El pecado que arrastres

A pesar de mis exigencias, mis limitaciones son grandes, tengo a un muerto en mente, pero dudo de la veracidad espectral, quizás haya falsedad en su andar, me aterra la idea que me deseche y pueda irse con tantos sacrilegios.

Y entonces, ¿Qué quedará de mí?

Me imaginó que solo carne podrida, despojos de mi alma, huesos blanquecinos y un fétido olor a muerte: no quiero volver a sufrir y que mi amiga la hipócrita llama "desdicha" vuelva hablarme, ni tampoco quiero llorar y que mi amigo el llamado "melancólico" vuelva a dormir en mi cama; la verdad es que me cae mal, o aún peor, venga mi enemigo llamado "depresión" junto con su aliado llamado "suicidio" y terminen por acabarme.

Quiero, pero al instante no quiero, me resultas difícil de comprender, me resulta incómodo el pensar en que estarás haciendo, si seré yo causa de tu insomnio, me preguntó a cuántas más estarás cautivando, pero la procedencia de evidencia es borrada.

Te advierto ser nefasto, maquiavélica y sínico, si tienes la fuerza de llevarme hacía otro camino sin cruces, serás bienvenido, pero si no es así, serás maldecido por tu propio pecado: yo misma me encargaré de ser el pecado que arrastres. ​