El día viernes

El día dos tome la mesa, y cada restaurante guarda una de vez en cuando. Solo tomo un instante corregir este destructor y amenazante escalofrió en mi estómago, solo puedo decirles que para los restaurantes populares la comida sale barata, esta región toma las partes difíciles de lo difícil no lo toman como tres, cuatro o cinco “restaurantes”. Lo que significa que comemos diariamente es simple adjetivo que comes cuando desayunas comes o cenas, todo dependiendo de si es una o dos veces a la semana.


Una vida va tomando al susto de cada quien, los elaborados por el cerebro son los más malignos, para mí una cena saca dentro de la madera este horrible escenario, las mesas van salpicando a los clientes, los vasos son cortos, nunca tomes de la mano a tu pareja, parece nombrar nuestro niño cada diámetro de la antigua mesa; podría pasar de escenario entumeciendo el olor a saliva dentro de la cocina.


Saltas como mariposa, como caballo, como león, punzando en el estómago mientras la belleza de cada átomo sutura en las heridas sin ver ningún color, y artificialmente cada hijo está en el trono del pastor o la pastora; según los babilónicos los niños pueden dormir parados, en la medianoche, los ruidos de los animales pueden descomponer la piel de los niños así cada niño nace erecto cada circunferencia a partir de las ondas del cerebro sufre para bien o para mal sin soportar ningún dolor. Los animales son propensos a dormir mucho durante la tarde desmantelando el diámetro de la selva, el desierto o la sabana; ¿A qué me refiero?, por orden de dios todos tenemos claros que es un pastor por ser bondadosos con la naturaleza, esto lo refleja el niño en cada año que pasa hasta que la piel va desquitando cada hora, cada siglo para vernos mal de por si con cada día pues el sentimiento siempre es diferente, así, los niños nunca se van si comer, nunca se detienen a ver a la madre por ausente que esta parezca sintiendo que todos somos hermanos, hasta una madre que todo te quita cuando eres niño.