El arte de la Tortura y la Venganza (en redacción)

EL ARTE DE LA TORTURA Y LA VENGANZA
Por: Andrés Felipe Castaño Carmona


CAPITULO 1
Mi cuerpo yacía inmóvil postrado en aquella cama de mi habitación,inmóvil e indefenso me hallaba, tanto así que quien deseara podía fácilmente arrancar el alma de mí ser y arrojarla a un umbral de oscuridades, oscuridades tan temibles y profundas en las que un silencio eterno predomina, aquellas oscuridades que en un pasado invadieron mis sueños, tornándolos en insoportables pesadillas. Despierto aterrorizado postrado en aquella cama de mi habitación. La noche se tornaba cada vez más lúgubre y sentía un peso en el pecho que me impedía hacer hasta el más mínimo movimiento, un peso de magnitudes tan colosales que de ser material me pulverizaría los huesos en un instante. Intentaba gritar tan fuerte, tan fuerte como para desgarrar mis cuerdas vocales, pero los gritos solo explotaban dentro de mí. Escuche una sutil melodía retumbar en toda la habitación y mi piel se erizo. Susurros. Alguien postrado en el cabezal de la cama, mis ojos se retorcían diabólicamente intentando atisbar su forma, sabía que había alguien y ese alguien me susurraba, sus susurros me helaban e invadían cada rincón de mi cuerpo de un miedo infalible. No podía distinguir que decía, sus palabras se distorsionaban de una forma extraña; pero luego de un tiempo se iban aclarando poco a poco:


- ¡Te estoy esperando en el umbral del infierno. Maldito bastardo!
Pagaras por lo que has hecho; pero mientras espero tu muerte, invadiré tus sueños con las mas abominables epidemias, te haré implorar piedad y escurrirán lágrimas de sangre por las cuencas de tus moribundos ojos, lagrimas que yo lameré con tanto regocijo como el que siento al saborear en mis perversos pensamientos una futura contemplación del banquete que te tengo preparado para tu llegada y en el cual tus podridas viseras son el plato principal.

Despierta tonto! Era solo un sueño. Aunque la extraña melodía aun palpitara dentro de tu cabeza Ahora no queda más que la vuelta a la realidad. Se me era espeluznante regresar a la cama sin que se me proyectara la idea de ser atado por cadenas invisibles de nuevo y asechado por extraños. Las palabras de amenaza apenas entendibles reflejaban una sed de venganza tan fuerte que se hacía difícil no pensar que dicha sed se saciaría a toda costa y me incita a nunca volver a dormir; Pero calma chico, sola fue un sueño, dúchate, fúmate un par de cigarros y sigue tu vida cotidiana, relaja esos nervios, no puedes andar por ahí alterado como un loco, fue solo una pesadilla, nada más.


*La pesadilla comienza*




CAPITULO 2

Mi aspecto no era muy agradable las ojeras y mis rasgos demacrados revelan las largas noches en las que no conciliaba el sueño por temor a un enemigo invisible; no era para menos, la muralla que separa los sueños y el mundo terrenal se había roto y las abominables cosas que había tenido que ver y sentir en las últimas dos semanas eran para desquiciar mi cuerpo y mente. Pasaba largas horas elaborando una lista de personas (que se hacía demasiado extensa tomando en cuenta la sucia labor que ejerzo) que podrían llegar a ser quién retorna de la muerte para tomar forma en mis sueños y atormentarme. Detestable sea quien me ataca en el momento en el cual me encuentro más débil y vulnerable, en los sueños, sueños que eran tan cotidianos y simples como los de cualquier persona, sueños que se intercalaban con la realidad y que muy ciertamente no deberían de ser así. Los sueños deberían de ser mi realidad y mi realidad, sueños. Yo debería de ser una persona común, con una vida normal sin grandes exuberancias, una persona que repudie a la sociedad; pero se vea obligada a usar una máscara y que dicha repulsión se vea solo reflejada en sueños, sueños en los que sus manos se pinten de rojo y alguien le suplique por su vida; pero tristemente no es así, los maquiavélicos sueños se tornan a la realidad y la monótona realidad basada en costumbres se alberga en la hora de soñar, aquella hora en la que luego de un largo día en el que la sangre ajena me salpica por todos lados; llego a mi cama a dormir como un angelito y a soñar con mi vida pasada en la que después de un largo día de trabajar como esclavo en la fábrica, una amorosa familia me esperaba con sus cálidos abrazos. Ahora mi esposa y mi hija han muerto y el dulce arte de la tortura es mi oficio. Tal vez ese intruso poco cordial que invade mis sueños sea quien quiera poner orden en ello y reflejar en mis sueños las atrocidades que he hecho y con su sed de venganza hacerme pagar por ello.


Trabaje para una entidad secreta, de la cual no diré ningún detalle revelador al respecto. Mi jefe es sinónimo de crueldad, tenía unos 60, era gordo, de barba prolongada y espíritu de dictador, las torturas que el mismo ejecutaba comenzaron meramente como venganzas para quienes habían cometido faltas graves contra él; pero con el tiempo se fue tornando en una excentricidad espantosa, un ritual que practicaba una vez a la semana por simple diversión. A medida de que su ego crecía casi tanto como su dinero, se comenzó a autodenominar Dios del Castigo y las manos de un dios nunca más se volverían manchar con sangre pecadora, para eso necesitaba a un elegido que hiciera cumplir su voluntad, que hiciera el trabajo sucio para así el llevar la luz de su divina justicia a los cuerpos cercenados de los pecadores raptados. Para ello me contrato a mí. Decía que yo era su homúnculo, decía que cuando me contrato en este trabajo, me asesino y de mis cenizas creo lo que ahora soy; bonita metáfora para decir que ha creado una bestia.


....Continuará en el capítulo tercero
Se les agradecería mucho sus criticas


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