El detective imaginado por mi llamado Deivid Fonesquer entre tormentas de fuego.

CAPITULO 1.​

Entre tormentas de fuego, que colisionaban con mundos de llamas y se hacían luces clavadas en los ojos del cielo, allí existían las pupilas de otro mundo, donde los Dorseletes unos amigos de las claves de la sonrisa inhuma, se apoderaban de la transmisión de fuego hacia la gota que se clavaba en los tormentosos lugares donde habitaba la luz del alma que se rompía en palabras y que se barajaban como cartas, allí había duendes que toreaban a las lágrimas curvadas que salían de los espejos latentes de sangre, había almas malvadas y colisionadores de partículas que se entregaban en el alma de una historia encantada, allí había mensajeros y luchas apocalípticas y de tiranos de luz, allí estaba Deivid Fonesquer, un detective que se caracterizaba por la investigación que no ocultaba la estrella de los fantasmales pantanos de luz clavada en ángeles caídos por las tinieblas y demás salvajadas de luces puntiagudas y farsantes, con episodios de cuevas paralizadas por oscuros terremotos que se caracterizaban por un lanzado tiempo que cultivaba mensajes malignos y allí estaba el terror de los fantasmales sueños hasta caracterizar en la búsqueda de un alma metida en un cuento de terror y misterio.