El mar de espejo

Una tarde me llamo la atención la calma que mantenía al mar, era tan quieto, tan claro, se veía transparente y aparentementemente como espejo. Me llamo tanto la atención que deje de hacer cualquier cosa que hacia, que no era nada importante y me pare frente a esta quietud tan hermosa.

Me atrapo el momento, tan fuerte fue que me detuve por completo, baje a la orilla y me senté frente a el. Estaba tan quieta el agua que se me hacia un delito meter mis pies en su humedad, a la orilla de este hermoso mar.

La belleza de esta majestuosa naturaleza tan sensible al tacto me hizo sentirme débil, fuerte, poderosa, imbécil. No lo podía creer. Tanta calma y yo a sus pies. No lo soporte más, introduje primero los dedos luego deje caer el pie entero, pude ver como es que se formaban pequeñas estelas, ondas de aquellas huellas, más al parecer mis huellas no lo eran, una vez, y después,cada vez que me movía dentro. Si quería me quedaba quieta también, me volvía parte de la quietud acuosa, somera, fresca y tan hermosa...

Cuanta verdad note en esta sabia naturaleza. Como es posible que la quietud se contagie en su morada, los impacto avanzan tan poco espacio cuando ya son dediles y disminuyen hasta volverse el espejo de lo que representamos.

Ese día estaba tan quieta el agua que pensé mil cosas y unas más, por no decir muchas ideas respecto a como llevaba mi vida. Me deje atraer después de no poder contra el arte hipnótico de la magia tan grande. Refleje mis aspiraciones, mis añoranzas, mis amores...

Luego recordé tu llamada de esa tarde, sonreí. Mientras mi hermana se me acercaba y al momento de estar muy cerca se atreve a decirme; Te estas riendo sola ¿En que piensas? Y yo que pensaba en ti y en la llamada de esa tarde, solo le respondí, que solo estaba admirando la belleza del espejo en el agua, y quise disimular, así que seguí observando el reflejo y que curioso, note que al voltear a ver, en el agua estaba yo, mirándome con esa misma curiosidad y quietud con la que miraba el agua de largo a largo.

Entonces me dí cuenta que las personas siempre estamos tratando de interrumpir la quietud y armonía de las demás personas sin ver que solo queremos alterar un orden natural, pero al ser contagiados de la serenidad y la tranquilidad, recordamos que lo más importante es nuestra calma y dejamos de formar ondas donde no nos corresponde.Fue entonces aquel momento en que las estelas disminuyeron en el mar de aquella tarde.

Cuando recordé que pensaba por ti, en aquella calma tan bella. solo voltee con mi hermana y volví a sonreír... Le dije con toda calma, hoy sonrió por que me siento feliz.​

 

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