El mito de Perfecto

Este hombre nació desnudo, sin nada más empezó a caminar entre nosotros. Emergió de la tierra como un sauce, tal cual en su primitivo estado era un auténtico hijo de los dioses. Él era un humano completo, sin ser varón no era mujer. “Perfecto” pues hay que llamarlo.

El “hombre Perfecto” caminó en la tierra hace cinco mil años, vivía cerca al mar, al lado de un riachuelo cristalino y bajo la sombra de una inmensa calabaza. Ese era su mundo destinado a ser recreo de la divinidad. Los descendientes de Perfecto nacían de la calabaza cuando esta florecía. Llegaron a ser miles y excavaron cavernas en los cerros y habitaron en ellas, a medida que Perfecto se multiplicaba su prole se dispersaba y los últimos en llegar a la tierra ya no podían disfrutar de la bendita calabaza… empezaron pues debido a las distancias a comer polvo y mientras masticaban maldecían en la mente a los dioses.

Llegó el punto decisivo en que ciertos hijos de Perfecto acordaron tomar algunas ramas de la calabaza y llevarse cada quien una hoja a su casa. Quizá para plantarla. Pero cuando hubieron arrancado su follaje a la plantita vieron que esta sufría y que de las heridas brotaba savia emulando lágrimas. Los hijos de Perfecto sintieron por primera vez culpa, se avergonzaron e hincados en la arena rasgaron la piel de sus muslos. Allí les sobrevino una tempestad, se dice que fue un viento terrible que los enterró para siempre debajo del desierto, otros cuentan que se trató de una ola inmensa que los arrastró a todos a la mar y se convirtieron en peces que hoy ya no se ven.

Sea como fuera solo Perfecto, el primero de todos se salvó y en completa soledad lloró a causa de sus hijos muertos y por de la calabaza arrancada desde su raíz… loco de sufrir se arrastró por inhóspitos parajes lamiendo las huellas de los desaparecidos. Llegó hasta la cumbre de una montaña y se durmió profundamente. Los dioses compadecidos germinaron una semilla en su ombligo y del centro de su vientre brotó una planta verde, verde como ninguna otra. Repentinamente el tallo se partió dejando salir de su interior una criatura extraña e incompleta: el primer varón, este se comió a Perfecto de afuera hacia adentro y cuando le hubo quitado toda la piel descubrió a la primera mujer…

Dicen que por eso el ser humano no es perfecto, porque se ha dividido en dos y para encontrar la otra mitad y volver al estado primitivo… casi, seguramente resulta imposible.