El general da silva y yo: Veintisiete aÑos atras

Lo advertí de simple casualidad, pues hace mucho dejé de ver noticieros menos leer diarios; el nombre de Paul Da Silva crujía a brutalidad y es que el nombramiento de Jefe Del Comando Conjunto Del Ejército Peruano, no disimulaba su imagen salvaje que mis recuerdos inmovilizaron por años; lo siento como si fuera hoy, corría el año 1,983, en la Urbanización San Fernando ciudad de Trujillo-Perú, el en ese entonces Teniente Da Silva y su cuñado un Mayor de apellido Rocha, embriagados del poder que impone el uniforme castrense y el efecto perverso del alcohol, arremetieron contra mi, con esa fiereza que el soldado peruano no tuvo cuando en la guerra del pacífico los chilenos invadieron el Perú, penalizaron a puñetes y patadas mi actitud solidaria a favor de un amigo con quien violentamente iniciaron éste hecho vergonzoso, fueron los vecinos quienes me salvaron de un ajusticiamiento sin nombre, luego intervinieron varios policías a quienes el Teniente Da Silva y el Mayor Rocha desafiaron e insultaron, como no acordarme de aquellos pasajes de mi vida que me dieron honor, a mis catorce años con cuarenta y siete ridículos kilos de peso traté de defender una causa que creí justa con pleno conocimiento de mi inferioridad, pero las causas justas se defienden hasta con la vida de uno mismo, días después la mamá y papá del Teniente a quienes los recuerdo con estimación, pidieron disculpas a mis padres e invocaron retirar la denuncia para no perjudicar su actividad militar, los míos lo hicieron, la amistad sincera antes que las desenfrenadas pasiones; no es mi voluntad tratar de pulverizar la relevante carrera militar del ahora General Da Silva, al que ubiqué años atrás en la lista secreta de los comandos que participaron en la Operación Chavín de Huantar, por una eventualidad de la vida escribí sobre tan audaz acontecimiento, siendo leído en diversos foros literarios por más de cien mil lectores de todo el mundo; el Jefe del Comando Conjunto del Ejército Peruano tendría que agradecer la inmensidad de la vida, otra hubiera sido su suerte si mi padre opulento hombre de entonces, hubiera denunciado el hecho a la prensa y autoridades la conducta innoble del joven y pardillo militar. Saludo el nombramiento del General Da Silva con prudencia y espero que esa misma ferocidad que una vez empleó para masacrar a un adolescente de catorce años, lo administré para abrillantar la turbia dignidad de nuestras Fuerzas Armadas.
LUIS MANTILLA (LUMAN)

 

Toda una declaración... o aclaración... Esperaba un microrrelato, aunque me ha gustado, tampoco sé si esto tiene relación con la Literatura, aunque por lo que leo cabe de todo...

Gracias

Saludos