El erudito

Lo maté porque tenía que matarlo, no había otra opción…

Cuando entró a trabajar como ayudante en mis estudios, tan entusiasta y laborioso, nunca imaginé que sería yo quien truncase su joven vida, dándole muerte. Si no hubiese llegado a éste saber que ahora albergo, tan perverso y dañino, si no hubiese sido él coautor de mis más que aciagos hallazgos, muy posiblemente estaría vivo.

Pero debía de matarlo, ningún mortal debe poseer estos conocimientos que hemos descubierto, pues si se expandieran por el mundo la raza humana estaría destinada a extinguirse en poco tiempo y sin remedio. Sería la hecatombe de un dios maligno, la decisiva pandemia, un cataclismo de todos los océanos, el fin de la vida para nuestra especie. Por eso tuve que darle muerte.

Aunque él no tuvo culpa de nada, toda la culpa fue mía, su maestro, que le enseñé más de lo que pretendía por mi necio e inconmensurable afán de conocimiento. Él sólo se dejó llevar por esa confianza que pueda tenerle un hijo a su padre. Confianza que yo, por mi ciega y maldita pasión por el saber, traicioné sin quererlo.

Ojalá esto fuera producto de una cruel locura y no de una patente realidad, pero no es así, por eso no tuve otra elección que acabar con su vida. No había otra manera de librarle de esta terrible carga que hasta atormenta en sueños. Y es que, aunque temo que jamás me crean, también lo maté por amor.

Y ahora, que me dispongo a quitarme la vida pues nadie debe saber lo que yo sé, dejo éste escrito para que, quien a bien tenga leerlo, divulgue la verdad de nuestras muertes y así se sepa de nuestro sacrificio por todos los seres humanos.


En Moscú, a seis de septiembre de 1833.
Sergey Smirnov.
Dr. en Parapsicología, y profesor de la Universidad Estatal de Moscú.

 

jajaja Tig-ana. No puedo revelarte el secreto pues, antes de suicidarme, si te lo desvelo, deberé matarte. Y es cosa que me fastidiaría, pues me caes bien. Mejor te mantengo en la segura ignorancia de tales conocimentos, y así te conservo viva, más a cuenta nos saldrá a ambos.
Un abrazo.