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El amor de aquella mujer

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Sommbras, 9 de Febrero de 2012. Respuestas: 0 | Visitas: 483

  1. Sommbras

    Sommbras Poeta adicto al portal

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    Hombre
    .


    El amor es un árbol en el bosque esperando la fuente, el incendio futuro, leña gestando nuevas formas, siento.
    El amor de aquella mujer escribió el documento de los sentidos.
    Existe una similitud despiadada entre aquel beso y la codicia, analizo.
    Debiera enterrar su beso en la hendidura de una palmera. O en alguna rendija del cielo, por ejemplo. En el recuerdo de ella, estoy como se habita con una mujer: uno está todo brazos, todo vida, todo aliento.

    Rememoro nuestra despedida en sus pupilas, como un rencor donde se incendiaba un pino.
    Es su recuerdo olor a vegetales mentolados, auroras tapizadas por lanas ardientes.
    Desde esta ventana, sin ella las horas transitan esqueléticas.
    La vía láctea está espesa, parecería un rebaño de ovejas en la sombra.
    Esos silencios oscuros donde brillan los escarabajos.
    Esta noche, apenas espuma de nube toca los bordes de su boca.
    Los hilos de luz juegan con mis manos de ceniza.

    Es la dueña con su recuerdo, esta habitación es ella.
    Prende como beso-flor, las cien cabelleras desordenadas en aquella cama…
    El mosaico de la noche y las hojas iluminadas.
    Me sentaré a escribir aquellas guirnaldas, aquellos racimos que caían prodigándose. Colonizado ese texto, llevará en sus labios sus labios, y en ellos el beso que no le di.

    Escribiré enérgicamente la razón que me sufre, que se vuelca, toca los alvéolos, me parte en dos mitades, me despierta, raspa los desgastes, me arrastra, se refleja, me transita, se curva, me culpa, me fuga, me sombra, se avanza, se niega, respira, me agoniza, ¡oh beso inmóvil!

    El suave circulo de la lámpara encierra el campo de batalla.
    La escritura, como palabra callada, rompe el bloque de silencio.
    Se enciende otra luz en la mesa junto a las yemas de los dedos del ciego.
    Sentado, con el pijama abrochado a la izquierda, un espejo refleja mi mano escribiendo y lo hace todo al revés.

    Saltan frases canoras de entre mis dedos y tras la ventana el rugido matrimonial del cielo y el agua, esos estribillos que el amor le roba al mar: el beso que ama, se retira un poco, y luego a la arena vuelve a besar.




    Jesús Soriano.
     
    #1

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