El encuentro

El anciano que abre su puerta y se muestra benevolente
con quien espera desasistido fuera.

Al necesitado que ha recorrido medio mundo
sin saber lo que en realidad está buscando.

Y el vagabundo se dirige al hogar estremecido,
recordando lo que había olvidado: el calor.

Después duerme dulcemente sin antes preguntar nada,
sin sentir curiosidad del pacífico ser que le acoge.

Es al despertar cuando su mirada se dirige expectante
a la figura serena que mira el paisaje.

Y sólo ahora comprende…
…que es a este anciano a quien buscaba cuando emprendió el viaje.

 

Tu sescritos tienen MAGIA, humilde y sencilla sin locuras pero magia.

 

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humildemente binito!!!... un gusto leerte!
ya estare en otro de tus escritos!!!
un abrazo!!!
Alan

 

Me siento dichosa por tus palabras... un verdadero gusto por tu visita.

Un beso