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El niño

Tema en 'Prosa: Surrealistas' comenzado por El mentiroso, 25 de Enero de 2010. Respuestas: 1 | Visitas: 722

  1. El mentiroso

    El mentiroso Poeta recién llegado

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    30 de Noviembre de 2009
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    -Leeme otra vez el cuento, abuelo

    El abuelo se hundió plácidamente en su sillón, y bajo la luz cálida de su lámpara cogió de nuevo el libro infantil, decorado con motivos invernales. Con una sonrisa complaciente, que iluminó sus arrugas sabias, miró a su nieto, que le miraba atentamente sentado en la alfombra.

    -Lee, abuelo, lee.
    -Se paciente hombre -le revolvió sus rizos rubios con la palma de su mano- si ya te lo sabes enterito.

    Carraspeando un poco, el abuelo abrió lentamente el libro y comenzó a leer, paladeando las palabras y entonando suavemente. Su voz rebotó por la habitación, a oscuras si no llega a ser por la lámpara, que hacía que, abuelo y nieto, saliesen de la sombra como si de un cuadro de entrañable escena doméstica se tratase. El silencio era sepulcral, el niño devoraba literalmente las palabras, las hacía suyas, casi las tocaba. Sus ojos se iban haciendo más y más grandes, clavados en la frente orgullosa del anciano. Sus manos crecieron poco a poco, sus piernas se estiraron como un chicle a lo largo de la alfombra, sus ojos fueron volviéndose extraños, con un brillo metálico desconocido y su boca se entornó en una mueca de ironía cruel. Mientras el niño multiplicaba su tamaño y hacía suyo el tiempo, el abuelo seguía impasible, sin enterarse de nada, metido en la entonación del inocente cuento infantil que comenzó a ser ciertamente discordante con la escena. El niño, ya enorme y amenazante, se alzó sobre sus piernas y comenzó a reír sonoramente. A su espalda explotaron muy ruidosamente toda la vajilla elegante colocada en un antiguo mueble de madera, y el abuelo, que parecía ya una hormiga comparado con el gigante de rizos rubios que estaba delante suya, levantó la vista. El terror, gracioso, si se me permite el paréntesis, se reflejó en sus ojos y abrió la boca como intentando hablar. Pero, claro está, las palabras se le ahogaron en la garganta y bastardamente asustado se encojó sobre si mismo. El gigante no pudo reprimir su risa por lo patético que resultaba aquel agurradoy blanquecino y ya casi podrido ser que buscaba escondite bajo el cojín de terciopelo. Resultaba patético, resultaba demasiado patético como para que esta escena sea tomada en serio por alguien. Fuese como fuese, la mesilla optó que ya tenía que terminar, se había alargado demasiado la cuestión y el clímax gritaba ya para llegar. La muerte, llamaba a la puerta pidiendo turno, con su túnica roída y con manchas de sangre (la lavandería cerraba ese día, era festivo). Pero esperen, buenos amigos, todo llegara.
    Con una mano, que ya era del tamaño de una mesa o de un estadio de fútbol (depende de si eres omnisciente subjetivo o forofo futbolero), cogió la blanquecina cabeza, y alzó al patético por los aires, que quedó pataleando como una cucaracha panza arriba. Los muebles sonrieron, todos sonrieron y comenzaron a susurrar ACABA CON ÉL ACABA CON ÉL ACABA CON ÉL. Pero la inocencia no había desaparecido todavía, el juego era una ocupación noble en estos casos, en aquellos tiempos, y el gigante se divirtió largo rato, convirtiendo al abuelo en una marioneta y a él mismo en el marionetista que entretiene a un público pudiente. Le hizo, al ritmo del fox trot, dar unos pasos deliberadamente patosos que encantó a niños y a mayores para después dar un salto en el aire y estamparse sonoramente contra el techo para deleite de las señoras con abanicos de blancos dibujos. El público se le entregaba, sin duda, y aplaudían y gritaban y explotaban sus cabzas plenos de máxima y pura felicidad.

    Si es que alguna vez hubo algún Dios sin duda fue este escapista de la infancia que dominó durante unas horas la habitación tranquila y el sillón trasquilado. Mira, neonato, como él domina al tiempo, domina el infierno y la podredumbre con manos firmes y sonrisa irónica y aprende mucho. Porque él, es. Y es el único de todos nosotros que puede llegar algún día a llegar a existir.
     
    #1
  2. ROSA

    ROSA Invitado

    vAYA MENTIROSO, cuentame otro porfa, este me alucinó, un abrazo
     
    #2

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