El estilo gótico

Le style gothique



Me libre antaño de ella, de su mirada interminable, confinada. Me libre de su encantamiento.
Te lo diré: ella era como un pantano quejumbroso y su carácter era una neblina abominable que desesperaba al espectador; era espesa, fría como el granizo , pero oscura como el mal o el diablo (y sabes bien que no hay nada más humano que el diablo).
Me libre de su encantamiento y de sus deseos carnales: no había animal que se compare a la ferocidad de sus mordidas ni a sus acercamientos lascivos. tenía también una manera singular de acercarse a tu oído y conspirar con tu alma, desponjandote de tu herencia y tus tradiciones, beber tu sangre.
Esa sonrisa pecaminosa, pintada con un profundo color escarlata, que sugerían más que un simple saludo. Significaba esa sonrisa la ruptura del vínculo sagrado y la comunión con Dios. Sentíase como alguna vez dijo Baudelaire: "el diablo se agita a mi lado", y era precisamente así.
Fue con ella también que empecé a tener esa sensación de que las estrellas me escupían. Era en esa vieja casita donde ella vivía, atravesando los bosques de arboles frondosos y nefastos. Mefistopheles me guiaba a través de ese camino de matorrales secos hasta su encuentro. Su dormitorio era la parte mas terrible: Sumergido en sombras, alumbrado por unas velas de llamarada famélica y culminaba en un altar. Se distinguía en los muros esas extrañas figuras blasfemas pero satíricas, dibujos de seres odiosos con sonrisas odiosas y gestos grotescos. Las estrellas me escupían y me repudiaban, yo lo sé. Pero estaba preparado para nuestro ritual íntimo a las afueras de la sociedad y eso para mí estaba bien.