El caso del cuerpo colgado

El cuerpo colgaba de un cinturón en la puerta. El hedor era insoportable. Xin Huan miraba con atención la escena con alguna que otra lagrima saliendo de los estrechos ojos. La mano derecha tapaba su boca y nariz. El ayudante observaba de arriba a abajo el cuerpo casi putrefacto. Dio unos pasos atrás; el detective no aguantaba las nauseas. Y justo antes de vomitar, gritó: ¡Que asco!

Neón le acercó una mascara que absorbía malos olores y los convertía en algo agradable que respirar. Xin se secó el sudor de la frente, volviendo a fijar su mirada en el cuerpo. Unas bambas modernas y claras, pantalones tejanos —no cualquiera, sino unos de los caros — húmedos por razones evidentes. Camiseta blanca y elegante que ahora sostenía un tórax flácido. La cabeza azulada, ojos abiertos, mucosidades resbalando de la nariz entre otros líquidos viscosos del cuerpo.


—El cuerpo lleva tres días mínimo ahí colgado, ¿verdad? —comentó Xin.


—Eso parece, ¿Qué triste verdad?



—¿El que? —preguntó Xin enseguida.



—Una persona que se suicida siempre es algo dramático.



El detective avanzó hacía el cuerpo, miró con atención cada detalle.



—No es un suicidio, por lo tanto es un asesinato.



—¿Enserio? ¿Y por qué cree eso? —preguntó el ayudante extrañado.



—Lo primero, las marcas del cuello son horizontales y uniformes. Lo siguiente es que las uñas estan intactas. No hay desesperación. Ni ninguna señal que indique tormento psicologico. —hizo una pausa fijandose de nuevo para no cometer ningún error en su explicación. —tiene un par de agujeros en la parte del estomago que coinciden con el tamaño de una bala. No hay una silla cerca, lo cual indica que no pudo apoyarse para hacer tal acto.



—Eso tiene sentido. —afirmó el ayudante asintiendo.



Xin Huan se acercó aún más. Inspeccionó los agujeros de bala en el abdomen.



—No parecen recientes… tampoco demasiado antiguos. Diría que lo mataron primero y luego lo colgaron para simular un suicidio.



Neón arrugó la frente.

—¿Entonces?


—El arma. —Xin dio un repaso a la habitación con la mirada. —si lo mataron justo aquí tiene que haber restos en el ambiente; aunque cabe la posibilidad que lo arrastraran hasta aquí.


Neón sacó una linterna XBMP-320 (especial para detectar rastros en suelos y paredes) al llegar a unos metros de la puerta observó algo.



—Aquí parece haber… —susurró de forma pausada.



—Sangre. —confirmó Xin.



—Es como si lo hubieran arrastrado por el suelo, ¿no es cierto? —dijo Neón.

—Sí, lo arrastraron y lo colgaron.



Neón tembló al sentir un escalofrío recorrer toda su espalda.



—Al final este hombre a encontrado paz y armonía… un tanto visceral pero que le vamos hacer.



—Tú y tus frases de humor ácido. —soltó Neón de golpe.



Este siguió iluminando la habitación con la linterna hasta llegar a una pared donde gotas de sangre salpicaban al estilo gotelé.



—Confirmado, fue disparado antes de ser colgado. —dijo con entusiasmo Neón.



—Vale, pues ha llegado la hora de pedir un análisis de ADN y vamos a mirar si hay huellas.



Xin y Neón examinaron el cinturón y la ropa de la victima. Encontraron algunas huellas en el cinturón. Neón sacó una maquina de hacer fotos moderna y pequeña e hizo algunas.



Más pronto que tarde se dirigieron a tocar el timbre del vecino, tras unos segundos este abrió la compuerta y lo interrogaron.



—¿Sabe algo del incidente del vecino de al lado? —preguntó Xin.



—Solo sé que un amigo suyo lo visitó junto a otra persona los vi entrar.



—Vale, perfecto, eso servirá de momento.



Investigando las relaciones de la victima encuentran a un chico dos años menor que resultaba ser alguien muy apegado a la victima e incluso encontraron fotos juntos en redes sociales.



Se dirigen al distrito llamado El rincón purpura. Llegan al lugar, lleno de basura por las calles, humedades y callejones estrechos. Algunos edificios estan medio derrumbados y con moho. El cielo nublado, como alertando de que allí los rayos de sol no llegaban. Tocaron el timbre de la vivienda del amigo de la victima. Primero Xin y al no responder lo hizo Neón con un poco mas de esmero.

No se escuchaba ningún ruido. Era muy raro.



Al final la compuerta se abrió dejando ver a un chico que temblaba y eso que estaba quieto. Xin cambio su cara a una más seria.



—Somos detectives, no se asuste. Solo queremos saber que hizo en la madrugada del pasado viernes.



—¿Cómo? Yo no sé nada señores…



—¿No sabe el qué? Solo le he preguntado que hizo esa madrugada.



—¿Dormir? Suelo estar durmiendo en la madrugada…



—Ya, bueno, ¿Y por la noche?

—Pues… yo… estaba…



—Déjame adivinar, ¿durmiendo?



—Sí, exacto…



Xin y Neón salieron y con la compuerta cerrada hablaron sobre este sospechoso.



—Parece que esconde algo. —dijo casi susurrando Neón.



—Sí, pero no te fies de las primeras impresiones. —contestó sin susurrar Xin.



—Eres perro viejo Xin, alguna conclusion mas elaborada tendrás. Digo yo vamos.



—Que dos detectives tan apuestos como nosotros ponen nervioso a la gente. —Después de soltar la ironía soltó una carcajada.



—Muy gracioso, pareces un payaso frustrado.



—Bueno, ahora en serio, estaba nervioso y eso quiere decir que o él es el asesino o es un testigo que no quiere hablar.



—Las dos cosas cuadran, sí.



Al día siguiente en el laboratorio, Xin esperaba impaciente el resultado de ADN del cuerpo y del cinturón. Neón miraba por una de las ventanas, el sol golpeaba fuerte a traves de los cristales. El científico Bob Medley apareció cuando se abrieron unas puertas automaticamente.



—Los resultados son estos, toma.



Bob dio un USB de tamaño reducido y de ultima generación a Xin. Este se enchufó el aparato en un puerto USB en la parte alta del cuello. Los ojos se tornaron de color blanco y un hilo de baba caía de su boca entre abierta.



—Xin, ¿me oyes? —dijo Neón con los nervios a flor de piel. —¿Quién es el asesino?



Los ojos volvieron a tener color. Se sacó el USB y lo devolvio al científico.



—Un hombre llamado Lyan Xunk y ¿a que no sabes quien fue su ayudante?



—¿Tuvo un ayudante?



—Sí, nuestro amigo ataque de nervios.


Lyan Xunk fue arrestado y su complice confesó ayudarlo poniendo escusas para defenderse así mismo. Al final el miedo te hace actuar sin recapacitar sobre lo que haces o no haces. En la comisaría Neón parecia aliviado, mientras que Xin termina de escribir el informe.


—¿Celebramos? —preguntó Neón en medio de un tornado de euforia.


Xin se levantó y se acercó al gran ventanal del fondo, miró la ciudad con determinación y con cierto aire de melancolía.
—¿Celebrar el qué? Asesinos y demás criminales estan a sus anchas. En un mundo caótico y sin gobierno alguno, la anarquia reina por encima de la moral.



Neón no dijo nada, el silencio llenó aquella habitación.

 

Un buen relato detectivesco.

Saludos.