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El Cachorro (I)

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Krain, 14 de Mayo de 2009. Respuestas: 0 | Visitas: 507

  1. Krain

    Krain Poeta recién llegado

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    19 de Mayo de 2008
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    PRÓLOGO​

    San Alejandro del Valle.
    Sábado, 10 de Diciembre de 2011.

    Una fría brisa invernal hace volar viejos periódicos, junto a dos jóvenes oficiales que buscan algo entre
    los árboles cercanos al reclusorio. El más joven, encuentra llama a su amigo:
    – ¡Santi! Creo que lo encontré. – toma un bulto, oculto entre las raíces de un árbol centenario, y lo
    observa.
    Es una bolsa de plástico que contiene algo rectangular. Saca una navaja, hace un corte en la pulida
    superficie y extrae lo que parece ser un cuaderno envuelto en un paño negro de seda, el cual entrega a
    su amigo.
    – ¡Por fin! – Santi lo mira detenidamente, lo toma con cuidado y retira el paño – Logró que lo
    escondieran bien. – acaricia con detenimiento la cubierta de cuero, donde aún puede verse una figura
    dorada.
    – Sí. Parece que nadie había dado con él.
    – Eso parece. Está un poco húmedo, pero teniendo en cuenta el lugar donde lo ocultaron, no se puede
    pedir más. Ay, papá, papá... Tú siempre tan fiel a tus amigos. Javier, gracias por todo. De verdad, no
    sabes cuánto te lo agradezco.
    – No tienes que darlas. Aunque no lo creas, entiendo lo que sientes.
    – Bueno, así es la vida. ¿Qué se le va a hacer? Me voy. – guarda todo en una mochila y le estrecha la
    mano – Diana me espera temprano hoy y además, estoy ansioso por enterarme del contenido de estas
    páginas. A lo mejor aquí hay algo que responda algunos de los por qué, que no me dejan dormir
    últimamente.
    – Bien. Léelo y luego me cuentas.
    – Por supuesto. Nos vemos. – se dirige hacia una motocicleta aparcada a unos metros de ellos.
    Al llegar a casa, deja las llaves sobre la mesa de cristal de la sala y saca el cuaderno de la mochila.
    – Hola, mi amor. – lo saluda una muchacha de piel bronceada, saliendo de la cocina, mientras se seca
    las manos con el delantal – ¿Cómo te fue hoy?
    – Súper bien. Mira. – le muestra el cuaderno.
    – ¿Y eso? No me digas que lo trajiste de...
    – Sí. De ese lugar que tanto detestas. Diani, mi padre me lo pidió antes de morir: "Busca las memorias
    del Cachorro, Santi. Las estaba escribiendo la última vez que nos vimos." Dijo eso y cerró los ojos
    para siempre. Estaba consciente de que no saldría vivo de ese hospital y por eso me lo pidió. Aquí
    tiene que haber algo escrito, que la gente no conoce.
    – ¿Ya Rubén sabe que lo fuiste a buscar?
    – No. Nadie aparte de Javier, y ahora tú, sabe que está en mi poder.
    – ¿Y cuándo le piensas decir?
    – Cualquier día menos hoy. Él todavía está muy mal. Apenas habla con la gente y según me dijeron,
    casi mata a uno el otro día por hablarle de Andy. Olvídalo. Ya las memorias están aquí y tu marido,
    las va a leer. Quiero saber qué secretos se esconden en estas páginas. – pasa la mano por la oscura
    cubierta – No estoy para nadie. ¿Ok?
    Va hacia el sofá, toma dos cojines como almohada y se acomoda en él.
    – Está bien. Me regreso a la cocina para que leas tranquilo.
    Lo deja solo. Santi se acomoda un poco más y un poco nervioso, abre el cuaderno y comienza a leer.
     
    #1

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