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El axioma del mundo

Tema en 'Prosa: Filosóficos, existencialistas y/o vitales' comenzado por Orfelunio, 16 de Abril de 2013. Respuestas: 0 | Visitas: 798

  1. Orfelunio

    Orfelunio Poeta veterano en el portal

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    El axioma del mundo

    Nada puedo saber que no sea de la experiencia; me lo dice el axioma del mundo. Mi padre estaba en la habitación y, a la vez, mi padre no estaba en la habitación. Mi madre cocinaba y mi madre no cocinaba. La única realidad son mis padres y, lo que afirmo, o niego, es el verbo que cambia en probabilidades inciertas. Mi casa, que en su momento fue protagonista de miradas y hurtadillas, y mis hermanos, un varón y dos hembras, son un espacio tiempo resuelto donde todos, y algunos tienen consciencia, pueden optar por construir el suyo propio: la casa ha envejecido, mis hermanos también, yo hice lo propio; uno de mis padres no ocupa lugar, y el otro, que es la raíz, aumenta la voluntad de creer en el atómico origen. Verdad es negar como afirmar, y la falsedad de una verdad se demuestra si la verdad es finita. Pese a algunos, el infinito existe, y no por ello debe tener límites, porque la existencia no concede al tiempo protagonismo alguno: se autosatisface sin la frontera subjetiva y viene a ser el mundo un suceso extraordinario a cada instante, y sin necesidad de pasados ni futuros, se presenta a cada uno como un hecho incontestable… ¿Quién se atreve a negarlo? También falso puede ser lo que afirmo o niego, y la verdad de esa falsedad sólo depende de los complementos, pues la verdad del error se descubre en la frontera que limita lo verdadero, donde el existir nos lleva de vuelta a casa, a mis hermanos, a mi padre estaba en la habitación, a mi padre no estaba en la habitación, a mi madre cocinaba, a mi madre no cocinaba y a mi propio espacio tiempo. Somos tan virtuales como reales, tan extraños como entrañables, tan sin sentido y tan sensibles, tan amargos como dulces, tan sin tiempo y de presente cierto, que sin poder volar volamos como el ave. Mirémonos un poco más, no desde, sino hacia dentro. Ya estamos en la cumbre… Bajemos a la calle para reencontrar al mundo, nuestro mundo de experiencias ideales, donde lo fantástico es común y tan vulgar las realidades. No sé si perderé los dientes, parece que sí. Ya me duele uno de abajo, ya me duele uno de arriba; me quitaron las dos del juicio. Quisiera perderlos de un puñetazo, así me queda la duda. ¿Qué golpe es el tiempo que todo lo ata? Sólo la muerte al tiempo engaña. Es el error de la vida en un laboratorio sin ser.
     
    #1
    Última modificación: 16 de Abril de 2013

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