EL CAMINAR...

En la confusión, solo atina a caminar bajo el rayo porteño de la luna, testigo del mundo y de su tan eterno respirar siniestro, destilando el veneno que en el ya no responde.
Los pies hoy en día, son su compañía, esa que nunca pide excusas, jamas de los jamases.
Son sus ojos el mejor ejemplo, de lo que es la verdadera lealtad, por eso misma para no engañarse, usa la calle como escudo, protección y confidente, cada paso es una hoja escrita de dolor, rencor y hasta pequeños huecos de esperanza.
Dijo por lo bajo "ámame" al viento, y este le respondió con tiempo, ese divino renacer, que cuando menos se espera, pone en practica su remedio y alivia, quien sabe como, pero lo logra.
Cuantos pudieran hacer del asfalto un amigo, quien pudiera, el sabe bien sus ojos lo ven, transforman ese desierto en agua clara, algo mas allá de lo que todos pensamos.
Ya ha pasado una hora y entre el ritmo mecánico del andar, el pensamiento ha continuado su curso con mil interrogantes, pero no para siempre, es que el hombre sabe disfrutar de los despojos.