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El mundo al revés

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Orfelunio, 17 de Mayo de 2009. Respuestas: 0 | Visitas: 827

  1. Orfelunio

    Orfelunio Poeta veterano en el portal

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    El mundo al revés



    Después de llegar a la estación no sólo encontré al mendigo, sino también el objeto que aún guardaba en su poder, hice un trato con él y lo cambié por una cerveza y dos bocadillos. Se quedó tan contento, escupió entre el hueco de unos dientes sucios y oscuros, sin saber lo que me había ofrecido, o quizá reía sabiendo lo que me deparaba el futuro. Con el objeto en mi mano corrí a la casa de empeño. El objeto tenía una inscripción que no supe descifrar, el joyero comprobó que eran cuatro letras muy extrañas, tanto, que hubo que echar mano de la imaginación para descubrir: “E.M.A.R.”

    Por no conocer dicho metal su valor era desconocido. Me fui pensando en las iniciales, intentando dar nombre a cada una de ellas, el problema era saber en qué idioma estaban escritas. Inteligencia total válida humana, -pensé con una sonrisa incrédula.

    Así fue como conseguí que las encrucijadas me llevaran a un suceso escrito en la memoria del tiempo: "un mendigo, un misterioso objeto, y una inscripción" de imposibles iniciales, que sólo mi imaginación pudo darles forma, y saber, que su valía no era el metal en sí, sino su procedencia y su último destino. Fue visto y no visto, cuando vi al mendigo y me enseñó el objeto no llevaba dinero, fue gracias al conocido camarero que conseguí la cerveza y los dos bocadillos. ¿Qué hubiera hecho yo si no llego a encontrar al mendigo?, no llevaría la cerveza ni los dos bocadillos, tampoco llevaría el objeto. De nuevo me pregunté qué hubiera hecho si no llego a encontrar al mendigo. Llevaría en las manos, no un objeto de valor misterioso, sino una cerveza y dos bocadillos. Tenía hambre y no llevaba dinero, imaginé el mundo al revés, y no encontré al mendigo, pero sí al camarero, me comí la cerveza y me bebí los dos bocadillos. Me miré en los bolsillos y no encontré el objeto, busqué corriendo al mendigo. Me dijo que un buen hombre se lo cambió por una cerveza y dos bocadillos. Me senté junto a él, ¿era real el mendigo?. El objeto valioso nunca se ve. ¡Eh buen hombre!, le cambio este objeto por una cerveza y dos bocadillos. Lo siento pícaro viejo, una cerveza y dos bocadillos pues, soy camarero. ¡El mundo al revés!


    Un saludo
     
    #1

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