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El amor de un ángel caído

Tema en 'Prosa: Ocultos, Góticos o misteriosos' comenzado por Nýcolas, 22 de Octubre de 2012. Respuestas: 2 | Visitas: 1228

  1. Nýcolas

    Nýcolas Poeta asiduo al portal

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    Hay corazones que nacen con la espada y el escudo y otros, acostumbrados a las llamas del Infierno, con el temor y terror. Tiembla el Inframundo cuando estas bestias laten y toda la Tierra sucumbe ante la posibilidad final; destrucción atómica de toda bomba de toda pasión. – Y la dorada cobra nos contempla desde el arenoso Egypto.

    Robé la llave de la inmortalidad del Valle de los Reyes, ¿cómo puedes entonces temer? ¡¡Ah!! ¡Criatura dantesca!, ¿cómo puedes entonces temer? – «Yo», con sagrada paciencia, he desterrado la química del laboratorio de los dioses; «yo», equipado con los besos de Ifigenia y el reflejo de todas las estrellas en mis ojos, resolví la paradoja del sentimiento en los intrincados laberintos del Alma; y «yo», criatura celeste y desdichada, con sólo un destral, a fuerza y rebane, penetré indiferente por el vergel de los ensueños, atravesando rigurosos bosques, pantanos imparisilábicos, montes impasibles, montañas imposibles, ¡enormes cielos caídos con todas sus nubes e imperios desterrados!, sobre las glaucas praderas del infinito, dónde todavía corre alguna forma anhelando ser un nubarrón; allí deje el afilado vestigio de mis sueños de sangre y de diamante, allí, planté un deseo con forma de flor y forma de noche, y, sin empalidecer, sembré también un árbol, el Árbol de los Ahorcados. Luego, con el fuego quemando mi pupila, miré a Dios a los ojos y lo maldije con mi silencio feroz. Momento después entró a llover.

    La tristeza de mil amores nacer me hacía sonreír como una luna, y llorar como una cordillera. – Ya no existía la felicidad, porque estábamos dentro de ella; éste mundo se llamaba Amor. ¿Qué es acaso el universo?

    Cinco estrellas se cayeron. Las devolví a su lugar. – Dios ya no me podía odiar.

    Pero el Cielo ya no me pertenecía, y en el fondo de mí, sabía que no regresaría jamás. «Mi» hogar estaba perdido. ¿Pero por qué, oh Nut, podía sin embargo verlo y señalarlo? – Allí estaba lo inalcanzable, lo imposible; lo inalcanzable y lo imposible sólo para mí.

    Tres ojos me observan desde la belleza suprema del terciopelo del cosmos, una constelación que puedo apenas prever, y tres construcciones (hijas del destino) que puedo apenas vislumbrar a través de fotos oceánicas sin agua, de bóvedas sin soles y claridades sin movimiento. Los tres alomorfos de la palabra secreta. – Cuando el añil firmamento se abra como las compuertas de lo eterno ante el rabioso fuego de un horizonte vil, alzaré mis manos hasta Saturno y fundaré el Paraíso de los Mendigos con sueños rotos y recuerdos olvidados, siempre con el fervor sutil de un águila destripador.

    Conclusiones de la Inconsciencia minutos antes de morir: animista relámpago de las cosas; erupción efímera de un vómito fugaz: todo pasado es un instante, todo pasado es un eterno; cada ayer es una eternidad y cada hoy es una tumba; el arco de los ángeles no comprende el corazón; el Oráculo de Delfos es un cuervo de negro mármol que se hace presente en cada segundo invisible de una existencia gramatical; el hálito de la reina es el suspiro del destierro, sibarita cortesana de palacios encantados; la personalidad se llama Legión, siempre se llamo así, jamás nadie hasta ahora ha interpretado correctamente a la Biblia, las sagradas escrituras me perdonan y yo escupo sus versos; aquí todo es ilusión y vanidad... ¿qué más puedo decir que no se sepa? – Jaque mate.

    La luz viene de las profundidades más hondas de los avernos del Ser. – La Consciencia canta; ya no escuchamos sólo sus ecos.

    ¡Belleza inmaculada!

    Ningún Akenatón echará a perder la revolución de los nuevos dioses. – Estamos armados de anilina divina y anieblada mística fresca y cúspide como el clamor de las venas de Seth.

    El Sol es uno pero mira cuántas figuras se forman por la noche, ¿ilusión o realidad?, ¿fantasía?, ¿sueño o existencia?, perecemos en la palma del Génesis cuando pensamos en todos los tiempos que se esconden detrás de los tres tiempos. Ahora y aquí vale una melodía: está en clave de SOL. ¿Se escucha...?

    El AMOR lo ha cubierto todo, ¿por qué siempre tiene que haber una cruz?, no, ya no existe Jesús; aquí estoy. – No me crucificaron, me sacrifiqué.

    Ya ni sé cuán vastos son los universos que de mí se han caído junto a tanta sangre derramada; no veo los clavos pero los siento, no veo la cruz pero está invertida. – Soy la envidia de San Pedro y la cólera de Judas. – Sólo Da Vinci pudo ver a través de mis ojos cuando aún joven (pero siempre viejo) me mantenía con vida.

    La mentira no nos pertenece. Nada de ésto lo es. Nada lo fue. Nada jamás lo será. ¿Cómo puede una gárgola que fue santo no conocer las virtudes del upir? ¡Si en el silencio se esconden tantos secretos!...

    ¿Tiene la...?, culpa. Eso ya no existe. – ¿Quién controla las rebeldes decisiones de los caballos escarlatas, que galopan dejando rastros de sangre tras cada recorrido, rubíes herraduras de roble, si son ellos los bestiales reyes que anidan en nuestra morada rodeados de entrañas y de huesos? Nadie. ¡Oh! ¡Lastimoso lamentar por las miradas de los ponis que se estremecen ante la radiante mirada del corcel! ¡¡Ah!!, ¡el auriga en luto no tiene ninguna responsabilidad de cuanta palidez ilumine las noches en el camino y el caminar! – No tiene en modo culpa alguna el fuerte corazón en toparse con corazones demasiado débiles. En Oriente nos enseñan a luchar con las espadas, en Grecia amamos y en Atenas conocimos el amor y la ira de los dioses, cálidas caricias de palpables satirezas que nos reconfortaron el ánima y el espíritu. El acero y la templanza, las garras del halcón y la furia suprema de una tormenta de arena selló todas las fábulas del infante, niño que jamás muere en el seno de la madre Isis. Como «debe» ser.

    Rojizas orquídeas brotaron apacibles de meticulosos perfumes a orillas de mi muerte; no había «ya» ningúna espina a contemplar. Lo bello, era lo único. – El aroma de mi sacrificio fue la inspiración eterna de todos los jardines habitados y habitables en la quinta existencia del existir. Dimensión desconocida fuente elixir de todo «vivir».

    Mi rostro se mostraba feliz, lo era aquí, y aunque no estaba allí, lo era allí (también). Todo era absolutamente real. Moderno. Regalaba besos a la vida con cada sonrisa iluminada, silente de la Osa Mayor, misterio campestre del interior. No obstante... no obstante. – Mis sombras no eran ya las únicas anónimas. 'Como todo buen Lucero hay que ascender en la mañana', me decía y me pensaba a mí mismo. Sí. ¡Y ay!..., cuán alegre era al contemplar los mil y un amores del Cielo y el Averno; realmente... me alegraba mucho el que todos se amen, ¡amaba que todos se amén!... ¡AMO, que todos se amén!, y desde que vi lo que jamás creía que iba a ver, ASÍ SERÁ.

    ¿Cuál es, entonces, el sacrificio? ¡Oh espejo que nada lo perdonas!, ¡ah...! ¡Si pudiera yo decirlo!... si acaso pudieran mis labios pronunciarlo, si acaso mi lengua dejaría de intentar seducir a Medusa... (no es cobardía lo que se dice sin decir, lo que se sabe al escuchar y al escribir), pero no. Un rotundo «no». No inmortalizaré al «viento», ¡el debe ser libre y viajar y viajar! ¿Por qué sellarlo en una tinta hacia una carta sin destino? – Vibra profundamente el vértigo del valiente, la Verdad que todo arriesgado guerrero desea desenvainar, ¡no hay espacio para cobardes aquí!, aunque ¡ay!, ¡cuán piadosos somos a veces presos de nuestro amor eterno! (Es que ahora y como siempre todo fue y ES real) Me sacrifiqué. Algunos debemos encontrar nuestro destino antes que otros. Y éste, es el mío. – Bélico abismo en tempestad. Que nadie me llore allí abajo, y que nadie me extrañe allí arriba. He dicho.

    Qué triste es soñar con el paraíso, el Dorado o el Edén, y cuando hasta Neftis te deja construir allí tu residencia, le escapas como comadreja a su cazador. – En mis horas de silencio juego acariciando una estrella fugaz. ¿Cómo es, si no, nuestro lecho al final del Día? Y sin embargo siempre brilla la maravilla todavía. – Qué desperdicio es escapar.

    No, no necesito bañarme de estrellas para brillar, no necesito cubrirme con los velos de la luna, la manzana no es mi fruto preferido; pero no, no necesito una guirnalda de emociones que coronen la festividad nocturna de un millón de estelares muertos que resplandecen aún a través de todos los tiempos, fuera de las barreras del sonido; porque aquí ESTOY, y aquí estaré.
     
    #1
  2. Alizée

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    Es fascinante leer esto. Trozos de historia, pasajes, imágenes, Egipto. Subyuga. Hace mil años conocí un alma que habitó ahí, es prodigio del tiempo, una preciosa cuna del saber. Tu escrito lo he leído varias veces y lo empato con datos que yo conocía y sigo encontrando magia.
    Robé la llave de la inmortalidad del Valle de los Reyes, ¿cómo puedes entonces temer? La tristeza de mil amores nacer me hacía sonreír como una luna, y llorar como una cordillera. – Ya no existía la felicidad, porque estábamos dentro de ella; éste mundo se llamaba Amor. ¿Qué es acaso el universo?


    Un ángel caído. Gracias por compartirlo Lo celebro. Abrazos y besos desde acá♥
     
    #2
    Última modificación: 26 de Octubre de 2012
  3. Nýcolas

    Nýcolas Poeta asiduo al portal

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    Madame, un beso en los nudillos a por ti. ♥
     
    #3

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