El escritor ofrece sus servicios

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Desear el beso, es nacer a los temblores importantes y advertir como enero se hace pan cuando enviamos la paloma.
Besar, es ser beso y no echarles cacahuetes a los monos. Besar es cuando no pesa el tiempo y el tiempo es quien nos besa.

Besar: carne cruda y otra vez el demonio cocinando. Y sobre los besos mi beso. Hemos esperado tanto tiempo que nada calma este querer besar.

-¿Alcanzará este beso el sosiego que no tienen las aves del parque?

Entrar en el beso, como cordero hambriento de palabras mansas, mas no hay alimento en el beso fijado para hombre o mujer: besas, y buscas en el no-aire algo más allá de uno mismo, te quedas en el silencio, la soledad como plumas de faisanes se multiplican, no hay nada a qué llamar diversión, suena el teléfono, sostienes el cuerpo a pedazos, esta es mi mano, gira mi cabeza, la otra mano muerta, repiquetea mi nombre a rayas, digo “no”, como aquellos grafitos sobre el agua, cuelgo y me crece la mano como un río de mayo.

Salir del beso, es entrar bajo el agua y pedirle perdón a las salidas.

El escritor ofrece sus servicios: el beso recordado son palabras inscritas en la puerta giratoria del beso fácil, un somnoliento cruje.
El beso dormido es luz sencilla, basta penetrarlo con una sombra cualquiera. Un beso fácil siempre cree estar en una escalera, camina y va deseando saltar al otro lado del suspiro.
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Hoy tuve que besarte en tus labios de primavera, reventé un maní en tu boca, y tu risa surgió con otra boca nueva.
Y cuando volví besarte, incineré nuestra esperanza encendida de preparar cacahuetes para pasar la tarde en el zoológico.

Me está llamando para salir…
Cómo se va el tiempo.
Y besando, más horrible.


Horriblemente hermoso.





Chus


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