El milagro repetido

EL MILAGRO REPETIDO

Una luz, la luz circunscribiendo el contorno de las cosas, el hazmerreír que da coces en la escena, que a duras penas, hace notoria la esperanza. Algo sobra desde que llegaron los emisarios del miedo a las plazas, a las terrazas espléndidas del sueño. Un acomodo de pasos en la vera. Otros caminos deben seguirse porque pederse es la consigna, llegar a puro pulso al centro del miedo, entresacar de sus muñones, sus rezagos, las ramas que serán el milagro repetido, en especial, el rubor, de unos cuantos pliegues cortando las certezas. ​

Una luz pudibunda baña las redondeces de las formas; una línea, que ínfima alarga las densas trayectorias, mientras se trasmutan las esperanzas en ese algo que otra vez regresa vacuo y preserva no del todo la preñez de una alacena vacía, de un esperar que saca de quicio las sombras de la espera.​