El óleo en blanco

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[FONT=&quot]Soy un extraño, un huérfano mirando un óleo en blanco. [FONT=&quot]Parece como si el destino apuntara su navaja sobre mi mano y desde la nieve del cuadro surgieran llamadas de socorro. No, no existe óleo en blanco en el mundo que me obligue a pintar lo que no amo, nada brota que me arrastre a contemplar lo que odio, mientras haya colores, estrellas y labios.
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Me pregunto por qué no pintar el beso entonces.
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Tanto beso a la deriva, tanta carne abierta y yo, antes del rugido, con los labios temblando. Yo quiero pintar un beso entero, porque ese cielo existe, yo he visto en sueños ese cuadro.
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Silencio, esa blancura me ladra, estoy buscando un galgo para perseguir mi cuadro.
[FONT=&quot]Se tratará de un beso donde pintaré un nuevo tipo de manos. Quizá perfile unos labios con un grano de arena; o un labio que se abra al cielo como flor-silvestre; o un beso con sus humedades abiertas a la tormenta; o ajustado al deseo de las alas del beso-libertario; o quizá esconda el beso-púdico cerca de su pecho salado, así el beso podría estar más oculto que enterrándolo en la otra boca, inclusive trasnocharía cada noche debajo del lino de su camisa blanca...
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Cuidado con los temblores, los labios tienen mucha sensibilidad a los columpios de ternura.
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Lo que siento del cuadro, es que tendría que estar pintado con la perfección del silencio.
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Primero tendría que estremecer el óleo; luego azular y planchar perfectamente el beso, porque si no, del cuadro saldrían los caballos rebeldes huyendo de los dedos del beso y se vería todo pintado como con mucha sed. Incluso el cabello[FONT=&quot], habrá que ajustarlo suelto, como el de los jinetes derrotados, [FONT=&quot]o el te quiero a la francesa, el de más abajo de los labios, que parezca paloma, o los [FONT=&quot]párpados que ahora imagino como galeotes en un barco, habrá que tener cuidado, porque todos podrían salir reflejados en el cuadro con mucha hambre. Y eso no quiero, porque al espectador del cuadro le condenarían a no-volar, a rozar meramente la alegría, sentenciándolo a vagar por las calles y seguir siendo parte del mundo.
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Esas manchas de duda en el árbol del óleo no-quiero,[FONT=&quot] porque me siento un manzano desnudo que se ensombrece con el humo de los trenes, podría acabar, mi desconocido amor, en que mi boca apenas supiese nada de mí, y hoy sé d[FONT=&quot]el beso que mana de mi boca, y sé del amor que mana del beso, y tú no sabes que para ti quiero dejar de ser extraño.
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Entre el beso-dado y el beso no-dado, un marco espera engendrar su cielo.
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Una mano manchada con variados oleos improvisa su camino. [FONT=&quot]El cuadro de un beso que busca distintos colores es sólo un corazón. Colores y sabores de boca, o de lengua, dan igual, todo lo contendrá, excepto lo que espera el preguntón que mirará el cuadro. Así, mientras contemplo cómo podría terminar mejor el beso del cuadro, mis dedos van pintando el violín en el beso, y mis manos guardan un martillo junto al marco, porque nunca se sabe.
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Cada vez advierto más terminado mi cuadro, mis dedos van crispándose con el pincel, van enfriándose, están dejando de ser míos. Cuando el color blanco desvanece por el ataque de los colores, el marco adquiere el leve color de la somnolencia y, mientras el cuadro comienza surgir ruidoso, a mi boca la risa le va durando hasta más allá de Granada. Y así, cuando en el beso advierto como su boca se torna manzana de amor pendida de su rama, el amor asalta mi niñez y flota mi locura de pintor.
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No sé si el observador de este cuadro podrá ver cómo intenté rasgar las cuerdas de la tristeza, porque el beso besa en unos labios aún sin boca.
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No sé si el espectador verá en él la luz, quizá hubiera preferido que el beso dormitara en sus labios o disfrutara en sus labios el beso dormido.
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Pero, este es el cuadro del beso entero, un beso que nada en tiempo muerto, donde el óleo es asesino de mi otro yo, la cabeza la pieza del mapa y de sus pinceles brotó la región del sol.
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Es el cuadro de un beso desnudo, que circula de los ojos al latido del arco iris, en su cuarto color.
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Ahora, deberé volver a la vida por este terminarse de las cosas. O irme a la pensativa cama, que ya es el día de la medianoche. Espero que la almohada me resucite un nuevo cuadro de la tumba. Aunque mirando este cuadro, esos ojos que engullen las estrellas, esos vestidos opacos donde a través se filtra el claro, esos detalles que no tienen noche ni día, siento que, la persona que vibra en medio del enredo de colores que permuta este cuadro, siempre amanecerá.


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[SIZE=4][COLOR=Black][FONT=&quot]Chus Soriano[/COLOR][/SIZE]
[FONT=&quot][FONT=Times New Roman][SIZE=4][COLOR=Black]Soombras[/COLOR][/SIZE]






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Es una maravilla este cuadro, meterse en él es adentrarse en las profundidades del beso y no querer salir de ahí...

Un beso,

Acuario

 

Cuando lees ya estás en el beso, cuando respiras en el sueño, también. Estas ahora mismo, muack, estás.
Gracias Acuario