El padre que hace de juez

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Me acerco y anoto sus nombres… Es algo que no suelo hacer, pero me movió a ello el que alguna de sus caras me era familiar. Eran cuatro adolescentes a los que RENFE había demandado por pintar un vagón con un grafiti. El psicólogo del Equipo Técnico me había comentado que esa acción era para ellos algo así como un rito de iniciación para hacerse “mayores”.
Al presentarse descubrí al mejor amigo de mi hijo Juan que, como sabe a que me dedico, nunca me habla de “incidentes juveniles”. Comencé el juicio pensando que podía estar juzgando a mi hijo.

 

Un relato que denota con gran acierto el significado de la acera de enfrente. Hay dos visiones y no conocemos las vueltas que da la rueda de la vida. Un gusto leerte. Saludos venezolanos.

 

Somos jueces, lo queramos o no de nuestra propia sangre.FELIZ NAVIDAD

 

Gracias Joblan...en tu relato NO FUNCIONA...reflejas esa contrariedad de la vida y me gusta como lo haces...un abrazo, lorenzo.

 

Tienes razon rosa..y quizas seamos los peores jueces...de nuestra propia sangre...porque con los nuestros solemos marcar un alto nivel de exigencia...Quizas tengamos que asimilar más que estamos de paso y más que dejar huellas lo importante es saborear la vida: En tu poema LA VIDA NO ES PARA SIEMPRE dices "una vez quise dar de aval mi vida para conseguir un prestamo de felicidad y me lo denegaron por no tener titulo de propiedad"....