El mar, siempre el mar

(Inspirado a partir de una obra de Azalea)

El mar, siempre el mar.
Trajo la vida.
pero también trae la muerte.
Trae inmigrantes desesperados.
Lleva desesperados que emigran.
A veces trae enemigos invasores,
pero también trae patriotas que liberan.

El mar, siempre el mar.
Siempre asociado a la vida de los isleños.
Siempre añorado por los que no lo han visto nunca.
Tormentas y maremotos nos traen su furia.
Turismo y amores nos traen sus playas.
Salpicado de delincuencia y vicios inevitables.
Y las mareas;
mareas altas y bajas que envía la luna
a los enamorados.

El mar, triste o alegre, siempre el mar;
y allí, eterna durante siglos
la roca que lo desafía.
Símbolo de la fuerza contra la fuerza,
resistiendo el embate de las olas,
un día tras otro,
un milenio tras otro.
surfeando de roca en roca
de playa en playa.
Olas que siempre llegan,
pero jamás se van.

Frank Calle (20/ene/2019)

 

El Mar es símbolo del multiverso infinito.
El Mar es síntoma de belleza que está por venir.
La belleza y la estética. De ahí, la cosmética.
Luego, la diversidad, cosmopolita. Y de ahí, la metrópoli.

 

Saludos Nommo, he tenido dificultades de conexión en este mes, pero parece que ya está resuelta.

Es muy claro tu comentario, comparto ese sentimiento de universalidad. Yo, sin proponérmelo, he escrito durante la vida varios poemas relacionados con el mar, y visto de conjunto tus palabras encajan con el significado que he ido formando en el tiempo.

Gracias,

Frank
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Somos Mar, pero ese Mar se distingue de sí mismo, porque le gusta manifestarse y latir.
Entonces, ya acrisola su propio Cosmos.
Y en ese firmamento, el Bien estará supeditado al Libre Albedrío.
Luego por tanto, tanto el Bien, como el Amor, se proponen, pero no se imponen.
De ahí, proviene la necesidad de paciencia. La paciencia es la madre de la ciencia.
Y con la paciencia, la propia disciplina. Puede ser que otros no me obedezcan, pero yo sí me voy a poner manos a la obra.

 

Lo tengo cerca pero siempre lo añoro, y cada vez que lo veo es nuevo. Bonito poema a la inmensidad que representa.

Saludos,

Palmira

 

El mar siempre nos invita a que tomar una pausa y reflejar,
en cosas importantes, y para gozar tambien, como en tu bello poema.

Saludos,

Fidel.

 

Gracias a todos, tengo muy poco tiempo pero no quiero dejar de responder.
Veo que somos unos cuantos los que necesitamos el mar. Yo también lo tengo cerca (isleño al fin) pero muchas veces me he preguntado por qué se vuelve para mi una necesidad, y a ratos tengo que quedarme ante su inmensidad y dejar que la mente navegue en sus aguas. Pero no tengo alma de marinero, ahí la contradicción.

Un abrazo para todos,

Frank
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El mar me encanta pues el sonido de sus olas da paz al alma y la brisa es como una caricia llena de ternura. Bello poema. Grato leerte. Saludos cordiales.

 

Es muy cierto Lourdes, a mi me ocurre exactamente igual. Yo vivo cerca de la Bahía de La Habana, más bien hacia la parte externa, es decir, cerca de la costa que está en la entrada de la Bahía. Toda esa zona de costa sirve de soporte a una amplia avenida llamada Malecón, y en la parte que da hacia el mar hay un muro constuido sobre los arrecifes, que hace las veces de contención a las olas, siempre que el mar esté relativamente tranquilo.

Ese muro, de no más de 1 metro de altura en sus partes más altas, acoge diariamnte a miles de personas, entre habitantes de la ciudad y turistas. que s ratos se sientan en el muro o caminan por la larga acera de más de 2 kilometros.

Pues esa es la ruta que hago cuando necesito escuchar ese sonido fabuloso de las olas que dicess en tu comentario. Hace unos 8 años fallecieron en el plazo de un mes, mi madre, que ya cumplia 97, y mi hermana, que no tenía los 60. Fueron semanas antes y después, de muchas tensiones acumuladas, y siendo el hijo mayor, de 4 hermanos, me correspondió ser la base fuerte de la familia en esos momentos, como 20 años antes, cuando falleció el viejo.

Pasados unos meses, cuando ya todo regresaba a la necesaria calma, y cuando ya mi misión estaba cumplida, fui al muro del Malecón y allí estuve penando no se por cuanto tiempo. El mar, siempre el mar.

Me alegra que tu mensaje me haya permitido revivir esos recuerdos.

Un abrazo,

Frank
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