El Hipócrita

En la espesura de una aberrante noche invernal,cientos de cadáveres podridos por el cruel tiempo de zafio semblante enmarañado,se levantan de sus eternales criptas con olor a rancio abolengo.Se dirigen como autómatas terribles hacia la iglesia destartalada donde un hipócrita siervo del Señor se ríe de Él,del omnipotente,para sus adentros.Pero no sabe aún,en su obtusa ignorancia de parásito malnacido,lo que le viene encima.Un furibundo viento de iracundia salvaje echa a tierra el portalón herrumbroso de la casa de Dios,y los engendros mortuorios entran graznando palabras incoherentes de un sideral eco macabro;mientras el párroco,helado y pálido por tal funesto acontecimiento,se agarra desvergonzado a la imagen avinagrada del Cristo Redentor.Pero eso no lo salvará.Los muertos arrancan,en una delirante fiesta de víspera de los desamparados,todos los miembros del malnacido y,éste,chillando hasta el último momento de su corta y severa vida,halla una delirante muerte para escarmiento de todos aquellos que osen tener doblez de corazón acartonado:es la última y efímera muerte de un insano patrono de malcarada raíz ya ha tiempo degenerada.