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El Criadero del Diablo (primera parte)

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por armand_2183, 27 de Enero de 2006. Respuestas: 0 | Visitas: 1221

  1. armand_2183

    armand_2183 Poeta recién llegado

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    El Criadero del Diablo.[/center:287d17d832]
    Estimado monseñor, le escribo estas breves palabras con la esperanza de que cánsele su proximo viaje a las sierras de Oaxaca, particularmente su visita a la zona ubicada en la región de Piñicuaro y Malinaltepec. Usted conoce bien mi estado fisico y mental tras los susesos acontesidos en los últimos meses, y se que considerara detenidamente este consejo antes de aventurarse por aquellas extrañas tierras, ingratas a la presencia del hombre y ajenas a los designios de nuestro señor.

    Por mi parte debo asegurarle que no pudo haberme dejado en mejores manos, las hermanas me han cuidado amablemete, contandome lo mucho que usted se preocupo durante el tiempo que me ausente, así como durante los largos dias de mi letargo. Lamento ocasionarle una preocupacion mas en estos momentos, pero desde que me entere que su merced emprenderia un viaje al sitio que tantas heridas me ocasiono, he olvidado cualquier devilidad para escribir esta carta.

    Se que mi advertencia le sonara un tanto exagerada o sin fundamento, ya que siendo misioneros, estamos acostumbrados a encontrar multitud de peligros cuando predicamos la palabra de Dios nuestro señor, pero debo advertirle que esta vez no nos enfrentamos a una epidemia como creiamos; tampoco se trata de hostilidad humana o inclemencias del tiempo. El enemigo que se oculta tras aquellas cimas es aun mas enigmático y poderoso, se cobija bajo la sombra de una leyenda soportando el transcurso de los tiempos, por estas razones me es dificil recordar lo que paso y aun ahora dudo de si todo lo que vi fue real o producto de una horrible pesadilla.

    Pero no considero que estas enigmáticas palabras basten para convencerlo de abandonar la marcha, por ello he decidido contarle lo acontecido durante el crudo invierno que pase en aquel territorio maldito, mas concretamente en la region que los pobladores llaman pomposamente "Criadero del Diablo".

    El collado camino que durante días enteros transitamos se encontraba a tan solo cuatro horas del centro urbano mas cercano, que, como vuestra merced recordara es ahora una de las ciudades industriales mas importantes de la región; aunque habia sido construido para comunicarse con los pueblos mineros y establecer mejores rutas de comercio, parecía haber sido abandonado hacia mucho tiempo. Tal parece que el lugar al que desemboca fue en los principios de la Colonia uno de los centros plateros mas importantes del pais, que durante años produjo una cantidad impresionante de este y otros metales preciosos.

    Conforme nos ibamos adentrando en la región, note como se enrarecía el ambiente con un olor muy particular que parecía provenir de la misma roca; sel levanto entonces ante mi una imagen que no olvidare y que me hizo comprender el significado de su ostentoso nombre.

    - Aquello que ve usted, Padre, es el Criadero del Diablo, los primeros colonos construyeron ahí sus minas pero ahora se encuentran abandonadas; en otros tiempos produjeron plata y oro por montones, ahora tendría suerte si le saca cuando menos un trozo de carbón para calentarse el pellejo, La gente suele contar muchas historias sobre el, algunas le parecerán a usted producto del pulque y el mezcal, que por estos rincones no faltan y es lo unico que carga la carreta, pero uno no puede escucharlas sin que se le ponga la piel chinita chinita y se le reseque el gaznate.

    El arriero se santiguaba al tiempo que pronunciaba estas palabras y tenia razón, era imposible mirar el panorama sin inmutarse... en medio de la quietud de aquellas ancianas montañas, yacia espectral, iluminada por los primeros rayos del alba, una cantera de proporciones ciclópeas, tan vasta y profunda que con solo mirarla no pude evitar sentir vértigo, y la piedra que ahi se encontraba no era como las demas de la zona, pues esta era de un color rojo cobrizo hueca y porosa; además despedía un olor nauseabundo muy parecido al azufre.

    Pero la caracteristica mas extraña que pude notar en aquel momento, fueron los cientos, miles de boquetes que horadaban las paredes de aquella mole, cuevas profundas y oscuras que aparecían ante mis ojos como fantásticas y excéntricas criaturas. Tal vez fuera el resultado de un juego de luces o quizás la conjunción de aquel hedor y el vértigo que experimente, lo cierto es que aquel lugar parecia estar inmerso en otro tiempo, congelado en las épocas, pero a su vez latente y expectante.

    - Los primeros españoles llegaron a estas sierras hace tres siglos matando y esclavisando indios, los que se salvaron tuvieron que rifarse el lomo trabajando en las canteras y los menos como servidumbre; entre ellos estaban mis tatarabuelos que llegaron aqui desde el sur donde se encontraban los primeros centros mineros, llego también gente acaudalada y refinada de las cortes europeas; todos ellos con la esperanza de encontrar nuevos yacimientos. Aquellos pobres diablos devieron toparse con la misma imagen que ahora esta delante nuestro, este paisaje que amedentraría al mas correoso de los hombres y al que rehuyen aves y animales.

    Pero aquella gente estaba ciega por su oro y la codicia, asi que pronto se corrió la voz de que en estas sierras se encontraba la cantera de la que los indios habian sacado todas sus riquezas.-

    Después de haberme contado todo esto, estábamos cerca de abandonar aquela inhóspita región y el miedo había inundado ya nuestros corazones, el viento arreciaba a cada paso trasportando el eco de nuestras palabras; fue en eses instante que alcanzamos a escuchar un débil jadeo, lejano en el seno del sitio que habíamos dejado atrás y ambos dimos gracias al cielo de no haber demorado mas tiempo.

    - Aquello Padre es el sonido del mismisimo Diablo que duerme bajo la roca...
     
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