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El MURO DE BERLIN, ¡YA ES LEYENDA!

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Rafael Michel, 12 de Noviembre de 2009. Respuestas: 0 | Visitas: 2166

  1. Rafael Michel

    Rafael Michel Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    2 de Diciembre de 2008
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    [FONT=&quot]Desde la ciudad más visitada del mundo, Tijuana, Baja California; apreciamos que el hecho histórico de la caída del muro de Berlín es quizá el momento más importante de la leyenda del último cuarto del siglo XX. Con él se derrumbó no sólo la frontera artificial que dividía Alemania sino el edificio intelectual que permitió durante muchas décadas la supresión de la libertad en aras de la eficiencia económica y la igualdad impuesta. Lo derribaron no solamente la búsqueda de la libertad, sino la patente ineficiencia de la economía centralmente planificada.
    [FONT=&quot]Aunque ese evento no fue, ni mucho menos, el fin de la Historia, sí tuvo muy importantes repercusiones en el mundo entero: transformó a Europa Central y del Este, aceleró la transición china a la economía de mercado de Deng Xiaoping, consolidó el proyecto de la Unión Europea e impulsó iniciativas regionales como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), así como la terminación de la Ronda de Uruguay y la institución de la Organización Mundial de Comercio.
    [FONT=&quot]La caída del muro de Berlín tuvo el curioso impacto de obligar a México a reconocer su geografía y a aceptar su futuro.
    [FONT=&quot]El efecto no era, sin embargo, ni automático ni garantizado. El TLCAN fue producto de una decisión de Estado de Carlos Salinas, George Bush y Brian Mulroney; la caída del muro solamente sirvió para simplificar el diagnóstico de lo que convenía hacer.
    [FONT=&quot]Es un tanto irónico que a 20 años de la caída del muro, la profunda crisis económico-financiera de 2008-09 cimbre al país cuyo éxito anterior fue la causa de su colapso. La crisis va a tener consecuencias más profundas e importantes que la caída del muro que fue más bien síntoma del avance de la globalización, mientras que los problemas económicos actuales son causa y van a implicar una realineación y restructuración de las relaciones económicas hasta hoy subestimadas.
    [FONT=&quot]La crisis va a resultar, a pesar de todos los esfuerzos por posponer el ajuste, en un sistema financiero radicalmente cambiado: más pequeño, más conservador, más regulado, menos innovador.
    [FONT=&quot]La crisis marca también el inicio de la transformación del estadounidense como el consumidor de primera y última instancia, a uno más frugal y próximo al retiro, mientras que el consumidor asiático tendrá que moverse en sentido inverso.
    [FONT=&quot]Desde el punto de vista macroeconómico, esto implica que Estados Unidos tendrá que transitar de altos déficit de cuenta corriente, hacia una posición de exportador neto.
    [FONT=&quot]El éxito de las economías asiáticas en los últimos 20 años fue resultado de su expansión exportadora, de la disponibilidad de mercados en Estados Unidos y Europa y de su bono demográfico. Su crecimiento futuro dependerá ahora de la expansión de sus mercados internos. La alternativa, con todas las consecuencias políticas que acarrea, es no crecer.
    [FONT=&quot]Aunque el ajuste ya está empezando, está todavía muy lejos de completarse. Estados Unidos ya ha comenzado a reducir su déficit y China su superávit. La restructuración de los procesos productivos y de consumo transpacíficos está apenas iniciando.
    [FONT=&quot]De manera similar a lo que aconteció hace 20 años, es necesario cuestionarse qué hacer. Las estrellas están alineadas para que México compita de mejor manera con China en el mercado de Estados Unidos, y para que colabore eficazmente con éste para hacer de América del Norte una región exportadora neta, por varias razones:
    [FONT=&quot]—La depreciación del dólar con respecto a la mayoría de las monedas hace a la región más competitiva. Aunque es de esperarse que se den fluctuaciones en el tipo de cambio, la política monetaria y la situación fiscal de Estados Unidos apuntan a un deterioro secular de su moneda.
    [FONT=&quot]—La depreciación del peso con respecto al dólar estadounidense potencia la competitividad de México contra el resto del mundo, incluida China y el yuan.
    [FONT=&quot]—La clave para la competitividad industrial de Estados Unidos radica en la coproducción con México. El reciente éxito de Ford es producto de la fabricación competitiva del Fusion y el MKZ en Hermosillo.
    [FONT=&quot]—La crisis empieza a revertir el proceso de desindustrialización de América del Norte con respecto a Asia.
    [FONT=&quot]—México puede convertirse en el mejor antídoto para diversificar la exposición al alto riesgo chino en que han incurrido muchas empresas de carácter multinacional.
    [FONT=&quot]—México experimenta ahora el bono demográfico que tuvieron los asiáticos en los últimos años.
    [FONT=&quot]El aprovechamiento de esta disyuntiva no se dará, como en el pasado, tampoco de manera automática, sino que debe ser buscado de forma deliberada. Lo primero es el convencimiento interno del potencial de las exportaciones mexicanas como motor de crecimiento; lo segundo es desarrollar una propuesta y una agenda con Estados Unidos y Canadá para profundizar la integración y promover la exportación conjunta a otros mercados.
    [FONT=&quot]La reunión de APEC en Singapur es un buen momento para empezar. Los países del TLCAN deberían proponer en ese contexto un calendario firme para cumplir con los objetivos de Bogor y eliminar todos los aranceles de nación más favorecida en 2015, para todos los países de APEC. Las condiciones han cambiado y ahora es América del Norte la interesada en acceso a mercados en la cuenca del Pacífico y ya no China.
    [FONT=&quot]Ojalá México lo propusiera: marcaría el inicio del cambio.
    [FONT=&quot]Hace 20 años, en una semana como ésta, con George Spencer Bush en la Casa Blanca, el muro que separaba Oriente de Occidente, aquello con lo que habíamos sido criadas generaciones enteras, se caía de golpe y con él se venía abajo la convicción, la razón de vivir, de temer y de soñar de millones de personas.
    [FONT=&quot]Aquel muro —usado por John F. Kennedy con un sentido de oportunismo histórico al decir que ahí donde había un hombre libre había un berlinés, y que delante del muro se proclamaba como berlinés— reflejaba que si el comunismo hubiera nacido a la par de Cristo, se habría convertido en una religión alterna, y que cuando Marx escribió que la religión era el opio del pueblo olvidó agregar que nadie puede vivir sin dioses.
    [FONT=&quot]El día que cayó el muro no respiré más tranquilo, siempre me asoló una pregunta que aún me hago: ¿y ahora qué? Porque el muro representaba una religión para millones de personas a quienes convertimos en bastardas de la historia. Era como las columnas de Bernini en la Plaza de San Pedro, un sitio por donde no transitaba la falta de libertad sino donde se acentuaba la fortaleza de una creencia.
    [FONT=&quot]Visité el Berlín del muro varias veces, la primera en 1975. Me sobrecogió la experiencia de pasar a ese burdel de la libertad que era el Berlín occidental.
    [FONT=&quot]Recorrer las entrañas en las que Hitler construyó su nido de Águila y volver a la superficie para encontrarse con una Alemania democrática y popular significaba un viaje en la montaña rusa del terror, en el que al salir del tren subterráneo lo primero visible eran las botas de los vopos, oficiales quienes alguna vez habían sido guardias de Auschwitz.
    [FONT=&quot]La mirada inquisitiva del vopo ponía a temblar hasta al más convencido comunista de la KGB al pensar que en cualquier momento le dispararían. Siempre me pareció terrible reconocer a los guardias de Auschwitz vestidos como vopos y ya no defendiendo al Führer de los mil años, sino al dios de Marx.
    [FONT=&quot]Al salir y cruzar la aduana te encontrabas con todo menos el mármol del glorioso pueblo de la República Democrática Alemana, todo menos el alambre de púas del muro de Berlín, todo para recordar una y otra vez, como se hace en las catedrales construidas sobre las ruinas de los templos ancestrales, que un dios desplazará a otro y que su venganza siempre será terrible.
    [FONT=&quot]Lo más impresionante era llegar al Palacio de la República, donde los diputados del Volkskammer elegidos por el partido representaban al pueblo de la República Democrática Alemana, y donde la guardia permanente y una llama perenne recordaban a las víctimas del fascismo.
    [FONT=&quot]Y mientras se cruzan las puertas de Babilonia en el Pergamon, uno piensa a dónde fue Jerjes el Grande, de qué sirvió Alejandro, porque si antes estaban las SS nazis, ahora estaban los vopos, y para que no quedara duda, un poco más allá estaban los tanques estadounidenses que mataban igual, pero con libertad.
    [FONT=&quot]Desde mi primera visita a Berlín entendí enseguida, viendo la inmensa torre de televisión ubicada en Alexanderplatz, que el aire era imparable y que ese muro ya estaba hundido, carcomido. Podía oírse desde el Oriente —pese al alambre de púas, al cemento, al granito, a las botas de los vopos y a sus metralletas— la música de Occidente. El aire que venía no era capitalista ni comunista, era un aire que respiraban a borbotones los jóvenes de uno y otro lado.
    [FONT=&quot]Que el comunismo fuera inviable se debió a muchas cosas, pero sobre todo a vulgaridades como la de levantar un muro.
    [FONT=&quot]Se cayó el muro de Berlín, y a partir de ahí, el mundo libre, el más democrático, fracasó completamente. Los países vencedores de la Segunda Guerra Mundial fracasaron; unos, por su ideología y su falta de libertad; otros, porque les faltó el sentido de solidaridad que amparara la libertad de los demás con un proyecto viable en el que cupiéramos todos.
    [FONT=&quot]La fiesta de la libertad trajo para Occidente un gran fracaso. Pudimos haber sido capaces de concebir un sistema para demostrarles que la libertad no se convertiría en su peor pesadilla, pero no lo hicimos.
    [FONT=&quot]Todo lo dejamos a la mano del mercado y éste falló. A las únicas que liberó el nuevo dios, de momento, fue a los miles de mujeres bellas de entre 16 y 30 años de edad convertidas en prostitutas en Occidente.
    [FONT=&quot]Con la caída del muro debieron derrumbarse también los presupuestos de defensa de los ejércitos combativos, pero no fue así. Justo después del derribo del muro, cuando todavía se podía toser por la tolvanera de los escombros, comenzó la tormenta del desierto, para demostrar que, aunque la industria de la intolerancia había perdido una batalla en Berlín, seguía con su guerra eterna.
    [FONT=&quot]Siempre me pregunté cómo era posible que el mayor colapso ideológico del que tengamos conocimiento no haya arrojado una universidad para estudiar el comportamiento humano, y a la fecha me pregunto cómo un mundo hecho sobre las cenizas de otros mundos no descubrió que el hueco abierto por la caída del muro sería llenado por el dinero o por Alá.
    [FONT=&quot]Hoy otros muros reaparecen en las formas de una segregación religiosa que es igual de cruel que el comunismo, y en la secesión de las minorías en nombre de una falsa lucha por el progreso y la paz.
    [FONT=&quot]Naturalmente, quienes no tenían libertad, quienes murieron al intentar cruzar el muro de Berlín, todos aquellos para los que el derrumbe significó cambiar la vida, sintieron una gran alegría; la pena fue que no hiciéramos un mundo entero de liberados con la caída de ese muro...
    Bueno, desde éste lado y según la leyenda, así se aprecia todo.
    Pero
    ¡Nada es verdad ni mentira, según el cristal desde dónde se mira!
     
    #1

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