El náufrago

La lluvia cesó después de los 1000 días de tormenta. El cielo despejó las dudas y el corazón ya no pidió respuestas. El mar rompió la espera y las lágrimas virtieron a la tierra de nueva vida.

Ya no había más inundaciones en el alma, los pensamientos estaban ordenados y la vida prosiguió con su rumbo.

No había pásado que revisar, ni culpa que mitigar. Aún habían suspiros en los días soleados pues la sensación de extrañar lo que fue; tenía el hilo del anhelo atado al barco que ahora no tenía navegante.

Solo existia un náufrago viendo el horizonte del presente donde le esperaba...amor propio.

 

Una prosa cargada de emociones y sentimientos por mitigar la culpa.
Un placer, saludos.