluso detiene al odio y a la venganza con el perdón... ¡Claro! ¡EL CORAZON!

Entonces; El descabellado científico, destapó un pequeño agujero en su cabaña para dejar entrar a la luz del Sol, de la misma manera, colocó todos los cristales, otra vez, alineados perfectamente con el diamante al final dentro de la pecera esférica repleta de agua viscosa de manera que la luz hiciera un viaje perfecto a través del aparatoso experimento y todo con la finalidad de entregar su corazón como un gran filtro
Destapó su pecho, y se recostó en el suelo de la cabaña, sobre el rayo de luz, denso, caliente y veloz
La refracción del rayo de luz a través de los objetos había logrado disminuir su velocidad a la mitad pero aun con todo eso y con su corazón de filtro, nada parecía funcionar La luz, no se detenía
De pronto en medio de todo el experimento, el humilde muchacho se dio cuenta de algo muy importante Que tenía miedo de morir

Tantos amores perdidos, tantas cosas que no pudo hacer-Fue lo primero que pensó- ¡El amor es mas fuerte! -Se dijo a si mismo-

AsíResignado y muy contento, el gran alquimista, sacó sus dudas y tristezas fuera de su corazón y una vez mas, se recostó sobre el suelo, directamente con el pecho bajo el rayo de luz

Se escuchó un sonido muy agudo y luego uno más grave y de pronto

¡PUF!

La luz se detuvo sobre su pecho como atontada, adormecida y ridícula

Moribundo por el impacto de tanta energía en el corazón, el pobre muchacho agarró con las manos un poco de luz y arrastrándose hasta las rosas, dejo caer un poco sobre ellas para sanarlas

La planta, como por arte de magia, comenzó a revitalizarse y tomó de nuevo su rectitud y firmeza
¡Funcionaba! Y no solo eso ¡Todas las plantas brillaban! ¡Eternamente con vida, eternamente hermosas!

¡El alquimista no lo podía creer!
Lloraba de alegría y respiraba con dificultad Tras unos pocos minutos de contemplar aquel magnifico espectáculo en el jardín trasero de su casita. El muchacho dio su última exhalación, ¡contento! porque de todos los amores que tuvo jamás, ese es el único que viviría por siempre correspondido

Rosario de Cuenca Esteban · 2 de Octubre de 2009

Sebastián de la Porras;2424841 dijo:

Hace mucho tiempo, antes de que la ciencia fuese un campo de estudios modernos, existió un hombre humilde y bondadoso que tuvo un peculiar acontecimiento en uno de sus experimentos. En esa época, los experimentos científicos se llamaban experimentos Alquimistas y dichos experimentos, eran rudimentarios, sin complicadas maquinas de medición y mucho menos, microscopios
¡Bueno! Continuando con nuestra historia- Nuestro amigo, era un joven enamorado, que creía fuertemente en el amor. Ese hecho en particular, lo alejo de las personas que amaba. -No es raro hoy en día, ver que las personas se olviden del verdadero amor por perseguir sueños de fortuna y mundo moderno- En conclusión, tras varias derrotas sentimentales, su corazón no pudo con tanto y nuestro amigo, se recluyó en una casita en el bosque, ocupando así su mente en algo realmente valedero, algo vivo y algo que de hecho necesita mucho amor La Botánica.
Día tras día, aquel joven alquimista, cuidaba de sus plantas y las hacia crecer derechas para que se alimentaran de la bondad del sol
Tenia muchas variedades de plantas, entre las cuales figuraban especies raras como la Hydnora Africana, la Dranculus Vulgaris, la Amorphofallus y también tenia muchas Wollemia Nobilis, Weswischia mirabilis y Drakea gyptodon. Entre otras muchas claro esta- Sin embargo, entre todas esas hermosas y raras plantas, había dejado espacio para su muy querido rosal y en dicho rosal una planta de la especie Alba muy particular de la cual brotaban dos rosas
Aquellas dos rosas blancas eran sus preferidas; por el simple hecho de que nunca se marchitaban, siempre vivían en plena madurez y su color blanco como las nubes del cielo nunca perdía su brillo y delicadeza
Un día, ¡algo extraño ocurrió!
¡Las dos rosas comenzaron a marchitarse con el pasar de los días!
El joven, desesperado, apuró a conservarlas en el lugar más fresco de su jardín y ponerle todos los cuidados necesarios. Sin embargo, no pasaría mucho tiempo antes de que las pobres rosas murieran. ¡Era necesario hacer algo al respecto!
Igual... ¿Qué se podía hacer contra la muerte?

Sentado frente al fuego de su calida cabaña, muy frustrado ante la muerte inminente de sus más preciadas amigas (las rosas) el joven tuvo una descabellada idea
Recordó de todas las sustancias que conocía, aquella que nunca había tenido el coraje de utilizar.

La luz

La luz es una poderosa fuerza que nadie sabe controlar. Nadie conoce su naturaleza y tampoco saben que aspecto tiene Solo pueden notar su presencia pues viaja a una velocidad tan impresionante que es imposible tomarla con la mano.
Así el enamorado alquimista y descabellado botánico, tomo todos los objetos que tenía en su laboratorio; entre ellos un diamante, trozos de cristal y bastante agua en una pecera esférica de un radio de 2 metros y se dispuso a probar si existía alguna forma de detener la luz.
Primero probo con el agua, mezclándola con varias sustancias extrañas para lograr un mayor espesor pero nada funcionaba. La luz era tan rápida que no podía ser frenada
Entonces acomodó los cristales en una línea perfecta con el diamante al final e intentó filtrar la luz esperando que así se detuviera. ¡Nada! ¡NO FUNCIONABA NADA!
¡El sabia que todo estaba perdido!
Después de tantas pruebas, una pregunta empezó a rondar su ingenio
¿Que tal si la luz se detuviese con el máximo filtro del mundo? aquel de tal densidad que incluso detiene al odio y a la venganza con el perdón... ¡Claro! ¡EL CORAZON!

Entonces; El descabellado científico, destapó un pequeño agujero en su cabaña para dejar entrar a la luz del Sol, de la misma manera, colocó todos los cristales, otra vez, alineados perfectamente con el diamante al final dentro de la pecera esférica repleta de agua viscosa de manera que la luz hiciera un viaje perfecto a través del aparatoso experimento y todo con la finalidad de entregar su corazón como un gran filtro
Destapó su pecho, y se recostó en el suelo de la cabaña, sobre el rayo de luz, denso, caliente y veloz
La refracción del rayo de luz a través de los objetos había logrado disminuir su velocidad a la mitad pero aun con todo eso y con su corazón de filtro, nada parecía funcionar La luz, no se detenía
De pronto en medio de todo el experimento, el humilde muchacho se dio cuenta de algo muy importante Que tenía miedo de morir

Tantos amores perdidos, tantas cosas que no pudo hacer-Fue lo primero que pensó- ¡El amor es mas fuerte! -Se dijo a si mismo-

AsíResignado y muy contento, el gran alquimista, sacó sus dudas y tristezas fuera de su corazón y una vez mas, se recostó sobre el suelo, directamente con el pecho bajo el rayo de luz

Se escuchó un sonido muy agudo y luego uno más grave y de pronto

¡PUF!

La luz se detuvo sobre su pecho como atontada, adormecida y ridícula

Moribundo por el impacto de tanta energía en el corazón, el pobre muchacho agarró con las manos un poco de luz y arrastrándose hasta las rosas, dejo caer un poco sobre ellas para sanarlas

La planta, como por arte de magia, comenzó a revitalizarse y tomó de nuevo su rectitud y firmeza
¡Funcionaba! Y no solo eso ¡Todas las plantas brillaban! ¡Eternamente con vida, eternamente hermosas!

¡El alquimista no lo podía creer!
Lloraba de alegría y respiraba con dificultad Tras unos pocos minutos de contemplar aquel magnifico espectáculo en el jardín trasero de su casita. El muchacho dio su última exhalación, ¡contento! porque de todos los amores que tuvo jamás, ese es el único que viviría por siempre correspondido
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¡¡¡¡¡Bravo!!!!!, grandes verdades nos dejas, querido amigo.
Tefelicito por tu exquisito escrito
Besos y estrellascon reputación
Rosario

ludmila · 2 de Octubre de 2009

Sebastián de la Porras;2424841 dijo:

Hace mucho tiempo, antes de que la ciencia fuese un campo de estudios modernos, existió un hombre humilde y bondadoso que tuvo un peculiar acontecimiento en uno de sus experimentos. En esa época, los experimentos científicos se llamaban experimentos Alquimistas y dichos experimentos, eran rudimentarios, sin complicadas maquinas de medición y mucho menos, microscopios
¡Bueno! Continuando con nuestra historia- Nuestro amigo, era un joven enamorado, que creía fuertemente en el amor. Ese hecho en particular, lo alejo de las personas que amaba. -No es raro hoy en día, ver que las personas se olviden del verdadero amor por perseguir sueños de fortuna y mundo moderno- En conclusión, tras varias derrotas sentimentales, su corazón no pudo con tanto y nuestro amigo, se recluyó en una casita en el bosque, ocupando así su mente en algo realmente valedero, algo vivo y algo que de hecho necesita mucho amor La Botánica.
Día tras día, aquel joven alquimista, cuidaba de sus plantas y las hacia crecer derechas para que se alimentaran de la bondad del sol
Tenia muchas variedades de plantas, entre las cuales figuraban especies raras como la Hydnora Africana, la Dranculus Vulgaris, la Amorphofallus y también tenia muchas Wollemia Nobilis, Weswischia mirabilis y Drakea gyptodon. Entre otras muchas claro esta- Sin embargo, entre todas esas hermosas y raras plantas, había dejado espacio para su muy querido rosal y en dicho rosal una planta de la especie Alba muy particular de la cual brotaban dos rosas
Aquellas dos rosas blancas eran sus preferidas; por el simple hecho de que nunca se marchitaban, siempre vivían en plena madurez y su color blanco como las nubes del cielo nunca perdía su brillo y delicadeza
Un día, ¡algo extraño ocurrió!
¡Las dos rosas comenzaron a marchitarse con el pasar de los días!
El joven, desesperado, apuró a conservarlas en el lugar más fresco de su jardín y ponerle todos los cuidados necesarios. Sin embargo, no pasaría mucho tiempo antes de que las pobres rosas murieran. ¡Era necesario hacer algo al respecto!
Igual... ¿Qué se podía hacer contra la muerte?

Sentado frente al fuego de su calida cabaña, muy frustrado ante la muerte inminente de sus más preciadas amigas (las rosas) el joven tuvo una descabellada idea
Recordó de todas las sustancias que conocía, aquella que nunca había tenido el coraje de utilizar.

La luz

La luz es una poderosa fuerza que nadie sabe controlar. Nadie conoce su naturaleza y tampoco saben que aspecto tiene Solo pueden notar su presencia pues viaja a una velocidad tan impresionante que es imposible tomarla con la mano.
Así el enamorado alquimista y descabellado botánico, tomo todos los objetos que tenía en su laboratorio; entre ellos un diamante, trozos de cristal y bastante agua en una pecera esférica de un radio de 2 metros y se dispuso a probar si existía alguna forma de detener la luz.
Primero probo con el agua, mezclándola con varias sustancias extrañas para lograr un mayor espesor pero nada funcionaba. La luz era tan rápida que no podía ser frenada
Entonces acomodó los cristales en una línea perfecta con el diamante al final e intentó filtrar la luz esperando que así se detuviera. ¡Nada! ¡NO FUNCIONABA NADA!
¡El sabia que todo estaba perdido!
Después de tantas pruebas, una pregunta empezó a rondar su ingenio
¿Que tal si la luz se detuviese con el máximo filtro del mundo? aquel de tal densidad que incluso detiene al odio y a la venganza con el perdón... ¡Claro! ¡EL CORAZON!

Entonces; El descabellado científico, destapó un pequeño agujero en su cabaña para dejar entrar a la luz del Sol, de la misma manera, colocó todos los cristales, otra vez, alineados perfectamente con el diamante al final dentro de la pecera esférica repleta de agua viscosa de manera que la luz hiciera un viaje perfecto a través del aparatoso experimento y todo con la finalidad de entregar su corazón como un gran filtro
Destapó su pecho, y se recostó en el suelo de la cabaña, sobre el rayo de luz, denso, caliente y veloz
La refracción del rayo de luz a través de los objetos había logrado disminuir su velocidad a la mitad pero aun con todo eso y con su corazón de filtro, nada parecía funcionar La luz, no se detenía
De pronto en medio de todo el experimento, el humilde muchacho se dio cuenta de algo muy importante Que tenía miedo de morir

Tantos amores perdidos, tantas cosas que no pudo hacer-Fue lo primero que pensó- ¡El amor es mas fuerte! -Se dijo a si mismo-

AsíResignado y muy contento, el gran alquimista, sacó sus dudas y tristezas fuera de su corazón y una vez mas, se recostó sobre el suelo, directamente con el pecho bajo el rayo de luz

Se escuchó un sonido muy agudo y luego uno más grave y de pronto

¡PUF!

La luz se detuvo sobre su pecho como atontada, adormecida y ridícula

Moribundo por el impacto de tanta energía en el corazón, el pobre muchacho agarró con las manos un poco de luz y arrastrándose hasta las rosas, dejo caer un poco sobre ellas para sanarlas

La planta, como por arte de magia, comenzó a revitalizarse y tomó de nuevo su rectitud y firmeza
¡Funcionaba! Y no solo eso ¡Todas las plantas brillaban! ¡Eternamente con vida, eternamente hermosas!

¡El alquimista no lo podía creer!
Lloraba de alegría y respiraba con dificultad Tras unos pocos minutos de contemplar aquel magnifico espectáculo en el jardín trasero de su casita. El muchacho dio su última exhalación, ¡contento! porque de todos los amores que tuvo jamás, ese es el único que viviría por siempre correspondido
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Si, que eres bueno!!!! eres un genio, Un gran cariño.

ROSA · 2 de Octubre de 2009

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