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El maldito y la maldita

Tema en 'Prosa: Filosóficos, existencialistas y/o vitales' comenzado por Nýcolas, 20 de Enero de 2013. Respuestas: 0 | Visitas: 700

  1. Nýcolas

    Nýcolas Poeta asiduo al portal

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    26 de Febrero de 2012
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    Géiser de soledad eterna, eterna... eterna...
    Representación incompleta de un islario de tierras solitarias. Estamos solos.
    Compañeras fúlgidas de placeres inefables, ¡cómo no arder! En cada caricia cual melodía supra divina al alma espectral, al cuerpo de pasajes de fuego; como la pluma a la hoja límpida como la nieva en la cúspide del Everest, ardo de frialdad.
    En el apoteosis de una danza congelada, entre enormes espejos ciegos, quiebro la apraxia maniquí que indexa a toda imaginación reptil, la manivela acciono con altiveza: ya no temo a los demonios. ¿Qué soy acaso?
    Un recuelo a la madrugada y a dormir, siempre despierto. ¿Qué no poseo sueño?, o el sueño me abandonó, o eso siento en pocos días de su ausencia partida.
    Mira esos pececitos dorados y naranjas como las primeras horas del horizonte madrugador, ¡oh, no!, aléjate, ¡vileza!, ictiófago insensible de ríos inocentes, ... asesinaré sin piedad alguna a tu ensalzamiento, ¿ó deséas que a tu cabeza corte?, he decapitado un cadí en los desiertos de Oriente, ¿crées que no te decapitaré a ti? Contempla con atención eso..., es el cuerpo de una niña mujer que ha muerto por amor, la Ofelia que del impiadoso álabe ha caído, viaja sin destino hacia el Misterio de la Corriente fresca, podría también tu cabeza flotar junto a ella, ¡y no seré yo quien ejerza su pesca!
    No, no soy cruel. Juego a serlo. ¡Juego a ser cruel en los tiempos del gran Crimen!, en las calles sólo sobreviven los malditos, el resto... espera a que termine el Día.
    Duermen fantasmas muertos en el delta del pacífico, ¿son mis nostalgias?, pues esos ojos de cadmio brillan un vacío infinito sin eternidad, y en cada icnita que fractura sus pupilas, un universo se desgarra en una Explosión indescriptible: el principio y el fin del arte se han unido en una magistral orgía de Amor oscuro espero como el Odio divino de una Fuerza espeluznante..., la fuerza terrorífica del agujero del Horror.
    El íbice de las cumbres alpinas también oyó el gran Fin. ¿Puede morir un agutí en un cafetal? ¿Puedes ser tú el último hombre del mundo? ¿Ó tú la última mujer del planeta?, no llores, querida, querido, no lloren, por favor se los pido, que cuando todo esté oscuro, los necesitaré... y ustedes me necesitarán, y allí estaré con ustedes.
    La ilusión del amor no pudo impedir nada. Nada.
    Y la vida a perdido todos sus husillos, ¿puedes, acaso tú, mortal, hacer algo? La magia dócil pero audaz puede hacer aparecer conejos de tu galera o partirte al medio recostada en tu cama lecho de viejas lujurias juveniles, con un serrucho oxidado o con un falo contaminado, ambos igual de perversos; mas no mueve montañas. Una cáfila de ángeles descienden desde lo sublime con paso subliminal, ¿acaso traen consigo un secreto?, sólo a la dama blanca y negra, Virgen desde toda la inmortalidad, de curvas imposibles bajo su caftán de seda persa, de ojos de un pozo eterno hacia lo inmortal, me mira y me dice en silencios entre silencios: «Vamos a bailar, poeta, también yo escribo versos, mis palabras son mis movimientos y los pasos mis amores, fugaces como una estrellita noble y tímida; esta danza jamás te olvidará, pero tú la olvidarás a ella por siempre: disfrútala.» Luego pude conocer todo, verlo todo, sentir todo, comprenderlo todo. Con razón... me dije. Con razón. Y en el último movimiento paradisíaco como avernal, en el último paso digno de toda criatura sensible y última, central, magno, tan sacro como infernal, me dice, otra vez en silencio: «¿Me amas?», y le respondo como nunca me sentido en la vida en semejante situación suprema: «Desde toda la Eternidad.»
     
    #1
    Última modificación: 20 de Enero de 2013

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