El Barco y la Sirena.

Día tras día un barco navegando a la deriva, cada nuevo amanecer el viento con las olas mas desafiante se encarga de su viaje sin rumbo en el mar rojo.
Una tarde al caer el sol, fue hallada por una sirena “La Princesa del mar”. Descubrió todo lo que había en el barco, encontró el preciado tesoro en un “cofre” que una noche fue abandonado junto con el barco sin que nadie haya sabido del porque. La sirena aquella se lleno de regocijo al darse cuenta que el tesoro en aquel misterioso cofre era lo que tanto ella buscaba y la encontró tal y como siempre la imaginaba. Pasaron días hablándole al barco del tesoro que llevaba diciéndole;” he hallado por fin lo que tanto había buscado y no me dejes a mitad de camino como te hicieron a ti”. Según la sirena, tiene que hablar a través del sonido de su guitarra a los del lejano monte y a los de la gran ciudad del tesoro tan preciado que en aquel barco pudo hallar.
Dejó de lado todo lo que había vivido bajo el profundo mar, se encargo de desafiar a las grandes tormentas, las olas que tocaban las nubes y los truenos que parecían dejar cenizas mientras; la sirena cantaba con una voz parecida a la de un ángel y rogaba a Dios que no destruyera lo que en poco tiempo pudo llegar a querer y que no los separaran jamás.
Mientras observaba el atardecer, los intensos reclamos desde lo profundo del mar llegaron hasta sus oídos, las olas describían con hechos el odio hacia el barco, con su furia atormentaba la paz pues decía que la sirena no pertenecía en aquel lugar sino mas bien bajo el profundo mar. Sin embargo, cierra los ojos, lagrimas de sangre corrieron por las mejillas de la sirena que nadie nunca pudo secar, la luna, con miles de estrellas alrededor suyo iluminaba la noche, en esos momentos ella lo único que quiso era predecir que pasaría en adelante.
Sin embargo, se dirigió a la gran ciudad sin imaginar lo que en ella podía encontrar, pero decidida a difundir con su tierna voz y el sonido de su guitarra lo del misterioso cofre que a la sirena la llena de paz.
Un buen día, los reyes del mar, los que se creen dueños del agua y todo lo que haya a su alrededor, obligaron a la sirena volver al lugar de donde había cruzado la muralla oscura en busca del tesoro de la paz. Destruyeron el barco, el cofre abandonado en medio de las olas, en miles de pedazos quedo el barco y esparcido por el mar esperando el gran día de volver a ser reconstruido por la sirena y pueda por fin todos aquellos sueños hacerse realidad.
Un día no muy lejano, se oyó la tierna voz de aquella sirena cantando, parecía que era en el cielo, las suaves brisas se tomaron la tarea de esparcirla por el mar donde los recuerdos seguían vivos a pesar de todo..
Hoy, se encontró en el mar los miles de pedazos del barco, una parte en el sur, norte, oeste y la mayor parte en el este. Fue esparcido al igual que sus recuerdos, era el sueño tuyo, era el sueño mío difundir nuestro gran amor. Pero es una pena, que aquel barco destruido sea yo y con la tristeza de saber que el cofre abandonado fuera nuestro gran amor..!!




Autor: Julio César Bogado
Año: 30/08/2010

 

Lindo relato. Bienvenido César

 

Muchas Gracias Scahega. Espero que sea agrado de todos mis escritos.!

 

Buena prosa amigo, unas bellísimas
imágenes que transmiten paz y plenitud.
Mis ***** estrellas a alumbrar tu arte.
Un saludo desde Toledo -España-

 

Muchas Gracias amigo. Es muy importante sus comentarios pues fortalecen mis ganas de seguir adelante con este arte que me ha dado no solamente oportunidad de conocer nuevos amigos esparcidos por el mundo sino también conocer grandes escritores que imagino usted forma parte de ella. Un abrazo desde Paraguay.!