El libro de la realidad

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Mi vida se acerca de pronto al umbral de la banalidad, me acerco de manera tan imperceptible, que los días y las horas responsables de las reminiscencias del glorioso ayer, se me vuelven cenizas, cáscaras de nuez en la tierra fría de un invierno de olvidos y lejanías, de noblezas inmemoriales sin reinos ni burguesías, sin plebeyos, ni guerras, ni voces de juglar, sin miradas de hermosas princesas, sin espadas ni corceles.

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En cambio una letanía de susurros intrínsecos se apoderan de mi, para recordarme que todo es santidad para el que ostenta la corona de los redimidos, mientras que todo es vanidad para el que corre tras los sueños creados por una realidad de pocos, y vendidos a muchos como propios y hasta como necesarios.



He sido brillante oropel en las manos de Annonaria, un destello de luciérnaga en el carnaval de Río, una voluta de humo disfrazada de bruma en la ciudad de la niebla, y sin embargo me inclino ante el reflejo de mis logros como un inconciente suicida embriagado con el licor de la pedantería. ¿Que oportunidad tendría yo ciego desesperado, de ver el inconmensurable monstruo que habita en las profundidades de la deformación racional del ser humano? Si aun no he podido tan siquiera descubrir el motivo de mi continuo existir errante, si ni he sido capas de encontrarle sentido al ejercicio fustigante de obedecer al dictador de sueños, que se impone sin clemencia con sus mentiras, con su amalgama de sórdidas promesas de esperanzas de libertad y de igualdad, para los muertos que yacen en la memoria de un morral de sádicos asesinos de conciencias, de las conciencias que ellos mismos mataron para si.



Mi vida ha sido pura finalidad preceptuada por el egoísmo producido desde la ignorancia, y quizás por el desinterés al reconocimiento de la existencia de seres vivos en el sentido emocional. Tanto así que me acerco peligrosamente a la vesania promulgada desde los estrados de las clases elitistas, como sana herramienta de defensa de los derechos de propiedad.



Hasta que tropiezo con este montón de hojas, y entonces caigo en la cuenta de que mi vida ha sido hasta hoy pura banalidad. Que no soy más que la víctima de una realidad alterna, disfrazada de verdad, un subproducto fabricado por una sociedad que niega las realidades, la misma que me inventaron los abuelos de la codicia, los cómplices del exterminio, de la explotación y de la barbarie justificada con total descaro. Esto ha sido mi vida hasta hoy, la cual, el destino azaroso me deja ver en las hojas de este libro, la transmutación de la poesía en realidad, la que me arroja desnudo ante lo innegable, para hacerme libre**.


FEDE:

 

Bienvenido al foro más grande y más importante de Internet.

 

Enorme poema, una maravilla extraordinaria.

 

Amigo Fede...
¡¡ I N C R E I B L E !!

Me ha encantado tu poema, tienes un gran talento. Al leer los versos de tu poema me ha venido a la memoria "Iluminaciones", de Arthur Rimbaud. Me ha recordado mucho tu estilo al del Maestro francés.

Te felicito sinceramente.

 

Gracias ,,!! je ,,