El Mártir

Cantó la vida a los aires. Recitó una saeta que decía:

[center:7027b730af]"Cantor que canta la vida
le canta a Cristo su historia,
y a su historia le recita
Cristo: tenla en tu memoria".[/center:7027b730af]

Y se fue a las catacumbas en busca de los íconos que Laureano había dibujado.
Hacía alrededor de tres años que se había escondido. La luz solar no era más que un privilegio tempranero. Antes de que los aurigas y demás salieran a recorrer las calles de Roma, el podía salir a tomar aire. Aunque esas bocanadas de vida no eran más que una brisa nocturna.

Ahí estaba la imagen, la había encontrado. Era la Mujer quien aparecía. La decían de ser la madre del Maestro. Por lo menos eso le había dicho Juan. Aunque no había llegado a conocerla, la quería como tal. Había muerto ya, y con su hijo se reunió. Pero él todavía no creía en eso, aunque sabía que debía hablarle. Le habían dicho como, pero era muy complicada la oración. Un latino no aprendía arameo tan fácilmente.
Se sentó en la fosa, e intentó hablarle como le había dicho. Era muy complicado, así como la imagen difusa.

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Lo llevaron al estadio. Estaba repleto de gente. Tanto el calabozo como las gradas.
Nunca había pensado que le iba a pasar eso. ¿Pero que podía esperar el hijo de un funcionario?. Era traición al imperio. ¿Pero no podía él cantar simplemente?. ¿Tanto mal había hecho el Hombre?. Nunca lo dejaron respondérselo, ya que lo tomaron por el brazo, le cortaron las rodillas con la lanza, y lo lanzaron a la arena.
"Mortis!!!". Era lo único que se escuchaba. Era el apogeo del pueblo romano clamando por su muerte.
Y así aparecieron los bestias. Fieras. Sangrientas. Ya Marcos había sido el anterior, y parecía Laureano quien siguiera.
No podía moverse del suelo. La sangre le corría por la pierna, así como su vista se apagaba. Y se acercaban los leones a su lecho de arena roja. Y llégó el primer mordisco a su pierna. Su cuello. Su mano no era más que un mero recuerdo de su brazo, que prontamente lo fue del hombro.

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[center:7027b730af]Pater Noster, qui es in caelis,

sanctificétur nomen Tuum, [/center:7027b730af]

b][center:7027b730af]Cantor que cantó la vida
l
e cantó a mi Hijo su historia,

y a su historia le recito

Yo: tenla en tu memoria.[/center:7027b730af][/b]


[center:7027b730af]Y la memoria está plena,

donde el mártir regocija.

Pués en mi se acobija

por regalarme sus venas[/center:7027b730af]


Y vió la luz eterna, recita en coros blancos. Ya el mártir estaba libre de pena. Estaba a Su encuentro, por su historia.
Y eterno rezó acobijado, bajo el manto del ícono de la catacuemba a su Padre:

[center:7027b730af]Credo in unum Deum,

Patrem omnipoténtem,

factórem caeli et terrae,

visibílium óminum et invisíbilium.

Et in unum Dóminum Iesum Christum Filium Dei unigénitum.

Et ex Patre natum ante ómnia saécula.

Deum de Deo, lumen de lúmine, Deum verum de Deo vero.

Génitum, non factum, consubtantialem Patri:

per quem ómnia facta sunt.

Qui propter nos hómines et propter nostram salútem descéndit de caelis.

Et incarnatus est de Spíritu Sancto ex María Vírgine et homo factus est.

Crucifixus étiam pro nobis: sub Póntio Piláto passus et sepúltus est.

Et resurréxit tértia die, secúndum scripturas.

Et ascédit in caelum: sedet ad déxtram Patris.

Et íterum ventúrus est cum glória, iudicáre vivos et mortuos:

cuius regni non erit finis.

Et in Spíritum Sanctum, Dóminum et vivificántem:

qui ex Patre Filióque prócedit.

Qui cum Patre et Filio simul adorátur et conglorificátur;

qui locútus est per Prophétas.

Et unam sanctam catholicam et apostólicam Ecclésiam.

Confíteor unum baptisma in remissiónem peccatórum.

Et exspécto resurrectiónem mortuórum.

Et venturi saéculi.

Amén [/center:7027b730af]

 

me perdia este trabajo amigooooooooooo sin perdon besso te quiero luz

 

La verdad que no es la gran cosa. Mi fuerte son las editoriales.
Un abrazo,
Nicolai