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El diablo que no quería estar en el infierno - Parte I

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por romaguce, 6 de Diciembre de 2015. Respuestas: 0 | Visitas: 511

  1. romaguce

    romaguce Poeta recién llegado

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    Hombre
    Había hace poco, un diablo que en su estancia en el infierno gustaba de no hacer nada, solo se pasaba los días dormitando y aburrido de las mismas cosas y maldades que hacía, tanto así que ya ni hacía maldades por dormir ante tanto aburrimiento; era común encontrarlo acurrucado en la parte menos calurosa del infierno descansando y aislado del resto de sus compañeros, siempre se preguntaba a sí mismo, ¿cómo será vivir fuera de este lugar?, ¿cómo será ser humano y vivir como ellos?, incluso garabateaba escritos que después rompía u ocultaba, pues estos le podría causar muchos problemas en el infiernos; escribía cosas como:

    Cada día que el espejo despierta por las mañanas, ve los rostros de muchos que aún no despiertan de sus pesadillas; ve mi rostro opaco y sin respuestas… escucha mis preguntas, pero su silencio, es su respuesta…

    ¿Este despertar, es una nueva pesadilla?
    ¡SI!, es un vacío más en el calendario.


    Ese reflejo en el espejo, es la cárcel de mis sueños, la cadena perpetua de mil esperanzas que nunca se darán.

    Así me veo, opaco, sin rosto, golpeado por la eternidad; cierro mis ojos y lanzo una plegaria al hoyo negro de mi oráculo, ya sin preguntas… ¿cada día es igual? o el brasero donde mi cuerpo se marchita, en su holocausto, ¿es la misma brasa donde Dios, purifica sus pecados?

    Pero Dios, ¿qué tiene que ver en mis delirios? él no me oculto su verdad, el lado oscuro de los besos soñolientos, la otra moneda del despertar… él solo, se ocultó de mí.

    Hoy es una mañana insufrible e indescifrable, todas las mañanas son así… pesimismo de no saber, si en mi próximo despertar, estarás perdonando el silencio de los culpables que se arrastran hacia tu pecho.

    Cada día, una mariposa enamora una flor para que le entregue su néctar; cada día, mi lengua pronuncia el nombre de la muerte y soy feliz…

    Delante del espejo, veo lo que algún día fui y lo que seré… en silencio.

    Esta actitud que se repetía y repetía, llegó a oídos del rey de los diablos, quien extrañado por este comportamiento de escritos y preguntas que se hacía este diablo, decidió darle un escarmiento y por lo tanto, lo desterró del infierno y lo dejó caer a la tierra, para que viéndose solo y entre los humanos, decida cambiar su forma de ser y de esta manera empiece a ser un auténtico diablo, malo, feo y espantoso; entonces con toda su ira exclamo:

    Hoy es viernes y bebo el trago amargo de mis viñedos
    Las piedras y sus historias, continúan rodando sobre la pendiente
    Al son del perfecto canto del fuego y sus cenizas; es hora de terminar esta historia.

    Es así que el diablo llega a la tierra y empieza a andar por ella, veía cosas bellas que el llamaban la atención, árboles con frutos, flores con finas fragancias, insectos diversos y coloridos, animalitos graciosos y juguetones, ríos cristalinos, luz de sol, trinos de pájaros, hierba fresca que apaciguaban sus pies acostumbrados a las brasas del infierno… le gustaba lo que observaba y sentía y no relacionaba lo que experimentaba como un castigo, si no como una gracia, a la cual se había hecho ganador.

    En su caminar por el campo, llegó al mar y esto lo deslumbro mucho más y llegó al éxtasis de su admiración… Se decía a sí mismo, ¡qué bonito es todo esto!

    Pasado unos días, empezó a alejarse del campo y del mar, tomó un camino amplio que al seguirlo empezó a vislumbrar a lo lejos, pequeñas edificaciones que poco a poco se hacían más grandes, más oscuras, más frías… Hasta ese momento no sabía que se acercaba a una ciudad, lo que si se daba cuenta era que hasta ese momento no se había topado con ninguna persona y eso le causaba extrañeza pues, tenía muchas preguntas que les quería hacer, para poder entender su verdadera misión.

    Avanzaba y de cuando en cuando descansaba; la ciudad ya se veía inmensa y atestada de cosas que hasta ese momento no las conocía y por lo tanto no entendía para que servían, pero él se preguntaba, ¿las personas?, ¿dónde están las personas?

    La ciudad se mostraba oscura, descuidada, fría, mal oliente, ruidosa, sin vida, no era una ciudad abandonada, era una ciudad automatizada donde todo era completamente manejado por máquinas y computadoras con una perfección milimétrica y aterradora; el diablo avanzó más por las calles y avenidas de la ciudad pero fue todo en vano, no pudo encontrar a ningún ser humano con el que hubiese podido conversar y preguntarle mil cosas que deseaba saber; este diablo ignoraba esto:

    Es común escuchar, que el fin de la humanidad está cerca, pero no se trata de una hecatombe a la que estemos próximos a padecer, si no a la desidia que nosotros como personas humanas, venimos desarrollando como parte de nuestra rutina de vida; la indiferencia como parte de nuestras omisiones a la convivencia social, es signo de que seguimos buscando nuestro bienestar egoísta sin que nuestro entorno sea participe del mismo y viceversa.

    Si nos ponemos a meditar, vamos a encontrar que el fin de la humanidad no es otra cosas que el alejamiento del hombre hacia el hombre, los seres humanos vamos a terminar por alejarnos de la convivencia social y nos vamos a convertir en hombres de las cavernas, donde viviremos solos y moriremos solo, es decir que la extinción del hombre será por la destrucción de su capacidad de interrelacionarse o convivencia, dejaremos de conversar ya que cualquier conversación será vana, dejaremos de reír pues ya no habrían motivos para hacerlo, dejaremos de tener esposas e hijos ya que el matrimonio como símbolo de convivencia social y de reproducción humana, será visto como una forma de agotar de manera irresponsable los pocos recursos naturales que se necesitan para que la humanidad actual, sobreviva un tiempo más.

    Pero que podemos pensar de la capacidad del hombre para ignorar la necesidad o el dolor ajeno o envidiar su felicidad y sosiego; cada día que pasa el hombre trata de alejarse más del resto de su especie con la finalidad de evitar compartir y es su propio temor el que lo aísla y confina en supuestos lugares seguros que no es más que cortinas de hierro que construyen con la finalidad de guarecer personas o estas ocultarse de otras.

    En este retroceso de vida, veremos que las personas conforme nos vallamos extinguiendo, iremos formando grupos cada vez más pequeños de comunidades, las cuales ya no serán sedentarias, sino nuevamente nómadas y que emigrarán de lugar en lugar tratando de buscar zonas seguras y ricas en recursos para poder asentarse.

    El hombre a esas alturas de retroceso ya habrá perdido gran parte de su tecnología y avances científicos, además por el calentamiento global de la tierra, esta estará inmersa a una serie de cambios climáticos y geológicos, el cambio de los polos magnéticos de la tierra así como el debilitamiento de la ionosfera y campo gravitacional, harán que el hombre busque refugios nuevamente en cuevas o zonas montañosas, alejados de la mar y de las ciudades.

    Poco a poco el hombre perderá su habilidad de pensar en el resto y se activará su instinto de supervivencia y por lo tanto se volverá peligrosamente egoísta y la vez suicida.

    Cada día que pase, el hombre experimentará un mayor retroceso hasta llegar a su forma básica o protohumana, es decir experimentará una involución hacía su propia evolución hasta que el propio proceso de regresión nos deje sin razón sin facultades sin sentimientos sin alma.

    Lo que se trata de explicar, es que al igual que la moda el hombre ya empezó una cuenta regresiva a su propia evolución, ya hemos llegado a la cúspide de nuestro desarrollo y lo que ahora experimentamos, es el inicio del retroceso hacia nuestro fin.

    Medir los grados de indiferencia a los que hemos llegado, nos permitirá tratar de encontrar no una fecha de un posible fin, si no el grado de desviación humana hacia los objetivos sociales de la propia convivencia o mejor dicho el grado de avance que desarrollamos con respecto a nuestro propia desintegración como sociedad.

    Fukuyama, predijo que llegará un momento en que las guerras nuevamente se pelearían con piedras, lo cual no es muy lejano ni descabellado pensarlo, de igual manera predijo una globalización hacia la democracia con fin de la sociedad pero en este contexto existen errores fundamentales, ya que si los grados de indiferencia se vienen incrementado en los últimos tiempos, la democracia con fin global se verá afectada por una gran indiferencia social, lo cual motivará una gran diáspora humana.

    El fin de la humanidad está cerca, solo basta observarnos en nuestro día a día, para determinar hacia dónde vamos tan rápido.

    Y así siguió avanzando y cuando menos se dio cuenta ya había salido de la ciudad y empezaba a subir un cuesta muy elevada que le dificultaba poder voltear a ver lo que dejaba, es así que continuó subiendo y subiendo hasta que llegó al final de la cuesta y dándose vuelta sobre sí mismo, pudo ver con sorpresa lo que sus pies habían recorrido todo este tiempo, el cielo y el infierno… ¿no entiendo? se decía a sí mismo, porque he recorrido todo esto y no he podido encontrar persona alguna, he visto cosas maravillosas y otras muy tristes, pero en ningún momento he podido ver a las personas que en algún momento tratábamos de tentar para poder llevarlos al infierno, esas personas que influenciábamos y hacíamos que maten, engañen, destruyan e ignoren a Dios… ¿dónde están esas personas?

    Sin respuestas, alzó su vista al cielo y le pregunto a una nube que pasaba en ese momento, ¿tú sabes las respuestas? a ¿dónde ha ido tanta gente?, ¿porqué he sido enviado a ver todas estas cosas? y ahora me encuentro con mayor incertidumbre… la nube se detuvo miro con extrañeza al diablo y le respondió: muchas veces salimos a buscar respuestas pero no las encontramos donde creemos que están; si buscas a personas para que te respondan las preguntas que tienes, sus respuestas siempre te van a generar mayores preguntas y mayores respuestas y nuca acabarás por entender tu misión… luego de esta respuesta, la nube siguió su camino y el diablo con mucho pesar se puso a llorar inconsolablemente meditando…

    Me es difícil encontrar sosiego últimamente, me es confuso entender las palabras de aliento que los ángeles caídos me dictan a mi paso; pero ¿porqué este lento viacrucis?, ¿porqué siempre las mismas imágenes que solo buscan entorpecer mi vista?, ¿cuántos cuerpos deben caer sobre el fuego para terminar este largo lamento? … no lo sé; siempre lo sabré.

    La historia comienza con otra historia, la tristeza es origen de una alegría trunca, el dolor es el resultado de una lenta cuesta, nuestras vidas son casi siempre los intentos de Dios por encontrar sus propias respuestas, pues ya no entiende su creación.

    Nuevamente pensamos que llegamos al final, pero solo empezamos otro inicio; pobre de nuestros hijos si no les entregamos a tiempo la clave de sus sueños; pobre de nosotros que no llegamos a descifrar nuestra historia y nos entregamos anónimos a las brasas de lo vivido.

    Tengo sed y bebo de la mar su eterna dulzura mientras ella seca y cura mis heridas ante el sol.

    A lo largo del camino, las aves del vacío se alimentan de mis entrañas.

    Luego de un largo rato, dejó a un lado sus sollozos y se dijo a sí mismo, si las personas no están es porque algo les ha pasado y ya no están aquí, por lo tanto si yo quiero saber las respuestas a mis preguntas, será mejor que yo mismo me las responda, por lo tanto lo mejor para esto, es que me quede en la tierra y empiece a entender; y así meditaba, asustado de lo que no podía entender…

    Estoy confundido, he caído del infierno a la tierra y aun no encuentro la razón de mi estadía, pero acepto este sentimiento de culpa que hace crepitar aún más mis fatuos sentidos.

    No conozco el sueño de una noche con o sin estrellas, pero mi piel si se estremece bajo el abusivo embiste del viento ¡que huye!, de alguien, de ellos, de mí.

    Antes bajaba mis ojos y mis pies se deslizaban por el cálido movimiento de los astros y mis traviesas alas descansaban sobre nimbos y cúmulos de diversas formas y tempestades; todo era tan imperfecto y claro… un vacío blanco, lo contrario de abrir o cerrar los ojos, lo diferente de pensar dormido o soñar despierto, tan igual que soñar dormido con los ojos dentro del alma; tan perfecto como amor y el dolor; ¿pero yo que sé de esto?

    Cada día que pasa es una continua búsqueda, un lento aprender, ¿pero quién nace o vuelve a nacer sabiendo?, cada día que pasa me siento más humano, cada hora que mis manos tocan la textura de este bonito infierno y aprenden de él, presiento que antes ya anduve por aquí, pero no recuerdo mi legado a esta insolente confusión.

    Sigo confundido, ahora no sé si caí del cielo al infierno o fue un demonio que me soltó al cielo, cada vez que intento entender no entiendo más y es por eso que me dejo llevar en este eterno y lento retorno a algún lado.

    En este pedazo de tiempo deben haber más como Yo o como Tú o como Ellos, que aun sintiendo el áspero sabor de la esperanza encarnan un deseo a los cuatro vientos y esperan temerosos, presurosos, insomnes, la respuesta, el sin fin de la búsqueda.

    Caí de algún lado, para dejar sobre este blanco lienzo, algo que valga la pena recordar; llegue de muy lejos y aun no es tiempo de irme…

    Dios, al ver todo lo que había acontecido con este diablo y sobre todo la decisión que había tomado, le tomó cariño y decidió darle la oportunidad de descubrir por sus propios medios, la experiencia de vivir como humano.
     
    #1
    Última modificación: 6 de Diciembre de 2015

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