El libro

Ella morirá mañana.El sol a salido temprano y piensa en el miedo. Aún no se ha levantado de su cama. Recuerda el último beso. No pudo dormir toda la noche. Su alma vegetaba sin dar ningún fruto. Sonó el teléfono, lo dejo sonar… y quizás pensaba en él. No eres la misma_ le dijo alguna vez. Ya lo sé, asintió ella. Pero ella, sólo ella, volvía a su origen, sin que nadie la acompañara. Y él no lo entendía. Caminaban justos pero ya no se besaban. Puedes dejarme sola?_ le decía. La calle estaba en su sitio, en el sitio de la nostalgia del encuentro. Todo eso pensaba o recordaba ella. Su cama era su fortín ahora. Nadie la buscaría… ni su propio gato, Alfil. Tenía un gato joven que le hacía compañía. La casa era grande para los dos. ¿Por dónde andaría Alfil?...la noche anterior no supo de él. Extrañaba a Alfil, le ayudaba a pensar con solo mirarlo.Imaginaba a su pareja, pero dominado por su nueva idea.Pero Alfil tenía vida propia. Huía cuando quería, comía cuando quería, y sobre todo, “quería” cuando quería. Era feliz como gato, pero ella, no sabía si era tan feliz como aquel minino.. El sol avanzaba por la mañana, no quería beber ni comer nada. Cogió uno de los tantos libros que por ahí andaban. El título decía: “El arte de morir”. Lo cogió ha desgano y lo abrió aleatoriamente. Escogió un párrafo cualquiera y lo leyó. Decía: “ El alma es un viajero impenitente, el presente aviva su energía, el pasado lo adormece, y el futuro, no es la meta; el futuro es volver a empezar. Cuando muere una flor, deja para la naturaleza su natural aroma. Así mismo, cuando veas el futuro venir, debes aprender a morir. La flor es energía transformada en aroma. Tú eres energía contenida en tu alma. El universo es sólo energía, como la luz del sol que te calienta cada día al amanecer. La energía se renueva, nunca muere. Tu alma es inmortal, es el contenido de tu forma. El cuerpo es tu forma. Por eso, aprende a morir en la forma y resucitarás en el contenido, que es tu propia alma.”

Cerró el libro y cerró sus ojos. Respiro hondo y miró por última vez la ventana por donde alumbraba el sol. Y pensó para sí misma: “Soledad que me enamoras, soledad que me comprendes y por eso me amas; y yo te amo con absoluta libertad, por eso he tomado está feliz decisión.”

Al día siguiente, Alfil, el gato volvió a casa a buscar a su dueña. No la encontró. Su cuarto estaba vacío. El gato subió a la cama como oliendo su último aroma. Alfil era un gato blanco sin manchas. La ventana estaba abierta desde ayer, con las cortinas corridas. Alfil intuía el paradero o destino de su dueña. Camino sobre la cama y se acercó al libro que había leído su ama. Lo olfateo detenidamente, pareció leer el título del libro y se sentó sobre la tapa del libro. Alfil tenía un ojo azul y el otro pardo, era curioso. El gato se quedó mirando estáticamente, como pensando y mirando fijamente la luz de la ventana. Como esperando una respuesta venida desde afuera; como esperando a que el libro se abriera solo y lo devolviera a su dueña. Pasaron las horas y ya había anochecido. Alfil había vuelto a sentarse en el mismo libro.Ya a oscuras, la noche era fría y a través de la ventana, miraba impertérrito a la luna. ¿Dónde pudiera estar su ama? ¿Dónde pudiera estar su alma impenitente? Alfil lo sabía…Alfil lo esperaba. Alfil sabía que cuando se abriera nuevamente el libro, ella aparecería. Alfil ya no era el gato de antes, era el amo supremo de la casa. Inclusive ya no era gato sino gata. Aquel libro peligroso para algunos, había hecho su efecto, la magia o el hechizo, cuando la luz de la luna lo alumbró, Alfil tomó el alma de su ama, era ella. Era ama de todo, era sola e independiente, era dueña de sí y del resto de su vida. Finalmente, era lo que su alma quisiera que fuera: docilidad animal.Es decir, se instaló la humildad del instinto. Y el libro se volvió a abrir con la ventisca fría de la noche, justo en la parte que ella había leído. El libro le cambió la vida y su alma encontró lo que buscaba.Ella tenía alma de gata, su mundo cambiaría para siempre y su vida, un haz de luz que alumbraría su destino.