El primer árbol...Cuento de navidad.

Ahora es cuando siento el frío hasta los huesos, de niña no recuerdo haberlo sentido así, tal vez estaba tan enfrascada en la emoción de las fiestas que eso pasó a un segundo plano.

Desde siempre he tenido la loca costumbre de ver a lo lejos las ventanas de las casas por las noches, más aún cuando voy en el transporte público. Así me la pasaba yo cuando niña, colgando mis ojitos de las luces de colores que anunciaban la navidad y que adornaban las cornisas, pero existía algo que entonces siempre anhelábamos yo y mis tres hermanos, tener un árbol de navidad. Mi madre lo sabía y creo se ponía muy triste.

Nuestra casa constaba de dos habitaciones muy pequeñitas, nuestra condición era de las más humildes y bueno, se carecía de muchas cosas, siendo niños no reparábamos en eso, teníamos mucha imaginación y con eso nos era suficiente.

Aquella navidad fue diferente y la que marcó la pauta para muchas cosas en nuestra vida, recuerdo que estábamos solitos los cuatro resguardándonos del frío y tomando café negro con canela bien calientito, cuando entró mi madre con algo en las manos, era la rama de un pino que arrancó de por ahí y una bolsa de plástico.

Entró directamente a donde estaba la estufa y sacó un bote de leche que al parecer había guardado hace tiempo, salió luego al patio y lo relleno con tierra de maceta que hasta la fecha no se de donde sacó, colocó la rama de pino fragante a modo de que quedara bien derechito y entró nuevamente a la casa.

Quitó las cosas que tenía ella en una repisa cerca de la única ventanita de la casa, puso un papel brillante y con el sobrante del mismo cubrió el bote viejo. Emocionada nos invitó a que le lleváramos la bolsa que había dejado sobre la mesa.

Me acuerdo que yo la destapé: había una caja de esferitas muy pequeñas en color azul subido, seis en total y dos bolsita de “pelo de ángel” también en color azul, pero más claro.

Aquella rama de pino arrancada de no se en donde, fue nuestro primer árbol de navidad, que entre los cinco adornamos felices y emocionados, mi madre lloraba al vernos colgar las esferas y extender divertidos el suave pelo de ángel.

Ahora ya mujer, también lloro cada vez que lo recuerdo…©

AUTOBIOGRAFICO.

 

Precioso y sentido relato de tus recuerdos. Me gustó, coincide con mi historia un poco, antes no había la abundancia que hay hoy en día y cualquier cosa, por pequeña que fuera nos ilusionaba un montón. Un abrazo amiga y estrellas y reputación para ti.