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El ciclo de la palabra (Interpretación de los sentimientos)

Tema en 'Poemas Filosóficos, existencialistas y/o vitales' comenzado por Ricardo López Castro, 5 de Octubre de 2017. Respuestas: 18 | Visitas: 677

  1. Ricardo López Castro

    Ricardo López Castro Poeta adicto al portal

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    Ya estamos otra vez con las teclitas.
    La poesía es caprichosa.
    Yo soy caprichoso.
    Tú eres caprichoso.
    Aunque no lo creas, estimado lector, para mí significas mucho.
    He llegado a la cima de la montaña, y no pienso rodar hacia abajo, ni ponerme de rodillas ante nada ni nadie.
    Ha salido el sol y escribo sin sentimiento.
    Pero consentido y con sentido.
    Bendecido.
    Podría decirse incluso que satánico y divertido, divino y simpático, adulador e indolente.
    Pero sin sentimiento.
    Mis principios no sirven, porque no son herramientas para un fin, sino para un principio, propiamente dicho.
    Demostré que era Dios, pero no quise creérmelo.
    Esto es, para acoger a la humanidad basta con un par de peroratas cibernéticas.
    Mi cabeza es un hervidero.
    Yo no soy herbívoro.
    Ni hiervo a fuego lento.
    El solo placer de escribir la tabla de multiplicar.
    Multiplicar lo que digo de tal forma que todo esté bien dicho, aunque se contradiga.
    Pues eso es el viento poético.
    Primero la voz, luego el viento.
    Reconocer la belleza es fácil.
    Solo letras en todas direcciones, sin ánimo de impresionar.
    Sin ánimo de lucro.
    El espíritu lo agradece.
    Eso y todo.
    El espíritu es un mendigo a la puerta de un supermercado.
    Pagamos por él, aunque pasemos de largo.
    Apodarme misterio no es sino darle la razón a mi obra.
    El único que está bien a contracorriente.
    Nado bien a contracorriente.
    Describo la nada a contracorriente.
    La nada es la ofensiva y la réplica.
    Estos versos son abstractos y concretos.
    No son versos en lucha.
    Son versos en cascada.
    La vista despega con ellos.
    Vuela con ellos. ¿Una metáfora?
    Vosotros para mí.
    Compararme con vosotros es una metáfora, porque una ballena no defeca de pie.
    En su naturaleza, en la naturaleza de todos no hay riesgo alguno.
    Romper con ciertas cosas porque romper no es cortar por lo sano.
    Romper es admitir la evolución.
    Del más fuerte, del más débil.
    Qué más da.
    Esto son palabras, pero palabras que se pegan a la mente, o se despegan de ella.
    Claro que existen los prejuicios, pero no son nada sin los propios complejos.
    Y es que gordos o flacos, groseros o galantes, siempre se nos escapa algo:
    el motivo por el cual nos defendemos de estigmas o el orden preestablecido.
    Nadie puede entrar en lo más profundo de nadie, sin conocer la verdadera esencia de la palabra:
    La nada.
    La palabra no maltrata ni ofende ni alaba ni es nunca por cumplir.
    La palabra por sí sola es como la nada.
    Su significado es lo que provoca desavenencias, críticas o malos entendidos.
    El sentido que se le da es paradójico.
    Como vivir sin diccionario o sin preguntas vitales.
    ¿Qué somos?¿De dónde venimos?¿Adónde vamos?
    Ello es como este poema:
    La respuesta está en el sentido, en lo que nos mueve a preguntarnos esas cosas.
    No hay respuesta, por lo tanto, para una respuesta, ya que todo nos mueve a ello.
    Tenemos a veces presentimientos, el instinto afilado, o el yunque adaptado para los desacuerdos filosóficos.
    Escribo por escribir, pero el misterio está resuelto.
    Dos mitades.
    Dos personalidades.
    Múltiples personalidades a una:
    ¿Estamos listos para la vida, o dejamos que nos pase por encima?
    Encerrado en mí mismo, diseño y doy forma a la llave que abre todas las puertas.
    La escritura me lo agradece.
    No he resuelto nada, porque no hay nada que resolver.
    Mi cabeza es un hervidero, pero en una sola dirección, con un solo flujo.
    La palabra me corresponde.
    Soy yo en mi palabra.
    No es magia, ni tiene truco.
    Tampoco es una ilusión.
    Ni siquiera amor lo que nos une a todos.
    Es el radicalismo de las ideas lo que produce miedos e inquietudes e inseguridades, como una dolencia para la que no hay operación ni opción.
    Una enfermedad moderna y moderada, benigna para el acomodo, fútil para el desarrollo del colectivo, del individuo, y de la propiedad social e intelectual.
    Escriba lo que escriba, sirve.
    No soy esclavo de mis letras.
    Mis letras me dan de comer, me visten y me engalanan para la fiesta que nunca llega.
    Así.
    Vivo siempre preparado para el siguiente poema.
    El siguiente maleficio a la inclemencia del tiempo.
    Solo aprecio de esta manera.
    Desnudándome, con o sin contradicciones.
    La perfección da para eso, pues la perfección en el habla o el verso es la misma, a través de la mirada.
    De la decepción, parsimonia o eutimia.
    La euforia es sentir el poder de la palabra, lo único que nos ha entrenado para revelar la fuente del poder: la incontinencia verbal asumida como un cumplido.
    Como una atracción hacia todo.
    Un gran imán que no tiene polos.
    No somos ni seremos nunca opuestos.
    Ni a la razón, ni a las condiciones.
    Ni siquiera a la vida, a pesar o no de la oratoria.
    El gusto por lo desconocido, sin daño alguno, como contemplar algo irreal, pero real porque lo estamos viendo, casi tocando, ya que la inmunidad en la palabra nos lo permite.
    El innatismo.
    El talento oculto no existe.
    El talento es el hombre capaz de jugar a un juego en el que ni se pierde ni se gana, ni se previene, ni se asusta.
    Es el descubrimiento.
    Todas las teorías son válidas, llevan a lo mismo.
    A la conciencia social y sobrenatural.
    A la coincidencia.
    El misterio siempre estuvo resuelto.
    Escribo por que si no me mata el tiempo.
    Tengo una deuda con mis lectores.
    Lo sé porque he de demostrar que lo insensible también merece ser respetado.
    No por mí.
    A mí no me afectan las críticas, me afecta la falta de capacidad para mostrarme al mundo como soy.
    Y es que puedo ser misterio, y ser uno más, aunque conozca las vicisitudes que me rodean.
    Aunque reconozca egoístamente la grandeza infinita de mi concepción del universo.
    Nunca me basaré en conceptos, más que para servirme a mí mismo de modelo existencial o referencia.
    No es enseñar ni sacudir conciencias lo que me induce a demorarme en la demostración del único principio vital:
    La armonía.
    No.
    Porque podría decir sí y no al mismo tiempo, y coincidir con cualquier otro ser humano en fondo y forma.
    A lo mejor.
    A lo peor.
    No me tomo nada como algo personal.
    Pues el valor de la duda o el etiquetado de las réplicas no deja de ser el reflejo de la ignorancia.
    No.
    Me niego y afirmo, porque sé que a través de la palabra me crezco.
    Le doy el valor máximo.
    Puedo lograrlo todo a través de la palabra.
    Lo sé, por que el tiempo amenaza, pero nunca mata.
    Morir por mis principios o que se revaloricen depende de su propia influencia.
    No necesito revisarlos para que formen parte de mí.
    Al igual que todos formais parte de mí, y no nos separa ninguna excusa, porque no hay duda ni concepto de mal cuando uno sigue en su fluidez narrativa y visual, y aunque le asalten malos pensamientos, la mente se despeja con la autocrítica.
    He nacido para la palabra.
    Creo en la vida, y en mis creaciones.
    Todos sabemos la respuesta a nuestras inquietudes vitales, a nuestra duda existencial, porque todos somos capaces de desprendernos de ataduras sistemáticas.
    Y es por ello que se entra en conflicto.
    Amamos en secreto.
    Pero primero es fundamental razonarlo y desvelar el misterio.
    La naturaleza puede con todo.
    Es en sí misma sobrenatural.
    Me encanta escribir y teorizar.
    No le pido nada a la vida.
    Se lo pido a mis letras caritativas y pudorosas, rompedoras y vinculantes.
    A la expresividad.
    A la inmarcesible razón de la existencia:
    El amor.
    Es por ello que si no consigo lo que me propongo, me expongo tanto como puedo a la versatilidad de las ideas.
    A la desambiguación de la palabra.
    A la claridad en el reconocimiento.
    Siempre me acompañan otras sensaciones, pero sé que puedo ser uno más:
    Amante del misterio y de los pretextos, del contexto y de la sentencia, de la hipérbole y el símil.
    De todo en la palabra.
    Infinito poder y metafísica unión.
    No soy Dios, ni juego a ser Dios.
    Me demuestro a mí mismo que no hace falta Dios para el orden o la perfección.
    Esto puede ser un juego.
    Y alegría, júbilo y algarabía y alboroto.
    Me encantaría que viérais la palabra como yo.
    Sin obsesión, pero con reiteración.
    Pensamiento y sentimiento al mismo tiempo.
    Reciprocidad.
    Me encanta ofrecer todo lo que puedo ofrecer.
    Puede que esconda mis intenciones, o que las muestre.
    Ésa es mi inseguridad.
    Mi amor por lo íntimo y por lo desnudo al mismo tiempo.
    Mi amor por compartir.
    Lo más preciado que tengo.
    Se revaloriza solo.
    Pero vive en armonía con las mentes abiertas y cerradas.
    Porque vive en el aire que respiro.
    Puedo vaciarme siempre que quiera.
    Ser como una veleta.
    Pero el verdadero sentido de mis letras somos vosotros y yo.
    La idea que habita en mí.
    No es la incongruencia, es la oscilación entre el fruto maduro y la semilla.
    Es volver a nacer.
    En una paloma, en una fuente, en un río, en una estrella.
    Pero siempre, siempre, en la conciencia global.
    Requisito indispensable para el alma.
    Respetarlo todo.
    Fluir en cualquier modo o idea.
    Demostrar que no hay ángeles ni demonios.
    O que la imaginación y los sueños nos conectan siempre a la suscitación que provocan en nosotros los sucesos y menesteres.
    Estar a vuestra merced.
    Demostrar que solo lo bueno es injuzgable e innegable, y que a través del pensamiento se anulan los defectos en la concepción de las ideas.
    De nuestras propias convicciones.
    Amar la palabra en definitiva.
    Hacer gala de la sensibilidad y de su propia invencibilidad y majestuosidad, pues no hay confianza sin inocencia, ni discurso con incoherencia.
    Demostrar que todo lo que digo puede cambiar, modificarme, pero no alertarme, pues está al servicio de mis semejantes.
    De una manera u otra, abortar y abordar la profundidad de la convicción como puente hacia el conocimiento, y admitir que la palabra no es competencia, ni cultura, sino precisión.
    En todo momento.
    Amarla, comunicarla.
    Sin preocupación, pues ella nace de la voluntad de transmisión en cualquier estado de ánimo.
    Ella es ecuánime.
    Merece todo.
    Porque es su propio mundo.
    Es una conexión con algo desconocido cuando es ambición.
    Conocido o no, el mundo que nos rodea agradece la palabra.
    Ama la palabra en modo y esencia, por réplica o silencio.
    Sin preámbulo, la palabra es a través de sí misma, mentira o verdad, es independiente.
    Como una creencia, pero en la que no nos afincamos.
    Evolucionamos hacia el entendimiento mutuo, a través de la desgracia, casi siempre.
    Pero hay algo que falla.
    Nunca acabamos por unirnos del todo.
    Y es que el todo es como un concepto inabarcable.
    El todo existe en la mente, en la antesala nupcial de las ideas.
    La armonía es sin truco, como una aplicación de la casualidad.
    Lo sobrenatural aparece cuando lo natural se menosprecia, o simplemente deja de ser útil para llenar el espíritu.
    Conocimiento es amparo.
    Y la extensión del pensamiento expresado libremente.
    Es por ello que respeto, comparto, y entiendo.
    Pero sin dejar de lado en ningún momento mis ideales.
    Lo que me mueve es solo la palabra, u el efecto que consigo con ella.
    Si soy capaz de amarla y de superar los obstáculos de la imposición del ímpetu o el frenesí, puedo llegar adonde quiero llegar.
    Adonde estaba justo antes de empezar este poema.
    La escritura satisfactoria es un ciclo perfecto, en el que la pasión coincide con el silencio.
    Un salto de fe.
    Tengo mucho por decir, y nada que objetarme.
    La escritura es un universo sin órbitas ni espacio.
    Solo unión a las impresiones, y muestra de la influencia ajena.
    Filosofar es genial, porque todo genio necesita la palabra como método.
    El problema viene cuando nos anclamos a una idea que creemos es la mejor del mundo.
    Pero el mundo no está hecho con ideas.
    La esencia del mundo es la palabra.
    Yo puedo idear un sistema de percepciones, un modus vivendi, una máxima.
    Pero la palabra siempre quiere más.
    Es por ella el amor.
    Lo que se dice se interpreta siempre, no se malinterpreta.
    Es por ello que debemos anteponerla a nuestros sentimientos.
    La sensibilidad extrema ayuda a reflexionar.
    La reflexión ayuda a completarse, pero nunca completa.
    Somos seres sin fin.
    Cíclicos, ideales.
    Almas sin tregua.
    Porque la palabra no siempre reconforta.
    Si entramos en nuestra inquietud suprema, nos damos cuenta enseguida de que tiene una única solución:
    La quietud.
    Puede tener muchas más si nos empeñamos en analizarla.
    Pero siempre terminaremos por canalizar nuestras emociones.
    Somos cíclicos.
    Réplicas y argumentos.
    Longevidades.
    No es el hecho de permitir la duda lo que nos mantiene como seres perfectos.
    Es la perfección en todo lo que hacemos.
    Pues ello nos convence por un lado, y nos defrauda por otro, al no terminar nunca por sentir la plenitud absoluta.
    Yo escribo para ayudarme, ayudar, colaborar y corroborar lo que se piensa o no se piensa de mí.
    Soy un monstruo literario, o un salvador de los principios ajenos.
    Soy amante de la vida a mi manera.
    Porque amar a mi manera no es difícil en absoluto.
    Es solo un ciclo.
    A veces amamos sin saber.
    La palabra por sí sola no dice nada.
    No es tangible.
    Ni hipotecable.
    No llego a ninguna conclusión porque me debo a la vida.
    A la correcta expresión.
    Aunque sufra por dentro, aunque me queme por dentro, nunca seré hereje de mis ideas.
    La palabra es mi religión.
    No le rezo, le hablo de igual a igual, como el resultado de una ecuación.
    Sin incógnitas, ni súplicas, sin suplicio ni perdón.
    Ni siquiera con autodeterminación.
    Ni con aplicación.
    Vivo en mis teorías.
    Cómodo e inquieto.
    Cíclico, pero sin muerte.
    Perfecto, pero sin orden.
    Certero, pero voraz.
    Me nutro de ella.
    Es lo más importante y revelador.
    La palabra es la nada y la autoestima, el análisis y la autocrítica.
    Un capítulo de la vida, del interiorismo.
    Y un viaje a las entrañas de la luz.
    Brilla y languidece.
    Arte o sepultura.
    Razón o autenticidad.
    Mismidad o rareza.
    Una bella bestia, capaz de todo.
    Escribo porque sé que lo que escribo lo hago minuciosamente y con amor.
    Lo primero que se me pasa por la cabeza, todo encadenado y concatenado.
    Concretando y abstrayéndome.
    Hasta llegar a la igualdad en los hábitos e ideas.
    Romper con las ideas, buscar métodos.
    La palabra es viciosa, un círculo vicioso.
    Escribir con pasión y sin equivocación posible, nunca será un hándicap.
    Pensar, admitir, descubrir, integrarse.
    Propósitos y filantropía.
    Paz y sosiego.
    Es lo mismo.
    Entre el porque y el porqué no hay diferencia alguna, porque somos la respuesta y la pregunta.
    Todo es o no es demostrable.
    Yo aquí no he demostrado nada.
    Solo mi amor hacia la palabra.
    Hacia mi vocación, que no es otra que vosotros, pues a través de este poema no hay ni misterio ni certeza.
    Es el ciclo de la palabra.
    Y mucho que me queda por decir.
    No hay unión sin permanencia.
    Ni ciclo sin palabra.
     
    #1
  2. Nommo

    Nommo Poeta veterano en el portal

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    No me convences, compañero. Prueba a escribir un nuevo sermón.


    [​IMG]


    " Porque soy Ricardo, y ustedes, no.
    Ésa es la razón primera.
    La segunda es que los Ricardo somos súpercalifrágilísticoespialidosos.
    Y así, hijos de Mary Poppins. "


    ¡ Bravo ! ¡ Buen resumen !


    [​IMG]


    " Vaya, mi mensaje ha calado bien hondo.
    Me gusta que haya respuestas a mi petición.
    La gente ha de convertirse en Ricardo.
    En algo rico, rico, y con fundamento. Más bueno que el pan. "
     
    #2
    Última modificación: 5 de Octubre de 2017
  3. Ricardo López Castro

    Ricardo López Castro Poeta adicto al portal

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    No pensaba que fuera a contestar nadie.
    ¿He mencionado acaso mi propósito?
    Si te lo has tomado como un sermón tienes un problema que nada tiene que ver con lo aquí escrito.
    O simplemente ganas de ofender.
    De todas formas, comparto y comprendo y entiendo lo que dices.
    La impresión es lo primero que cuenta.
    Pero no olvides que yo no tengo punto débil.
    Prefiero la paz a la guerra.
    Si en verdad escribiera un sermón me incapacitaría tu comentario, o cualquier otro.
    Digamos que no hay un objetivo concreto en lo que escribo, y que no hay intenciones ni pruebas.
    Simplemente y llanamente palabra.
    Amo la palabra.
    No la utilizo para sentirme superior.
    Ni me siento superior sin utilizarla.
    Me siento amado si no la utilizo como vía de convencimiento.
    Ni como vía de escape.
    Es un ciclo, solo eso.
    Puedo hablar de lo que quiera sin ánimo de queja u ofensa.
    Como dije, nunca me la tomo como algo personal.
    Y vuelvo a reconocer el terreno.
    Y vuelvo a madurarla.
    Es decir, no te convenzo, pero me la trae al pairo.
    No por ti, sino porque creo en lo que hago.
    Al igual que sé que nadie puede convencerme de lo contrario.
    Lo que quiero decir con esto es que la interacción no me provoca a un comportamiento, sino al revés.
    O eso, o que a nadie le interese lo que escribo.
    Cualquier cosa me lleva a pulir mi estilo.
    No es un sermón, no.
    Estás confundido.
    Pero solo tú por tus propios medios te conduces al mismo error de siempre.
    Intentar desacreditar algo que no comprendes.
    Algún día te darás cuenta de que todo tiene un sentido.
    Incluso el más coñazo de los poemas.
    Y quizá tenga más sentido que ninguna de tus teorías, pues se basa en este caso en propios pensamientos, no en eslóganes ni lemas, sino en la constante reflexión.
    Me encanta la palabra.
    La amo, porque sé que nunca me la va a jugar.
    Y el que quiera jugármela será tan bienvenido como la inspiración.
    No necesito a la palabra.
    La amo.
    Es la fuente de mi poder.
    Nadie me sigue.
    A nadie convenzo.
    Pero mi palabra está por encima de todo ello.
    Nadie me conoce ni me conocerá nunca.
    Es por ello que no muestro sentimientos.
    Ni empatía.
    Amo en secreto.
    Y la palabra es mi voz y mi viento.
    La escritura siempre tiene intenciones.
    Cualquier escritura las tiene.
    La mía no.
    Pongo en bandeja soluciones, pero sin ofrecerme por completo, pues la comprensión se basa en pensar igual o parecido.
    Sirvo lo que tengo.
    Explico y me explayo y me recreo en la palabra.
    No menosprecio los pensamientos ajenos.
    Los comprendo, los analizo, y llego a la conclusión definitiva:
    Nadie piensa como yo.
    Entonces me reafirmo.
    Y doy el máximo, y me expongo, a veces intermitentemente, pero mi bombilla siempre está encendida.
    Como una idea, la mejor idea.
    Pero la oscuridad es bonita también.
    No tengo dudas en cuanto al comportamiento ajeno.
    Me supero a mí mismo.
    Y objetivamente, pienso que ese comentario no viene a cuento de nada.
    Pero es igual, me da lo mismo.
    Esto último es lo que no comprendes.
    Pero es muy fácil.
    Pero por más que te diga, y a pesar de no estar defendiendo nada, ni mucho menos atacándote, te empeñarás en pensar que mi mente funciona como tú quieres.
    Esto es, las teorías, las verdaderas teorías se llevan a fuego en el alma, y no son flor de un desencuentro o una pataleta.
     
    #3
  4. Nommo

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    Ricardo, entonces, no eres hijo de Mary Poppins. Me decepcionas.


     
    #4
    Última modificación: 5 de Octubre de 2017
  5. Ricardo López Castro

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    ¿Y para qué querría ser yo hijo de Mary Poppins?
    Me lías, macho, me lías.
    Yo queriendo hacer las paces y tú con decepciones. Así no se puede!!!
     
    #5
  6. Nommo

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    Debes reformar tu vida, de cabo a rabo.
    Tienes episodios que dejan mucho que desear.
    No eres auténtico, aún. Cedes, en muchas discusiones.
    Porque te ves en peligro de muerte.


    Y eso se debe a que te consideras especial.


    Eso es lo que quiero transmitirte.
    Que sólo el Amor puede solventar tus problemas.
    Puede ser hacia una mujer, hacia una comunidad, hacia un oficio...
    Actualmente, la palabra te sirve como herramienta.


    Pero debes contar alguna historia concreta, en tus textos floridos.


    Quiero decir que si es chorizo, es chorizo.
    Si es morcilla, es morcilla.
    Si es queso, pues es queso.


    ¿ De acuerdo ? Algo que esté bueno. Es como cocinar.
     
    #6
  7. Ricardo López Castro

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    Cedo en las discusiones porque no me gusta discutir.
    No hay nada que reformar.
    No hay preocupación.
    No me considero especial.
    La palabra me sirve de herramienta para respetar.
    Pero a la vida no se le puede aplicar un comportamiento que solo tiene fe en el pensamiento.
    No hay pensamiento que convenza.
    No estoy condicionado por el pensamiento.
    Si me considerase especial, ni siquiera contestaría algo que objetivamente sé que no tiene sentido.
    Te implicas demasiado en lo que haces, y eso te destruye porque genera expectativas.
    Ya dije muchas veces que el cambio no es una opción para mí, ni siquiera una probabilidad remota.
    Si tú crees que no tengo las cosas claras, has dejado por el camino la capacidad analítica.
    En mis textos como en mi vida hay realidad, susceptibilidad y evidencias.
    El amor no existe, compañero.
    Lo defiendes a capa y espada como si fuese una teoría.
    Pero el amor no es una teoría, es una ilusión.
    Si crees, que lo sé, que hablo por hablar, caes en mi abismo, pues solo arrojo luces.
    Si crees en el amor es tu decisión.
    Al igual que yo decido escribir como considero oportuno, como me dicta el libre pensamiento.
    No importa si estoy solo o loco, importa que me lo crea o no.
    Con el pensamiento sucede lo mismo.
    No importa que lo tengas si no lo plasmas.
    Se escapa y escapa a todo.
    No soy auténtico porque reconozco que no lo sé todo sobre mí.
    Es la única manera de conectarme a mí mismo.
    Pero quizá nadie me dé nunca la razón.
    La razón no forma parte de mí, sino el pensamiento.
    Y eso no hay quien lo cambie.
    Ni nada ni nadie pueden llegar al límite del pensamiento.
    El pensamiento nunca acaba.
    Es la palabra.
    La verdad.
    No hay mentira en el pensamiento, compañero.
    Es lo único auténtico que tenemos.
    Lo único que puede hacernos auténticos.
    Pero si no me crees, piensa que quizá sea por simples prejuicios.
    Yo ahí ya no entro.
    Tu pensamiento te está jugando una mala pasada.
    Pero no lo sabes.
    Pensar es pensar.
    No concluir.
    Ni afirmar.
    Ni negar.
    Ésa es la esencia de mis textos.
     
    #7
  8. Nommo

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    Entonces, no tienes un apoyo, ya que no llegas a ninguna conclusión.
    Es como no tener pies, ni manos; alargándose brazos y piernas, hasta tocar las nubes del cielo, y más lejos, todavía.
    En resumidas cuentas: Como esos niños que van en silla de ruedas, mirando con el gesto torcido, y sin poder articular palabra. ¡ Eso es ! Parálisis cerebral. La conclusión es menester, amigo, porque nos da el descanso que necesitamos. Como a la hora de dormir. El día concluyó. Y si no duermes, a la mañana siguiente estarás hecho polvo.


    [​IMG]
     
    #8
    Última modificación: 6 de Octubre de 2017
  9. Ricardo López Castro

    Ricardo López Castro Poeta adicto al portal

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    Mira, voy a hacer una cosa:
    Darte la razón en todo.
    Quizá así incluso podamos ser socios, amigos, incondicionales.
    Te aprecio mucho, y por eso creo que es la única opción.
    No habrá entendimiento en el fondo, pero sí en la forma.
    Seremos compatibles porque la predisposición manda, y la mía es profunda, y la tuya también.
    No será una unión o alianza superficial porque la voluntad está enfocada hacia la paz y la concordia.
    Esto no es una artimaña barata.
    Es una muestra de comprensión y razonamiento en comunión con la idea de unificación.
    Te doy la razón porque sé que es tu voluntad.
    Pero también porque así soy fiel a mi neutralidad.
    Podemos hacer grandes cosas juntos porque en el fondo pensamos igual.
    La vida nos ha presentado de distinta forma, solo eso.
    Por lo tanto, te acojo como hermano de ideales que pueden cambiar el mundo.
    Y es que eso es lo que nos trasciende, al margen de la aceptación de nuestras teorías.
    Es el fin y el medio para profundizar y echar raíces en la inmunidad.
    Toma mi mano, no mi paz.
    Estaremos en paz siempre que quieras.
    No necesito que compartas mis pensamientos.
    Tampoco te necesito a ti y tus teorías.
    No necesito nada.
    Pero lo que siento dentro de mí es nuestra unión.
    Unidos sin desencuentro posible.
    Pues el método de concesión y cesión forma parte de la conciencia total.
    Te doy la razón.
    Y a mí también.
    Porque sé que nos une en su distinción e igualdad.
    Somos iguales en fondo y forma.
    Si no quieres que te dé la razón, no te la daré.
    La complacencia es otro estado de la conciencia que nunca crea conflicto si busca el bien y la paz interior.
    Soy una corriente de ideas.
    Ideas e ideas e iniciativas y expectativas.
    El pensamiento, el mío es neutral y objetivo.
    Busco la satisfacción y la felicidad.
    En el fondo sé que tienes razón, pero el misterio me ocupa más que la razón.
    Es por ello que sé que tienes razón.
    Pero mi yo es más profundo que la razón.
    Es desconocido pero tangible.
    Ideal porque se sostiene en sus ideas y concepciones.
    Me quiero dar al universo.
    A través del misterio.
    No del engaño, porque el desconocimiento no conduce nunca al engaño.
    La ignorancia es conocida.
    El amor se conoce a primera vista.
    Y tus impresiones e intenciones son buenas y nobles, y eso te distingue.
    Y son acertadas.
    No elijo mi modo de vida, elijo parecerme a todo lo que pueda.
    Ser todo lo que pueda.
    Te doy y te doy algo que es nuestro.
    La razón, la concordia, la conexión.
    Espero que no veas intenciones ocultas en esto.
    No soy ningún misterio ahora, porque interactúo contigo, y sin saber nada ciertamente, te doy todo lo que tengo y me identifica.
    Llegaremos lejos.
    Ojalá.
    Quizá.
    No me demoro más.
    No vivo en el mundo real aunque lo conozca.
    Pero esto es mi voz y mi voto.
    Vótame para presidente!!! :D
     
    #9
  10. Nommo

    Nommo Poeta veterano en el portal

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    Eres un Mark Zuckerberg de Facebook, ¿ Verdad ?
    Un programador informático. Un cerebrito de la red social.
    Por eso te aprecio, hombre.
    Te pongo piedras en el camino, para ver cómo reaccionas.
    De qué estás hecho... Y veo que tus escritos son enormes, pero a veces, contradictorios.
    Y pienso: ¿ De verdad puede tener valor una mano que pega a un ojo, que es del mismo cuerpo ?
    Es como darte puñetazos a ti mismo.


    Pero bueno, si no te duele, ya lo hará. Debes gustar al lector.


    Agradarle.
    Y ya, de paso, te agradas a ti mismo.
    Porque el lector no se diferencia mucho, de ti.
    Mira por ejemplo a J. R. Tolkien. Sus libros nos narran las peripecias de Bilbo y Frodo Bolsón.


    Y no hay más.
    No hay un Bolbi, o un Dofro Sombol.
    Y sí, un anillo de Poder. Mas no una sortija de la impotencia.


    Hay un señor Obscuro, llamado Sauron. Mas no un señor de la Luz. Las cosas, claras.
     
    #10
  11. Ricardo López Castro

    Ricardo López Castro Poeta adicto al portal

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    No hay dolor si se hace desde dentro.
    Tu enfoque es incorrecto.
    Pero siempre queda la incertidumbre.
    Es como observar a través de un telescopio, tu concepto de mí:
    Siempre quieres llegar más y más lejos.
    Pero das palos de ciego.
    Me puede rodear y acechar la hecatombe o el apocalipsis, que mis ideas no sufrirán la ira sobrenatural.
    Es sin duda una virtud tomarse tus embestidas a cachondeo.
    Podemos bromear el uno sobre el otro.
    Yo bromeo con el mundo.
    Sé cuál es la pócima perfecta, el eterno elixir.
    Los lectores deben saber la verdad.
    Yo nunca engaño a mis lectores.
    Me abro en canal.
    Soy visceral en cualquier cosa que me proponga.
    No lo hago para llamar la atención o para gustar.
    Lo hago porque sé que es lo que más se aprecia.
    Quizá no se comprenda o resulte un coñazo, pero no me traiciono.
    No me vendo por un me gusta.
    Ni me exhibo para intentar convencer.
    Si gusta o no gusta se va a criticar igualmente.
    Se me puede criticar, claro que sí.
    Pero la crítica no me mueve a autocrítica.
    Es por ello que soy auténtico, aunque nadie se lo crea.
    Soy un cuento chino para todos probablemente, pero un cuento de hadas para mí.
    Solo conmigo llego a conclusiones.
    No tienen que ver con los demás.
    Yo no me luzco.
    No soy un mono de feria.
    Prefiero evolución a aplausos.
    Madurez a ímpetu.
    Pero soy inevitable, como la gravedad.
    Soy grave y agudo en lo que digo.
    Y aprecio tus intenciones, aunque sean malas.
    Todo está bien, en serio, no te preocupes por mí.
    Preocúpate por tus ansias de réplica infundadas.
    Quizá así dés forma a tus ideas.
    Yo tengo muchas ideas.
    Pero ninguna merece la pena, literalmente.
    Siento decepcionarte en cada poema, en cada verso, pero tú y yo sabemos que no tiene similitud y es original, innovadora y potente, pues me convierte en blanco de toda incredulidad.
    Esto es, gracias por hacerme publicidad, sabes que tengo un eslogan mejor que el tuyo.
    No sufras por mí, no voy a tirarme a ningún contenedor.
    Soy un ente contemplativo.
    El cielo me espera y me desea.
    Me seduce la idea de la eternidad.
    Me encanta también tenerte en mi contra.
    Pero las animadoras llegan en el descanso.
    Redes sociales, allá voy.
    No pesco ni un resfriado.
    Ocultas demasiado, y lo sabes.
    No quieras que te descubra, o te pillaré en un renuncio del que no podrás salir ni jugándote la vida.
    No es una amenaza, ni un aviso.
    Ni una advertencia.
    Es un ceda el paso.
    Admite que hay concepciones diferentes a las tuyas.
    Quizá así llegues a ser persona para el mundo, y no solo para tu mente.
    Y si no, siempre te quedará la lobotomía.
    :D
     
    #11
  12. Nommo

    Nommo Poeta veterano en el portal

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    Entonces, puedo deducir que no te gusta mi presencia en tus textos.
    Podemos cortar nuestra relación, si así nos apetece.
    Después de todo, somos libres.
    Quiero decir que un amigo más, un amigo menos, ¿ Qué importa ?


    [​IMG]


    ¿ Cuánto pesa un amigo ? ¿ 80 kilos ? Es como un saco papas.
     
    #12
    Última modificación: 6 de Octubre de 2017
  13. Ricardo López Castro

    Ricardo López Castro Poeta adicto al portal

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    Tú y yo somos como el Yin y el yang.
    Me encanta tu presencia, y aun siendo opuesta a la mía, no me causa malestar ni incomodidad.
    Pero no es necesaria, es decir, una cerveza Estrella Galicia como yo no precisa patrocinadores.
    No pido tu respeto por lo que hago.
    Pero que me ataques el significado de mis textos no deja de ser un juego de palabras.
    Y bla, bla, bla.
    Amigos o no, no necesitamos imponernos condiciones.
    Yo no tengo amigos, también te digo.
    Todo es una fiesta en mi palabra.
    No cabe ni un alfiler en las gradas.
    Es cosa tuya que decidas ser espectador o el objetivo del pulgar del emperador.
    La palabra es una lucha continua.
    Si no sirves para el juego, no captarás su esencia, su sabor.
    Huelo sangre en ti.
    Mucha sangre.
    Y no me debo a nadie.
    Tú eliges si respetarme o no, pero no eliges mi reacción.
    Todo esto ha sido un juego de palabras para mí desde el principio.
    Pero no te mentí en ningún momento.
    Amo la palabra.
    Si tú también la amases como yo, no pensarías por mí, sino por ti.
    Pero no se aprende de lo que se escribe, sino de lo que se piensa.
    No soy de ultimátum.
    Ni tampoco soy telépata.
    Juguemos a los marcianitos o a las muñecas, quizá sea más idóneo para ti!!:D
     
    #13
  14. Nommo

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    Yo ya, no cuento contigo.
    Has mencionado la lobotomía.
    Me parece muy cruel, por tu parte.
    Espero que aprendas de esta experiencia.
    Te servirá, para el Futuro. Hay palabras que rompen amistades.
     
    #14
  15. Ricardo López Castro

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    Yo no aprendo de mis relaciones.
    No soy imprescindible ni prescindible.
    A mí nada de lo que me digas me hará daño.
    Ni mucho menos lo que hagas.
    Eres libre, eso dijiste.
    La culpa te puede porque tú desencadenaste el estropicio que según tú te ha hecho mella.
    Yo por el contrario no gasto excusas para quedar como el bueno de la película.
    Si decides saca pecho.
    Yo te animo a que elijas lo mejor para ti.
    Pero no puedes, porque justificas tu culpa intentando cargar el muerto a algo que te supera.
    No me interesan los cobardes, ni los lobos con piel de cordero, pero te invito a mi show siempre que quieras.
    Faltaría más!!!
    Menudo profesor que estoy hecho.
    Solo hago grima, con la tiza en la pizarra.
    Sigue en solitario.
    Tus sesos te lo agradecerán.
    Sin emplearme a fondo contigo, pues tú eras el que me colocaba piedrecitas en el camino, ¿no?
    No delato ni redimo.
    Me da lo mismo lo que hagas, porque ya se
     
    #15
  16. Ricardo López Castro

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    Ya sé que te nutrías de mis textos.
    Tranquilo, que los llevaras en el alma.
    Yo siempre dejo huella ;)
     
    #16
  17. Nommo

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    Está bien que me superes, porque eso quiere decir que hay gente inteligente, en este planeta.
     
    #17
  18. Ricardo López Castro

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    Están bien muchas cosas a las que no se les da valor.
    Asta que te pasan por encima.
    Las malas vibraciones son solo para ti.
    Juegas, como en lo que me dices en Carnaval, a ser Jesucristo.
    La misericordia es un valor divino, ni humano.
    De modo que un ser humano no puede acogerla.
    Tarde o temprano explotarás.
    Y quizá yo ya no esté ahí para ayudarte.
    Ni yo ni nadie, por haberte despegado de la realidad.
    No te ataco.
    Esto no es un ataque.
    Es como una partida de dominó.
    Une números con números.
    Pero siendo pura matemática.
    Despierta Nommo, si quieres cambiar el mundo.
    El amor no es una opción.
    La inteligencia sí.
    Porque sirve para todo.
    Incluida la guerra.
     
    #18
  19. Nommo

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    El Mal es divertido.
    Todo lo físico tiende a empeorar.
    Hay una inestabilidad que se va incrementando.
    Dado que, según la ley de la Entropía, las reacciones químicas son irreversibles.

    Por ello, la carne, frente al espíritu: Carnaval.
     
    #19
    Última modificación: 7 de Octubre de 2017

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