El fin

Porque pronto todo acabará. Corro por las calles y mi pensamiento no es nada serio al fin y al cabo que se puede esperar del que huye e intenta no mirar atrás para no despedirse para no decir ni hola a esas esquinas que le vieron caer tantas veces con esa cobardía innata ese vómito existencial (que no náusea) que le salía desde el culo para llegar a la boca con su olor podrido de mañana post suicidio de luz de febrero si algo hay de verdad en esta estampa es que el hombre es una marioneta en manos de las alcantarillas que la luna no amanece sino para aquellos que disfrutan con la mentira y que los gobiernos todos ellos en sus bonitos sillones pueden irse a la mierda exactamente al sitio donde está a punto de irse al mundo puede ver pero se niega a aceptarlo duele y dolerá esa barriga que enlaza la ciudad con el monte y claro todos sabemos lo que hay que hacer en los momentos determinados nadie duda ni por un segundo todo está organizado como esas piezas de coleccionista sobre el estante como esos sellos bien pegaditos en su álbum todo el mundo sabe lo que hay que saber y la ignorancia fue arrinconada pues bien decidme que tengo que hacer ahora fue aquella tarde sin duda aquel día fue cuando todo comenzó cuando comenzó el fin el primer día que los amantes del apocalipsis se hicieron con las calles lo recuerdo perfectamente el aire era suave y el silencio deliciosamente maravilloso yo la acababa de ver si la acababa de ver ahora sé que por última vez la ví y no le dije nada y eso si tengo que confesarlo es de lo único que me arrepiento en mi vida no me arrepiento ni tengo que pedir perdón si es que alguien me escuchara por insultar a mi padre por creerme alguien por luchar contra todos y sobre todo contra mí mismo por aquellas noches de borrachera por esas drogadicciones más fuertes y necesarias que el aire por esas noches que no estudié pero sí aprendí demasiado mucho más de lo que un hombre de buena fe puede aguantar sin perder el norte no pediré perdón por todo aquello que dije y aún seguiría diciendo si tuviese ocasión por aquellas canciones demasiado tristes bajo balcones sordos por todas aquellas veces que perdí la razón por una cara demasiado bonita tampoco por todas aquellos polvos que eché sin querer a nadie por todas aquellas chicas a las que engañé vilmente por todas aquellas de las que me enamoré y luego destrocé tampoco entonaré un tonto mea culpa por aquellas dudas aquellas terribles dudas que solo podía tomar en serio un buen vaso de whisky por toda aquella música discordante con el buen mundo y por todas aquellas palabras que hirieron a los héroes de la revolución porque, si pido perdón por todo esto y mucho más me quedo sin nada y eso es lo único que me queda. La más absoluta nada. Y a eso voy, por eso esta sonrisa.

Dejadme saludar a todo aquello que alguna vez odié por última vez.

Ya está.

Fin