El beso que no hemos besado

Ahí estábamos, en un presente incierto, hablando de que cuanto más tiempo pasan juntos un hombre y una mujer más se complica la amistad entre ellos, para bien cuando ambos sienten lo mismo, para mal en caso contrario. Curiosamente hablábamos de ello como algo extraño, como algo que no pudiera sucedernos a nosotros dos, a pesar de que devoramos los mismos autores, el mismo gusto por el cine, los paseos por la feria, las hamburguesas y el osito de peluche que le gané.
Amigos, dice riendo, y yo pensando en besarla, la verdadera habilidad de una alma gemela sería trasladarse a pensamientos, estados de ánimo ajenos, pero no.

El orgullo decía imposible,
la experiencia arriesgado,
incomprensible me decía la razón,
pruébalo me indicaba el corazón,
ella tiene lo que quieres,
aunque sólo quieras la mujer perfecta,
¿acaso querrá ella tus imperfecciones?
y mientras andábamos,
estando yo pensando todo ello,
ella se paró,
acercó sus labios a los míos
y allí empezamos a dirigirnos al amor.

Hoy,
ocho años más,
me levanto,
descorro las cortinas,
y ahí sigue soñando,
durmiendo, aún.


...
..
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Jesús Soriano

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Hermoso relato fue grato leerte.

 

Suerte que tienes. Me gustó la idea de terminar en verso. Simple, pero buen relato.

abrazo
j.