El Despertar

En la profunda noche de silencio gris ceniciento el manto aterciopelado de la negra muerte se cierne con bestial estrépito mientras la eterna musicalidad monocorde inocula el monótono susurro que hace enloquecer de júbilo a los luceros apagados:los cuales,en su silencio sacro,contemplan hieráticos el ajetreo rutinario de las alimañas que osan salir de sus escondidas madrigueras con perturbador aroma a concupiscencia maculada.
Entonces tú,dichoso hijo de la aurora y del tiempo que manan bandadas de coplas florecidas en la partida en trizas montaña del septentrión,alzas soberbio el vuelo sobrenatural para despertar de su amodarrado sueño al eternal dios de las blasfemias:el cual,cuando despierta,deja caer de su terrible mano de estaño el báculo áureo que aún resplandece en el fondo oscuro de las brumas que ya se disipan para dar paso al bramido inmisericorde del rugiente mar estrellado en las altas capas del firmamento azulado.

No te apenes si así el globo terráqueo se balancea en el vacío gravitacional de la ya seria y dura alborada de pingüe tizne demacrado;pues el férreo destino de humo sacrílego tiene tomado bien el pulso a la vida que ya se desintegra cuando pronuncias la dulce palabra Amor...