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El Dilema Bruce Wayne

Tema en 'Prosa: Sociopolíticos' comenzado por Kwisatz, 28 de Enero de 2010. Respuestas: 4 | Visitas: 1365

  1. Kwisatz

    Kwisatz Poeta recién llegado

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    He escogido a este personaje, que para quien aún no lo sepa es la identidad oculta del superhéroe de cómic Batman, por encarnar a un ficticio empresario que dedica sus pingües beneficios a arreglar el mundo cuando no lo está haciendo como enmascarado.
    Cualquier persona con dos dedos de frente entiende que Batman es una ficción, pero ¿no es aún más ficción su alter ego Bruce Wayne? O lo que es lo mismo ¿puede existir la verdadera filantropía en una sociedad capitalista?
    Es una cuestión sobre la que voy a intentar reflexionar en las próximas líneas a fin de cuestionar lo que en apariencia parecen acciones altruistas.

    El problema de base de la filantropía en la sociedad capitalista es que las donaciones provienen de beneficios.
    El beneficio, es un diferencial económico que permanece tras haber hecho frente a todos los costes derivados de la actividad.
    Supone el valor añadido, el premio a la iniciativa del empresario-compañía.
    Todo sería muy lícito y pulcro de no ser por la incómoda verdad sobre la que se asienta el capitalismo: Todos no podemos ganar.
    De lo que se deriva, que para que ganen unos, otros deben perder.
    Por definición si en un sistema de recursos finitos una parte del mismo comienza a acumularlos, indefectiblemente habrá otra parte que se estará empobreciendo.
    Esta obviedad de cajón, esta paradoja intrínseca a nuestro sistema es sistemáticamente negada y enmascarada por el estatus quo en el poder.
    Si estudiamos la cadena de valor de una empresa es relativamente fácil darse cuenta que en buena medida, el ahorro de costes es responsable en la maximización del beneficio.
    ¿Y cómo ahorrar costes? Pues las soluciones más directas y comunes suelen ser las que siguen:
    -Encontrar proveedores más baratos
    -Reajustar la estructura de la empresa haciéndola más productiva y eficiente
    -Rebajar salarios.

    Si se opta por reducir el coste correspondiente a la partida de proveedores se produce una reacción inmediata en dichas empresas, las cuales se ven obligadas a adoptar medidas similares si quieren preservar su margen de beneficio.
    Esta situación se repite una y otra vez en todos los niveles de la cadena hasta llegar al eslabón primario de la actividad, que no tiene otra opción que acatar un empobrecimiento progresivo en pos de la continuidad de la actividad.
    Nótese que este es el principio básico del neocolonialismo y la fuente de todas las desigualdades económicas de nuestro planeta.

    Si por el contrario la opción escogida es hacer más eficiente la estructura de la empresa en aras de una mayor eficiencia, la consecuencia final implica un coste humano de uno u otro modo.
    Puesto que si la empresa se vuelve más productiva (nuevas tecnologías, métodos más eficientes, reducción de mermas, etc...) dado que el mercado no puede absorber indefinidamente dichos incrementos, obliga a medio o largo plazo a una reducción de plantilla en la empresa, puesto que se produce lo mismo con menos.

    La tercera opción, la reducción de salarios, es tan obvia que no merece más comentarios. Solamente añadir que cualquier reducción en el poder adquisitivo de los trabajadores siempre acaba castigando el sistema, porque además de trabajadores son consumidores.

    En resumen, maximizar los beneficios de una empresa mediante la reducción de costes acaba provocando:
    a)La reducción del beneficio de otra empresa proveedora que se ve impelida a reajustar sus costes a su vez generando otro ciclo en la cadena de empresas suministradoras
    b)Reducción de plantilla por optimización de recursos. Se produce más con menos.
    c)Reducción salarial y pérdida adquisitiva del mercado de consumo.

    Otra vía para la maximización del beneficio todavía más directa que las expresadas con anterioridad, y que a la fin y a la postre es la más intuitiva, y quizás por ello la primera que debería haber mentado, consiste en un incremento de las ventas.
    Pero la demanda del mercado es finita y no puede absorber toda la oferta. Un incremento en las ventas de una empresa particular canibaliza la cuota de mercado de sus rivales, es decir, provoca un decrecimiento de sus ventas.

    Se pueden usar argumentos más sofisticados de corte marketiniano para rebatir lo dicho.
    Pero cualquier entendido en la materia sabe que el marketing no crea necesidades.
    Puede generar formas más eficaces de cubrirlas y puede segmentar el mercado tanto como quiera. Pero al final, el desenlace es siempre el mismo, aparece un nuevo producto/ servicio que sustituye a otro para cubrir la misma necesidad, y el efecto inmediato es la reducción de ventas de la empresa obsolescente.

    Puede que estos argumentos en términos particulares sean discutibles y simplistas.
    Pero quiero dejar bien claro que no estoy criticando a un mercado, sector o empresa en concreto, sino al propio sistema capitalista.
    Y lo que puede parecer complejo, intrincado y lleno de matices a un mayor nivel de detalle, visto de manera global se torna de una simplicidad aritmética.
    Podría detenerme en intentar analizar todos los mecanismos de maquillaje que posee el sistema para convertir lo simple en complejo, para convertir verdades incómodas en verdades matizables y cuestionables.
    Pero no es la intención de este autor entrar en estos lodazales económicos. Quizás en otra ocasión.

    Es por ello que una vez acabado este preámbulo en el que he intentado repasar de forma simplificada los mecanismos básicos de los cuales dispone la empresa capitalista para generar beneficios, llega el momento de intentar responder a la cuestión planteada en el inicio, ¿puede existir la verdadera filantropía en una sociedad capitalista?

    Por si el lector no sospecha ya la respuesta la explicito: NO.
    Porque el sistema no está compuesto de entes abstractos, está compuesto de personas, que en términos economicistas se reducen a mercados, segmentos, consumidores...
    El beneficio de un individuo en este sistema, la acumulación de riqueza y recursos, siempre se consigue de forma directa o indirecta a costa de la riqueza de otro/ s individuo/ os.
    Por tanto la filantropía no existe en el capitalismo, no hay nada de altruista en dichas acciones.
    Las donaciones sólo son una realimentación del sistema, un reajuste precario del equilibrio primario.
    Precario porque a fin de cuentas la máquina de hacer dinero sigue funcionando igual, y acabará reproduciendo de nuevo el mismo desequilibrio.
    Prefiero evitar los términos justo/ injusto o moral/ inmoral para describir mi visión del asunto.
    Las sociedades humanas tienen una tendencia innata al gregarismo y la jerarquización.
    De hecho ninguno de los sistemas de poder que han existido a lo largo de la historia ha comportado una distribución homogénea de los recursos.
    Parece que la competencia por acapararlos y por destacar en el grupo es innata en el ser humano.
    Resulta evidente que los seres humanos no estamos programados para la igualdad, de una forma u otra necesitamos diferenciarnos del prójimo, pero curiosamente precisamos del mismo para sobrevivir.
    Esta última verdad, es la que ha hecho, y probablemente seguirá haciendo, fracasar cualquier intento de obtener un sistema social más igualitario.
    Digamos que en términos darwinistas, cualquier sociedad humana es equiparable a una suerte de selección natural, tan real e implacable como la que opera en el ámbito de la vida natural.

    Aun con todo lo dicho y a sabiendas que son postulados impracticables, no puedo resistirme a desarrollar unas propuestas teóricas de propia cosecha, que en mi humilde opinión podrían contribuir a convertir una sociedad capitalista moderna en una sociedad más igualitaria. Dichos postulados son los que siguen:


    • La finalidad primaria y última de las empresas es cubrir las necesidades de la población, no obtener beneficios. Es decir, las empresas son ONGs.


    • Cualquier beneficio obtenido debe ser reinvertido íntegramente en el sistema para cubrir necesidades sociales e infraestructuras.


    • Las empresas deben coexistir sin competir. Cada una de ellas debe tener un área/ población de influencia asignada y en ningún caso debe buscar la expansión más allá de esa zona, ni debe competir tanto en servicio/ prestaciones como en precios con otras empresas que desarrollen la misma actividad en otras áreas.


    • Las empresas deben ajustar los recursos de producción a la eficiencia necesaria para que todo el mundo tenga acceso a un puesto de trabajo y se evite tanto la sobreproducción como la subexplotación.


    • Todas las empresas de la misma actividad deben adoptar los mismos estándares de calidad y los mismos precios, y de ningún modo lo producido debe ser objeto de comercio salvo en el caso de que sean destinados a zonas deficitarias de dicho recurso, procurando en todo caso que la zona deficitaria compense a la zona donante con otro tipo de producto/ servicio equivalente, a ser posible.


    • El organismo supervisor de todas las empresas que operan en un mismo tipo de sector debe ser global, y a su vez debe estar coordinado con los demás organismos supervisores de otros sectores a fin de garantizar que el trabajador, independientemente del sector al que pertenezca, disponga de un poder adquisitivo estándar y suficiente para hacer frente a sus necesidades básicas.

    Obviamente comprendo que todo lo dicho en este texto se presta a todo tipo de críticas, mas mi intención no es otra que provocar el debate y la reflexión.
    A fin de cuentas qué es más ficticio, la arquetípica figura filantrópica encarnada en el capitalista Bruce Wayne o mis cándidos y utópicos postulados.
    Yo optaría por el empate.
     
    #1
  2. Paco Valadez

    Paco Valadez Poeta adicto al portal

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    Muy interesante lineas, pero preguntaria yo, si las empresas deben cobrar lo mismo por sus productos similares y/o iguales, luego entonces no habria competividad en el area y al final perdería el consumidor quien a no tener un mejor precio deberia escoger entre la marca de su preferencia; pero ademas si no hay un alter qgo de ganar y ver empobrecido a otro no existiría esta sociedad de capitalista. Por cierto eso si ver a un millonario jugar al heroe seria casi imposible porque ademas la mayor parte de los mismos son gente de edad ya adulta.

    Me agrado tu texto, saludos‼
     
    #2
  3. Kwisatz

    Kwisatz Poeta recién llegado

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    Muchas gracias Paco por tu interés.
    En mi sociedad igualitaria e ideal las empresas existen para cubrir necesidades del consumidor/trabajador.
    En ella la calidad no nace de la competitividad entre empresas para vender más que su rival.
    La calidad de los productos y servicios está destinada únicamente a obtener una mayor satisfacción del consumidor final.
    Porque en realidad hacer mejor tu trabajo repercute directamente en tu bienestar y el resto de congeneres al obtener productos y servicios que cubren mejor tus necesidades.
    Un saludo.
     
    #3
  4. Javieri1980

    Javieri1980 Poeta recién llegado

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    Vuestras aportaciones me han parecido realmente interesantes.
    La utopía de tu ensayo me ha animado a hacer esas críticas y generar esos debates que comentabas al final.

    Dices que en el capitalismo nadie gana si otro no pierde (ojo, no soy capitalista... o no mucho, pero vamos a probar primero con el ¿de qué se habla? que me opongo).
    Como le comentaba el otro día a un amigo mío, existe lo que se llama el "Óptimo de Pareto", http://es.wikipedia.org/wiki/Eficiencia_de_Pareto , teoría según la cual se puede ir mejorando sin que otros pierdan hasta el punto en el que ya no es posible repartir más pastel, ya está todo repartido, si quieres más tienes que quitárselo a otro (como ocurriría en los sectores del mercado maduros en los que no quedan nichos de mercado por explotar).
    Pero en los mercados jóvenes sí que hay posibilidad de progreso "de todos".

    Respecto al tema de aumentar los beneficios, personalmente mi opción preferida sería la del aumento de la productividad (puede que la más complicada de todas).
    Y si eso genera posteriormente menos necesidad de trabajadores en ese sector, puede haber una redistribución del trabajo hacia sectores más intensivos en mano de obra (algunos servicios como la educación o la sanidad son de este tipo, se llaman servicios estancados porque la pieza fundamental es la persona humana, con matices...).
    Como un partido de basket, son 5 contra 5, puedes poner más o menos reservas, una cancha mejor, pero al final seguirán siendo 5 contra 5.
    Otra forma de aumentar el beneficio: dedicarte a lo que mejor haces combinado con el comercio (ventaja competitiva); básicamente es la idea que tú comentabas de que las zonas con excedentes comercian con las que tienen déficit en sus recursos, ese es el inicio del comercio exterior.
    Por último, y ya no me enrollo más, creo que la competencia es una bondad incómoda que nos motiva para ser mejores (y si no que se lo digan a algunos funcionarios, que llamas a las 9:00 y todas sus lineas están ocupadas, a las 10:00 igual, y así continuamente, pero eso es harina de otro costal, aunque está relacionado con la idea de la organización supervisora que comentabas, no me quiero imaginar si hubiera una institución tan gandre no jerarquizada, cómo demonios se organizarían, ese tema también tiene mucha miga).

    Espero vuestras respuestas, me interesan mucho sean a favor o en contra.

    Un saludo camaradas,
    Javieri1980.
     
    #4
  5. ROSA

    ROSA Invitado

    #5

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