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El poeta ( capitulo 2: El bosque de los sueños )

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por JLA, 18 de Noviembre de 2011. Respuestas: 0 | Visitas: 360

  1. JLA

    JLA Poeta asiduo al portal

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    EL POETA

    Capitulo 2: El bosque de los sueños

    Me adentre al bosque exaltado, con mucho apuro, Corría atravesando con mi cuerpo las ramas de los árboles, Tropezando con una que otra roca, Y pisando el barro húmedo que se tragaba mis pies sin cuidado, Al correr ya un buen rato mis piernas respondían tiritando, Llovían gotas de sudor de mi frente callada, y decidí sentarme a descansar un poco. Siempre he sido una persona que aprecia los momentos, Más que nada los elementos que componen estos, Más que las situaciones, o las acciones en si, la calma que alberga en sus compuestos, Casi como si fuera una pintura antigua, Y yo estuviera dentro de ella. El silencio de este bosque era un paraíso, Música para mis oídos, Moje mi cara con un poco de agua que corría desde un pequeño río transparente y comienzo a sentir como sonaban las hojas, Y trinaban los pájaros a lo lejos, Como caía la silueta del árbol en mi lomo, Como cantaba el grillo al compás de la orquesta, Podría vivir en esta instancia por siempre, Y ser completamente feliz. No tardo mucho para que anocheciera, La aurora ya casi era invisible y debía moverme rápido, Buscar la carretera, Más tarde ya no vería nada. Al caminar comencé a tener recuerdos frecuentes de mi amor con angélica, El día en que la conocí por ejemplo, Había ido al teatro a ver una obra universitaria, Era un momento culminante de mi vida, en donde me encontraba lleno de sueños y fantasías, pero a la ves aspiraba a una sensación de depresión y incertidumbre con el mundo que me rodeaba. Estuve sentado muy atento y callado toda la obra, Solo, Como me la pase gran parte de mi juventud, Y a la hora de cerrar el telón la gente aplaude, se comienzan a parar, y se marchan despreocupados. Pero yo me quede ahí sentado, calmado, Más bien preocupado, Con un poco de angustia que me había dejado aquella dramática obra, De un hombre que se suicida tras matar a su esposa y sus tres hijos luego de un ataque nervioso. Me quede petrificado, Luego de esa escena bajaron las cortinas como si nada hubiera sucedido, Todo seguía normal, La vida, Con toda su naturalidad continuaba, Pero yo, yo no podía irme sin esperar que alguien me dijera, que todo eso era mentira, Que la obra era mentira ! quien me lo diría, Es cuando la veo a ella, Sentada en la fila de al lado, Con una mirada perturbada casi tan exagerada como la mía... Al darse cuenta que la estoy mirando da vuelta su rostro sutilmente, El tiempo parecía ir en cámara lenta, Y sus rubios cabellos rizados se movían como danzando, Fue cuando nos miramos por primera ves, Luego no volví a padecer hambre de amor, aquella mirada le otorgo sentido a mi vida de un segundo para otro, Y expulso toda sensacion divina que sentía yo aquí adentro, Así fue como escribí mi primer poema dedicado a ella "Miradas" " Sentado, Más bien caído, Me tropece con el incienso del viento, Será que la lluvia a dormido, Será que el amor se ha vestido, Y será tu perfume de ilo, Un eslabón en mi cuerpo tremendo. Te mire, Como muerto el velero, Me miraste con sonido de aurora, Tus ojos de luciérnagas y olas, Al tiempo lo volvieron de yeso, Ahora, Ahora es que veo, Y anclo a tu alma mi pecho, Miradas, Del sol infinitas, De la noche ambulante, De la voz sin cenizas.". Ya era de noche en el bosque, No podía distinguir en la obscuridad con exactitud donde ni que era lo que pisaba, Solo la luz silenciosa de la luna me guiaba tragándose los restos que quedaban de la negra sombra del bosque, Cuando de pronto veo a un búho parado sobre la rama de un árbol, Como señor de la noche, Mirándome con sus amarillos ojos penetrantes, Con desafío como si fuera un entrometido, Un peligro para su amado hogar, Me sigue mirando completamente quieto,pero persiguiéndome, Solo, exalando su particular sonido de trino rocoso, Que parecía destrozar toda simetría del bosque, De Pronto el búho comienza a crecer, De manera mágica se empieza a hacer más y más grande, Se rompe la rama y cae a la tierra del bosque parado junto a mi como de cemento, más grande que mi mismo porte, Entonces entendí que estaba en un sueño, Debí quedarme dormido en algún momento del camino... Comenzo a surtirse la niebla por los rincones, Las ramas de los arboles se golpeaban feroces, Y un miedo gigantesco comenzo a abordarme por toda la piel, Me agache enfrente de sus plumas, Rogandole que no me hiciera daño, Su imagen era completamente abrumadora, Sentía que moriría en cualquier momento, Era más que una pesadilla, Era como estar asfixiado, desprotegido, vulnerable a todo daño, Un fuerte vendaval comenzo a acechar la ocasión y el búho seguía mirándome fijamente, Esta ves con sus ojos tremendos, Enormes !, Del porte de la luna llena, Parecían tragarse mi alma despacio, Yo temblaba desesperado, Cuando en un segundo aparece detrás mio angélica, Me toma de la espalda, Me da la vuelta, Y entremedio de este caos nos abrazamos. Comienza a gritarme asustada, Con miedo, "Me muero, me muero, Dejame ir ahora..." Le sostengo sus manos con fuerza, Y le imploro que no me deje, Cuando siento el espectro del búho encima de mis hombros, Miro hacia atrás petrificado y allí estaba, Esperándome, Forzándome, Apoderandose de todos mis sentidos, Intento devolver la mirada a donde angélica pero ya no estaba, Era demasiado tarde, Me levanto del piso y comienzo a correr desesperado por el bosque vestido de miedo, En cada rincón, En cada tronco que veía, mi desesperacion era una tormenta, Golpeaba todo lo que podía sentir, Y lloraba, Como un bebe que recién nace, Como una vida que muere adolorida en su momento... Llegue al borde de un río, Que mas bien parecía una laguna, Me senté al lado de un sauce, Y comencé a intentar calmar mi pálido cuerpo, Mire el agua somnoliento, Cuando esta comienza a moverse veleidosa, Sale desde su superficie la cabeza de un cocodrilo, Que haciendo sonidos y movimientos bruscos me mira dirigiéndose a mi, Como enfurecido, Como desesperado, Con sus ojos llenos de fuego con ganas de devorarme, Se podía percibir su enojo en el aire tan denso, Cuando miro a un lado y veo a un bebe recíen nazido acostado en la tierra como en cualquier instancia, Con sus sentidos llorosos, Y sus cabellos negros, Yo le miro con los ojos cristalizados, Y una sorpresa de ni saber donde me hallo, El cocodrilo comienza a morder, Casi alcanzandome, Salí corriendo lo más rápido que pude... Sentía que enloquecía en mi propio sueño, Era una pesadilla, Tantas emociones revueltas que pasaban como un huracán, ya no podía soportarlo, Me senté en una roca, Más alejado del río, Esperando despertar de esto, Mire el cielo estrellado, Con una ultima caricia desvestida de mi sueño, Contemple la inmensidad que me rodeaba, Y senté la cabeza al suelo... Cuando comienzo a escuchar pequeñas pisadas en las hojas que vivían regadas en el bosque, Pisadas minúsculas, Como las de un niño, Será mi hijo pedro, Me pregunte en un segundo, angélica, o quien... Me doy vuelta extraviado y veo a un "perro" cualquiera, que caminando inclina la mirada y se sienta melancólico y abandonado, Triste, Como el eclipse de la muerte y la vida, Con su mirada marchita, Sin colores, Su pelaje estropeado, sucio, roñoso. Sus orejas caían desmayadas y parecía oírse un gemido casi invisible, Estaba tan triste ahora, Mirándolo ahí calmado, Tan parecido a mi, Que extraño me siento, Y no dejo de girar en mi mente, Depronto comienza a amanecer, Se escuchan los pajaros recibiendo a la callada mañana, Desvistiendo sus telas con el celeste entrometido, Y mariposas empiezan a salir de las plantas y de los arboles, Mariposas azules, maravillosas, eran decenas, luego centenas, miles !, Volando por todo el bosque, Felices, Alegres, Incapaces de padecer cualquier mal, Eran perfectas, Y las veía y me sentía tan alegre, Tan a gusto, Volaban por todas partes fugazmente, Eran Escarchas azules en el aire, Depronto donde se hallaba sentado aquel perro veo a angélica nuevamente, Levantandose con la mañana tan encantada, Me acerco lentamente, Le miro a los ojos detenido, Y le beso sus labios rojos y gruesos, Caí desmayado entonces, Debajo de un millón de mariposas azules.

    Capitulo 3: La carroza roja ( en proceso )
     
    #1
    Última modificación: 18 de Noviembre de 2011

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