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El minuto del mundo

Tema en 'Prosa: Amor' comenzado por Chris hoe, 23 de Mayo de 2015. Respuestas: 0 | Visitas: 520

  1. Chris hoe

    Chris hoe Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    21 de Mayo de 2015
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    Género:
    Hombre
    ¿Y si me dejaras tocarte solo por un minuto del mundo?, ese lugar donde vives, llamado: inframundo.

    Y si yo te dijiera: que es aquel que me robo el sabor de la soledad, pero me acostumbre a él, que sin ser amigo me abrazo por la espalda atándome a la garganta, en pequeños nudos haciéndome pecar por cada minuto.

    Ese minuto me hizo favorecer que el placer del amor no es la duración de él.

    Si no aquel que me resonaba los besos que no di por perderme un segundo a tu lado, mendigando como una abeja, buscando miel a finales del verano.

    Ver tu falda entre tus costillas, como dejabas que otro te tocara mientras en sus manos escurría el don de labia y tú sin asco, yo solo observaba como te vendías.

    Amarrada aquella silla vieja, donde tomamos café y mis abrazos quedaron sin ser sellados, una estampa oficial me declaraba que ya eras una más de mis plegarias, aquel sonido sin ruido que me fue dado.

    Pero de donde sacaste tanto intelecto, que ni el vino más añejado se volvería fino sin ser probado.

    Ya sé que tus labios fueron maltratados con el trago de la traición, pero mi pensamiento más absurdo seria decirte: que el veneno lo di yo.

    Tu aniquilación pudo ser una sábana más tendía, para que al día siguiente tú recibieras a tu nuevo amado y lo taparas con cortinas.

    Para ti el porvenir no se vengaba de una ligera razón del pensamiento. Como el ábaco que no sabías manejar. Por la pereza de contar tú lujuria entre tantos labios acorralados, para ti eso no era tropiezo.

    El inútil para ti, era aquel que conquistaba por ser más pésimo en tomar que en enamorar, pero el sabio era aquel que si sabía eructarse por oler su pésima lengua, tú lo tomabas encantada a nivel de infierno, como en los cuentos encantados.

    Mi minuto de darte la perdición se volvieron sombras, porque mi silueta ya no merecía estar proyectada en tu cautela deshonra.

    Termine de empacar mi lujo, mi carta de despedida eran las joyas de la boda que nunca hubo.

    Hasta el pastel te compre donde decía: el que se coma un pedazo será el anfitrión de ser nombrado como amante para darle gusto a mi esposa entre tantas sorpresas ante mi aparición, solo querías el anillo con diamantes.

    Así fue como aquel que deseo lo mejor, ahora solo te desea que busques quien te robe el corazón. Porque este ya no toca al ritmo de tu letra, me canse de pertenecer a ser uno de más, de tu enorme orquesta.

    Para que no me recuerdes. Me llevo el gusto de haberte tocado por un minuto del mundo, eso que el mundo eras tú mi corazón.
     
    #1

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