El Pacto

El crujir maldito del manto pavoroso de aquella malhadada dama hace sufrir de congoja y duro pundonor a un aldeano joven que se ha enamorado profusamente de aquellos ojos que centellean crueldad infinita;pese a las desavenencias que castigo de fatalidad en ciernes ensombrece su pálido semblante de diosa todopoderosa de la crueldad centelleante en partenón glorioso divinizado.El chico,sufriendo como un perpetuo condenado al no intuir ni el menor resquicio de amor maldito por parte de aquella aciaga fémina,decide pactar con Satanás para que tal numen aberrante de espíritu rebelde pero misericordioso para con los desesperados,hechice el corazón de tal furibunda mujer.Se apostan en una noche de viernes trece ante el crucero de un santo ensombrecido por la radiación astral de la inmaculada luna en fase de cuarto menguante,y se le exige al joven mancebo la eternal diadema de petrificado jazmín en espíritu vaporizado.Este consiente,y al cabo de dos noches pasadas fulgurantes como el aroma fúnebre de un ciprés de cementerio aterrador y ensoberbecido con el eco lastimoso de vivos durmiendo viles pesadillas en ataúdes entreabiertos,la mujer se enamora violentamente del efebo perplejamente triste...pues acaba de intuir para su espanto de espinas venenosas que aquel objeto siniestro de su adoración es ni más ni menos que la reencarnación del alma inmortal de su difunta madre.