El Infierno de tu Gloria

Subes a mi taxi, con tu maletita y tu vestido de verano. Me dices la dirección del hotel y no tengo más remedio que acercarte. Y aunque intento no enamorarme (un intento tan sensato como estúpido) el infierno de tu gloria ya ha pasado sobre mí.

Quiero escribir mentiras y solo me salen verdades. Estoy sentado, en el taxi, frente a tu hotel, rodeado de la irrealidad del mundo material. Intento escribir un poema pero no me sale nada. Siento que tú vas a rectificar las líneas de mis manos, el destino de mi vida. Tus cabellos y ojos castaños me han dejado naufragar en un mar de dudas, mi lógica se ha hundido como una piedra en el océano.

Ahora sales, con un pantalón y una camiseta, y tu belleza andrógina de muchachito griego haría enloquecer de lujuria al propio Sócrates. Te pediría matrimonio pero preferiría que viviéramos en pecado. Sueño que me acerco a ti y que te doy besos lentos (para que así nos duren más los amores) y el pensar no es más que un sueño del sentimiento.

Te he encontrado en los jardines del puerto y muy amable me has invitado a sentarme. Estás comiendo almendras con la sonrisa de una chiquilla golosa. Me has vuelto a preguntar por las calas de Menorca y te he vuelto a informar: te recomiendo la del Arenal, una vez más.

Te llamas Carey y eres británica y has venido a pasear por la isla, y a intentar a escribir. Me has confesado que eres escritora. A mí me da vergüenza confesar que también lo soy. Como todos los ingleses solo conoce a Machado: "Ayer soñé que veía/ a Dios y que Dios hablaba,/ y soñé que Dios me oía.../ después soñé que soñaba."

Yo intento seguir con el poema que estoy escribiendo para ti:

El infierno de tu gloria ha pasado sobre mí...
Pero no se me ocurre nada.

Hay un microrrelato mexicano anónimo que dice: "Le propuso matrimonio. Ella no aceptó. Y fueron muy felices." A ti te hace gracia. Eso sí, estamos de acuerdo en la grandeza de la escritora argentina Ana María Shua y recitamos casi de memoria el microrrelato que la hizo famosa:

"Despiértese, que es tarde, me grita desde la puerta un hombre extraño. Despiértese usted, que buena falta le hace, le contesto yo. Pero el muy obstinado me sigue soñando."

Hemos pasado una agradable tarde y aunque me has invitado al paraíso de tu cama no he podido hacer nada, eras demasiado bonita. Pero me dejas que, entre caricias desnudas, te lea a Rubén Dario: "Junto al tiesto, en una copa de laca ornada con ibis de oro incrustados, incitaban a la gula manzanas frescas, medio coloradas, con la pelusilla de la fruta nueva y la sabrosa carne hinchada que toca el deseo; peras doradas y apetitosas, que daban indicios de ser todas jugo y como esperando el cuchillo de plata que debía rebanar la pulpa almibarada..."

Te has dormido pero soy yo el que sueña.

Desde mi taxi contemplo el barco que te arrancará de mi lado. Si miraras al cielo verías una paloma blanca que pierde el vuelo. Me siento como una ballena varada en la playa, como la mosca atrapada en la tela de araña. Pero antes de la tierna despedida logré colar en tu bolso mi poema, el que por fin he terminado. Apenas un verso:

El infierno de tu gloria ha pasado sobre mí.

 

Pues muchas gracias! Me alegro que te guste. Espero seguir disfrutando por aquí. Unsaludo