El espectáculo de la muerte.

Nadie pronunciaba una palabra ante la presencia de ella.
Un espectáculo macabro era lo que se anticipaba cuando el telón como un caballo desbocado se alzara.
El telón se alzó, nadie se atrevió a aplaudir, ni a hablar, todos eran esclavos de observar lo que para siempre deberían recordar, aún cuando la muerte les tendiera su mano.
Ese era el espectáculo de la muerte.
A golpe de reloj, los personajes con aspecto de marionetas ocupaban su lugar.
Los desorbitados ojos de los asistentes se abrieron de una forma sobrenatural.
No había un lugar predestinado para actuar, todos corrían desesperadamente a través de las butacas.
Personajes supuestamente ricos, hipócritas, humildes, ambiciosos, envidiosos, pobres.
¿Quién sabía distinguirlos entre ese extravío?
Actuaban libremente encadenados, ella los dirigía bajo su hueca mirada.
El público se unió al caos, todo se derrumbaba al compás de la guadaña.
Las luces se tambaleaban, el telón ardió, el fuego arrasaba todo a su paso influenciado por la sonrisa de ella.
Finalmente un estallido acabó con la función, todo se estancó en un foso de muertos carbonizados, cenizas, hedor, sangre.
Mientras ella aseguraba el órden del caos.
"¡Esto es el inframundo!"- gritas.
Aún sabiendo que no es más que nuestro mundo.

 

el tema de la muerte, me fascina. un placer leerle poeta. un abrazo.

 

Todo es un cúmulo de sensaciones. Una función de teatro donde nosotros le ponemos el título a la obra. Se verá la verdad, eventualmente. Un abrazo.

 

Exactamente. El mensaje que quería dejar claro, que el mundo es un teatro, donde todos somos los personajes, y la muerte es la realidad de esa obra.