El delirio de ser escritor y lograr al fin un puto propósito vital

Ayer me quedé hasta tarde viendo una miniserie en netflix de un hombre que logra independizarse de casa de su madre tras años de frustraciones consiguiendo un trabajo como dibujante a los treinta y seis. Comencé con el primer capítulo posponiendo el ejercicio de meditación diaria aprovechando que todavía no había llegado mi pedido al uber eats de: pan chino, arroz tres delicias y pollo al estilo pekinés. Últimamente me encanta pedir al chino. De hecho, el otro día me enviaron un mensaje por ser uno de sus principales clientes, aprovechando para pedirme una valoración del local. Y yo, creyendo que tras la valoración recibiría alguna clase de oferta, tras escribir un par de frases amables y ligeramente exageradas sobre la calidad del local, no conseguí más que un sencillo mensaje en el que ponía: " gracias por compartir su opinión con nosotros, su valoración es muy importante para que continuemos creciendo"-"cabrones"-.

Con la serie en cuestión primeramente me sentí muy entretenido viéndola ya que los problemas y neurosis del protagonista me recordaban a los míos. No me resultaba incómodo enfrentarme a ellos porque yo todavía no tenía treinta y seis; y además, logré independizarme ya hace tiempo, quedándome muchos años de margen todavía para lograr un trabajo soñado como él, o sea, que la serie me dejaba espacio para la esperanza.

En la serie no daban mucho hincapié en como el protagonista había logrado abrirse un hueco como dibujante aunque deja ver que ya le gustaba dibujar a una edad temprana. La serie además se narra en primera persona, como un monólogo desesperado y autocrítico. Incluso aparece un armadillo a modo de conciencia con el que sí mantiene diálogos. Este lo machaca constantemente igual que se machaca él a sí mismo.
Me reencontré con la envidia cuando descubrí que aquel ser del que llevaba varios capítulos mofándome había logrado el trabajo de sus sueños. El personaje era una álter ego del escritor, así que yo escribiendo este texto de alguna manera soy un intento inmaduro y poco exitoso de ese escritor que escribe sobre sí mismo y sobre sus cosas, pero como sabéis ese tipo tampoco es el primero que lo hace, de hecho hay grandes ejemplos en la literatura y somos bastantes haciéndolo en este foro.

Me encantaría encontrar el trabajo de mis sueños, y hoy pienso que se relaciona con escribir ya que desde muy pequeño que desempeñé esta actividad con mucho gusto. Cuando iba en tercero de primaria le escribía cuentos a mis padres y a mi profesora sobre animales. Ellos los recibían como correctos adultos alimentando mi delirio de que soy la polla y que podría convertirme en Cortázar, también aprovechaban para corregir mis faltas ortográficas descubriendo que la corrección de faltas iba más allá de los ejercicios del colegio y que mi enfado por tanto también trascendía a este. De hecho, todavía sigue molestándome que me corrijáis las faltas que como podéis ver abundan pese al corrector automático. Lo de delirar con convertirme en un gran escritor continúa muy presente en mí. Lo digo por si eso tampoco me lo habíais notado.

Terminé la serie de un tirón y no fui capaz de meditar como es debido antes de meterme en cama. En lugar de cultivarme en la compasión y el perdón con uno mismo terminé con la esperanza de crear propósito del victimismo y el desquiciamiento natural, deseando crear una entrada en el foro que sea capaz de resultar atractiva.

Siento ternura de mí mismo cuando admito lo mucho que me importa lo que penséis de mí. Por cierto, comí demasiado arroz, pan y pollo; pero es que estaban de coña.