El cuento de Renato

EL CUENTO DE RENATO
Supo su nombre el día que lo llamaron para hacer un trabajo, un servicio, cuando ya no era muy niño, en aquella familia de tres personas: Papá, mamá una hija, cuya edad marcaba muy poca diferencia con ella, en razón de que cuando aquella pareja contrajo matrimonio; por cuestiones de sus respectivos empleos, buscaron y aceptaron una señora, para se hiciera cargo del hogar, incluyendo todos los oficios; de hacerse cargo de la cocina, hasta todo lo relacionado con un largo etcétera.
La susodicha auxiliar de aquel matrimonio, aceptó el trabajo bajo condición sí la recibían con su hijo, en sus primeros pasos de vida, y quienes fueron acomodados en una habitación con sus servicios y casi de la familia eran con el tiempo, inclusive llevando ella el gasto y todas las llaves de la casa, con su jardín y demás comodidades.
Con motivo del nacimiento del primer bebé de aquel hogar, se reunieron amigos y familiares a festejar el acontecimiento, olvido involuntario de la, ahora cocinera, salió corriendo a la despensa, a comprar algo muy indispensable para la mesa, con tan mala suerte que la tiró un carro, y aquella fiesta se convirtió en velorio, y el niño en adoptivo, cuando ya sabía que su nombre era Renato.
Renato el muchacho de la casa, joven encargado de su mantenimiento, en materia de pintura, lustre de pisos, guardián y todo cuanto fuera necesario y a la orden de los señores. Pero en Renato algo peculiar había: Le encantaba estar en el gran jardín, cuando otra ocupación no lo requería, todo el mayor tiempo posible, arreglando con mucho esmero las flores, inclusive se olvidaba hasta de sus alimentos y casi al oscurecer la tarde, se refugiaba en su habitación.

Cuando celebraban los 15 años de la hija, Renato se hizo cargo dentro de otras cosas de servir a los invitados los licores de la ocasión. Cuando se acercaba a la gente, ésta percibía de él, especialmente las damas; un aroma agradable, de perfumes finos, con cierto disimulo preguntaban la marca, Renato poco tímido sólo sonreía sin ninguna respuesta a la duda. Entonces surgió de aquella situación una curiosidad, inclusive con la señora de la casa. Con cualquier pretexto lo llamaba, tenerlo cerca y sentir el olor de aquel perfume que brotaba de su cuerpo, hasta el extremo que subrepticiamente llegaba a su habitación registrando en su baño, jabón loción, para ver si descubría el motivo de aquella aroma. En realidad lo extraordinario era el atractivo que provocaba, es decir quien estaba cerca no quería se alejara, lo atraía, pero Renato no lo sabía y tampoco daba importancia, hasta el extremo que a hurtadillas en horas nocturnas algunas veces, la señora de la casa lo buscaba en su cama, el joven carne y hueso no podía evitar su hombría, cuando lo provocaban, y por supuesto la quinceañera también lo visitaba.
La persona que suplió en su trabajo a la madre de Renato, veía la diferencia de atenciones entre ella y aquel joven para ella cualquier cosa. De alguna manera aviase dado cuenta de las incursiones de las dos damas, y sus celos llegaron a tanto que se lo contó al esposo y padre de quienes ya conocemos, el qué después de cierta vigilancia se dio cuenta de la certeza de aquella denuncia. Aquel esposo adoraba a su esposa y no digamos a su hija, por ello mismo no hubo reclamo alguno, más bien les comunicó tener al habla a un amigo suyo que como profesional de perfumería, deseaba conocer a Renato, pues como ellos ya no era un secreto, lo que muchos de sus amigos también sabían, y estaba interesado en saber las razones de tal fenómeno. Pero en el fondo aquel esposo estaba herido, quería tomar venganza de lo sucedido, con la duda si la señora de la casa habría contado de lo visto a otros sus amigos. El plan fue sencillo, llevarse a Renato que por cierto no opuso resistencia, ignorante del asunto, luego inyectarle cualquier sustancia envenenada, e informar que durante la extracción de su sangre y examinar los componentes de su líquido sanguíneo, sufrió un paro respiratorio. Renato dejo de existir, pero faltaba el informe del porque expiraba aromas de perfume. El resultado fue que toda aquella fragancia se impregno en cada uno de sus poros, por las flores que cuidaba, y que su corazón estaba muy débil en razón de la muerte inesperada de su madre.

cristóbal monzón lemus

 

Bella historia plasmada con el aire ligero que te caracteriza Cristobal.

Gacias por compartir tu prosa.

Saludos.

 

Gracias Cesrfco, por tu deferencia para con mi prosa imaginaria en mis relatos, que escribo para sacudir un poco la mente y no se me vaya atrofiar de repente, así como de tu siempre acertado comentario, el cual te agrdezaco otra vez con mi afectuoso saludo.

 

CRISTOBAL , maravilloso cuento que has plasmado lleno de nostalgias de esencias y de paisajes hermosos felicidades me gusto mucho seguire leyendote un abrazo myriam

 

Hola Miryam, es buen agurio tus conceptos al respecto del contenido del Cuento de Renato, como tu sabes por la experiencia que tienes por lo que escribes, que son momentos afortunados, de repente viene la musa, se sienta a tu lado y te dicta los que escribes, eso por supuesto es una fortuna, agregado a quienes te visitan, como tú por ejemplo de quienes uno aprende día a día, por lo que me siento muy complacido de tu visita, que espero no se la primera ni la última, por lo cual te gradezco y te envío cordial saludo. Crimolem.